Frialdad oficial en el funeral por Franco

En un clima de severa frialdad oficial tuvo lugar ayer, en la bas¨ªlica del Valle de los Ca¨ªdos, el funeral presidido por los Reyes de Espa?a, ?en sufragio del excelent¨ªsimo se?or don Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado, y en el de todos los espa?oles que dieron su vida por Espa?a?, seg¨²n la f¨®rmula de la invitaci¨®n oficial. En el folleto que se encontraba en cada uno de los sitiales, con el ritual lit¨²rgico de la ceremonia, la f¨®rmula variaba y, tras la menci¨®n a Franco se le¨ªa ?y de los ca¨ªdos en la Cruzada espa?ola?.

Las medidas de seguridad en toda la zona del Valle de los Ca¨ªdos eran rigurosas, en cuanto a despliegue de agentes policiales y de la Guardia Civil. Llam¨® la atenci¨®n la presencia de agentes de paisano, provistos de sonotone, al estilo de los agentes americanos de seguridad popularmente conocidos como los sordos.

Las normas de protocolo establecidas impidieron cualquier tipo de espontaneidad popular. La entrada estaba restringida a las personas oficialmente invitadas y un cuarto de hora antes de la llegada de los Reyes se pidi¨® a los asistentes que ocuparan sus lugares, previamente determinados por zonas.

La parte principal de la bas¨ªlica estaba ocupada por el Gobierno, altas jerarqu¨ªas oficiales de las distintas instituciones y altos militares. La parte trasera de la nave se llenaba con un considerable n¨²mero de mil de los tres Ej¨¦rcitos —jefes y oficiales—, y las ¨²ltimas filas aparec¨ªan ocupadas por civiles.

En lugar preferente se encontraba la viuda de Franco, do?a Carmen Polo, acompa?ada de sus nietos, los duques de C¨¢diz y de su nieta Manola, junto a su esposo el se?or Ardid. No asistieron los marqueses de Villaverde.

La escenograf¨ªa protocolaria ofrec¨ªa tambi¨¦n algunos cambios significativos, respecto a solemnidades celebradas en el mismo lugar, en vida del anterior Jefe de Estado.

Rindieron honores tropas de los tres Ej¨¦rcitos y se advirti¨® la ausencia de formaciones como la Guardia de Franco, Organizaci¨®n Juvenil Espa?ola, Vieja Guardia o falangistas uniformados. De entre las personalidades conocidas s¨®lo pudo advertirse vestido con camisa azul al se?or Mart¨ªnez Emperador, presidente de la Diputaci¨®n de Madrid, y otras personas que acudieron a la ceremonia de colocaci¨®n de dos coronas de laurel sobre las tumbas de Franco y Jos¨¦ Antonio. Esta ceremonia tuvo lugar sobre las 11.30 de la ma?ana, es decir, una hora antes de que comenzasen los actos oficiales; las primeras jerarqu¨ªas de Secretar¨ªa General del Movimiento vest¨ªan chaqu¨¦, prenda que se ped¨ªa en las invitaciones oficiales.

Los ¨²nicos gestos fuera del protocolo establecido los protagonizaron los Reyes que oraron de pie ante la tumba de Franco, una vez terminado el funeral, para inmediatamente dirigirse, en tono visiblemente afectuoso, hacia do?a Carmen Polo, a la que la Reina pidi¨® con un gesto que evitase la reverencia que hab¨ªa iniciado y la invit¨® a que les acompa?ase hasta las escalinatas de entrada de la bas¨ªlica.