El sistema proporcional la ¨²nica soluci¨®n
LA BATALLA final sobre la reforma pol¨ªtica se ha centrado en las Cortes en el tema del sistema proporcional o mayoritario a la hora de dise?ar las elecciones.Repetidas, veces hemos puesto de relieve en estas p¨¢ginas la necesidad de que el sistema proporcional sea el que informe las elecciones a la C¨¢mara Baja de las Cortes Constituyentes. Un sistema mayoritario amenazar¨ªa con crear una bipolaridad peligrosa en la vida pol¨ªtica espa?ola: dos frentes electorales que no tardar¨ªan en definirse como el de los herederos del r¨¦gimen, de un lado, y del otro el de los integrantes de una alianza democr¨¢tica de todos los signos. Suscitar¨ªa adem¨¢s la desconfianza de la oposici¨®n democr¨¢tica, pues se prestar¨ªa a la manipulaci¨®n del aparato electoral del Movimiento y del antiguo r¨¦gimen en favor de los bur¨®cratas herederos del franquismo. Y la C¨¢mara que de ¨¦l saliera no responder¨ªa, probablemente, al espectro real de las fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs. El sistema proporcional, aun con las desventajas de que pueda favorecer una cierta atomizaci¨®n de partidos, es, a la hora de crear unas Cortes Constituyentes, m¨¢s honesto y m¨¢s real. Los diferentes grupos pol¨ªticos del pa¨ªs podr¨¢n estar representados en esas Cortes, con este sistema, y asegurar as¨ª que participar¨¢n en la creaci¨®n de una Constituci¨®n para todos.
Votar la reforma pol¨ªtica pero sin el sistema proporcional es pr¨¢cticamente, hoy, votar contra la reforma. Abstenerse ante ¨¦sta es tambi¨¦n tanto como votar en contra. O las Cortes se pronuncian a favor de la democracia o no lo hacen. La democracia, para que lo sea verdaderamente, debe ser aceptada por todos y la reforma debe llevarnos a unas elecciones generales verdaderamente libres, no manipuladas ni condicionadas de antemano. El sistema mayoritario ha sido rechazado en este caso para la C¨¢mara Baja por el Gobierno, por la oposici¨®n democr¨¢tica y por los te¨®ricos m¨¢s eminentes de la ciencia pol¨ªtica. S¨®lo los herederos del franquismo, la Alianza Popular, la derecha inmovilista, los deseosos de ser permanentemente los amos del poder, son hoy sus defensores. Parece un tema f¨²til e interesante para el pueblo. Pero si la reforma nace con semejantes trabas electorales para los grupos de oposici¨®n que aspiran a abrirse camino, entonces s¨ª se estar¨¢ dando paso a la ruptura total. La ruptura que habr¨¢n provocado, con su ego¨ªsmo y su ceguera, quienes quieren utilizar las t¨¦cnicas de la pol¨ªtica en exclusivo provecho personal y propio, al margen los verdaderos intereses de la naci¨®n.
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