El problema del sector p¨²blico
Aunque las Cortes han devuelto al Gobierno el presupuesto para que ¨¦ste corrigiera los errores de hecho que se hab¨ªan deslizado en su confecci¨®n, las cifras hechas p¨²blicas ponen claramente de manifiesto que si persisten las tendencias normales de desbordar las previsiones presupuestarias iniciales 1977 ver¨¢ c¨®mo, por primera vez, el presupuesto superar¨¢ el bill¨®n de pesetas. Si a ello se a?ade el presupuesto de la Seguridad Social y los gastos de las entidades aut¨®nomas y administraciones p¨²blicas, nos encontramos con un total de gasto p¨²blico que, aunque muy mal conocido, es muy importante.Claro est¨¢ que, llegados a esta afirmaci¨®n, deber¨ªamos tener en cuenta las magnitudes absolutas y, relativas del gasto p¨²blico en otros pa¨ªses que nos son pr¨®ximos, pero no es este el tema de este art¨ªculo: refugiarse en las comparaciones internacionales para afirmar el raquitismo de nuestro sector p¨²blico, es, me parece, olvidar las circunstancias en que nosotros nos movemos.
Creo m¨¢s bien que el an¨¢lisis a efectuar debe ser m¨¢s cualitativo que cuantitativo y en este campo no creo que sea posible efectuar casi ning¨²n tipo de comparaciones entre la eficacia del sector p¨²blico nuestro y el de otros pa¨ªses de nuestro nivel.
Aqu¨ª nadie ha tenido nunca demasiada fe en la Administraci¨®n -salvo los empresarios de acci¨®n concertada- y se ha permitido que el sector p¨²blico fuera creciendo sin orden ni concierto y sin que alcanzara unas cotas m¨ªnimas de eficacia y de productividad social.
Creo que el hecho es grave en momentos, como los actuales, en que el juego pol¨ªtico pone en evidencia que el pa¨ªs necesita de una Administraci¨®n correcta, sin la cual los vaivenes pol¨ªticos naturales en cualquier sistema que entre en la senda democr¨¢tica podr¨¢n producir una par¨¢lisis de desaliento entre los funcionarios que puede llegar a ser extraordinariamente grave a?adida a los ya baj¨ªsimos niveles de eficacia a que est¨¢ acostumbrado a trabajar el funcionario p¨²blico espa?ol.
La crisis pol¨ªtica, natural despu¨¦s de cuarenta a?os de autoritarismo personal, no puede repercutir en m¨¢s bajos rendimientos de la Administraci¨®n, pues en tal caso a los 800.000 desempleados existentes en estos momentos y que no aportan nada a la creaci¨®n de bienes y servicios habr¨ªa que a?adir los miles de funcionarios que quedar¨ªa de restar los te¨®ricamente en activo a los efectivamente en funciones.
Me parece, de por s¨ª, grave que el sector p¨²blico espa?ol pueda absorber, sin parpadear, a todos los funcionarios sindicales sin saber muy bien lo que va a hacer con ellos a trav¨¦s de la ?Administraci¨®n Institucional de Servicios Socio-Profesionales pero me parece, a¨²n, m¨¢s grave que un tema tan delicado como el de la eficiencia global del sector p¨²blico pueda tratar de despacharse en un escueto art¨ªculo de un decreto ley de Medidas Coyunturales: me estoy refiriendo al art¨ªculo veintis¨¦is del R. D. L. de 8 de octubre en octubre en que se dice ?con objeto de obtener una mayor econom¨ªa en los gastos p¨²blicos y una mayor eficacia en la gesti¨®n de los servicios, el Gobierno, a propuesta de su presidente, podr¨¢ acordar la supresi¨®n, refundici¨®n o reestructuraci¨®n de los departamentos ministeriales y de los organismos y servicios de la Administraci¨®n del Estado e Institucional...?
El otro d¨ªa, en el coloquio subsiguiente a una conferencia de los profesores Fuentes Quintana y ?lvarez Rendueles en el C¨ªrculo de Econom¨ªa de Barcelona, se planteaba, hablando de la inflaci¨®n, este tema de la productividad del sector p¨²blico y todo el mundo coincid¨ªa en que una de las bazas a jugar para frenarla es la mejora de los servicios p¨²blicos, pero que con la burocratizaci¨®n y vicios actuales de funcionamiento tal objetivo parece muy dif¨ªcil de alcanzar.
El tema tiene la suficiente enjundia como para produndizar en ¨¦l. Nuestro sector p¨²blico debe crecer en los pr¨®ximos a?os, tanto si de las elecciones sale un Gobierno de derechas como uno de izquierdas, pero en cualquier caso, habr¨¢ que procurar que con su crecimiento no aumente el desconcierto y la actual falta de productividad.
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