Unas 100.000 personas a?oraron a Franco en la plaza de Oriente.
Franco, resucita, Espa?a te necesita, y Procuradores, sois unos traidores, fueron dos de los gritos m¨¢s repetidos ayer en la plaza de Oriente y en la manifestaci¨®n posterior hacia la Direcci¨®n General de Seguridad, palacio de las Cortes y Presidencia del Gobierno. U?as 100.000 personas hab¨ªan estado presentes en la plaza de Oriente, en un acto de homenaje a Franco en el primer aniversario de su muerte, que no registr¨® incidentes importantes pese a la crispaci¨®n de muchos asistentes.
??Queremos otro Franco!, ?Queremos otro Franco!?. Varios millares de gargantas gritaban incansablemente esta consigna, horas antes del comienzo del acto convocado para la una y media de la tarde en la plaza de Oriente por la Confederaci¨®n de Combatientes. Se trataba de ofrecer un homenaje a Franco en el primer aniversario de su muerte.En las calles adyacentes, j¨®venes con uniforme de Falange, Fuerza Nueva y de Ordine Nuovo repart¨ªan pegatinas, carteles y retratos de Franco y Jos¨¦ Antonio, y ejemplares del testamento del Caudillo. Tambi¨¦n se vend¨ªan ejemplares de una edici¨®n especial de El Alc¨¢zar, libros, banderines y gorras con la bandera espa?ola.
Poco despu¨¦s de las doce, en la plaza se encontraban miles de personas, principalmente j¨®venes uniformados y con pegatinas con los. colores nacionales, y hombres y mujeres -muchas mujeres- maduros, de cincuenta a sesenta a?os. Clase media y bastantes grupos de provincias.
Un nutrido grupo de personas se concentr¨® frente a la balconada del Teatro Real, donde durante m¨¢s de una hora se dedicaron a insultar a la prensa con los m¨¢s variados ep¨ªtetos. Como medida de seguridad adoptada por el Gobierno Civil, ante las amenazas recibidas en d¨ªas anteriores, hab¨ªa sido habilitada dicha balconada para que los representantes de la prensa pudieran seguir desde all¨ª el desarrollo de la concentraci¨®n.
Los periodistas, especialmente c¨¢maras de televisi¨®n y fot¨®grafos, fueron obsequiados con los m¨¢s variados adjetivos -c..., hijos de p..., bajad si ten¨¦is cojones, rojos indecentes, canallas-, mientras cientos de pu?os se alzaban amenazadoramente hacia ellos. Valero Bermejo, secretario de la Confederaci¨®n de Combatientes, apareci¨® unos momentos en la terraza y se volvi¨® hacia los increpantes, pidi¨¦ndoles serenidad, sin que le hicieran caso.
Llegan los marqueses de Villaverde
A las doce y media llegaron frente a la puerta del Palacio Real los marqueses de Villaverde, sus hijos Francisco y Crist¨®bal, y Gonzalo de Borb¨®n, que se colocaron en la puerta venciendo con dificultad los apretujones de la masa que vitoreaba Franco, Franco, ante la fachada del palacio. Gir¨®n, presidente de la Confederaci¨®n, que hab¨ªa permanecido durante un tiempo firmando aut¨®grafos se acerc¨® a ellos, as¨ª como Raimundo Fern¨¢ndez-Cuesta y Blas Pi?ar. Tambi¨¦n se encontraban presentes ,Jos¨¦ Utrera, Vald¨¦s Larra?aga, Garc¨ªa Carr¨¦s, Jim¨¦nez Millas, Fern¨¢ndez de la Mora y G¨ªas Jov¨¦.
Un grupo de j¨®venes uniformados, encaramados en un veh¨ªculo de tipo militar, atravesaron poco antes de la una de la tarde la calle de Bail¨¦n portando la bandera nacional, la de Falange, la italiana de Orden Nuevo, y emitiendo vivas a Franco y Espa?a. (Se sabe que dos vuelos charter de Roma han venido estos d¨ªas a Madrid.)
Hacia la una de la tarde, estaba pr¨¢cticamente llena la calle de Bail¨¦n, en el espacio situado entre el palacio y los jardines, y una parte de ¨¦stos, mientras se observaban grandes claros en los ¨¢ngulos de la plaza. El grupo m¨¢s entusiasta y nervioso, situado frente a palacio, no ces¨® de gritar slogans: ?Gobierno, dimisi¨®n, por perjuro y por mas¨®n?; ?Procuradores, sois un . os traidores?, ?Juan Carlos, Sof¨ªa, el pueblo no se f¨ªa?, ?Franco, s¨ª; traidores, no?; ?Su¨¢rez, dimite, el pueblo note admite?; ?Taranc¨®n al pared¨®n.? Entusi¨¢sticamente invocaban a Franco y repet¨ªan una y otra vez el nombre de sus l¨ªderes: ?Raimundo, Gir¨®n y Blas Pi?ar?, intercalando el canto del Cara al Sol, brazo en alto. La llegada de guiones de la Legi¨®n fue especialmente aplaudida, y esmaltada por gritos de ??Viva el Ej¨¦rcito!? y ?Ej¨¦rcito al poder?.
Pasa a la ¨²ltima p¨¢gina
Ataques al Gobierno y a las instituciones
Viene de la primera p¨¢gina
A la una y cuarto de la tarde las personalidades situadas en la puerta de palacio solicitaron protecci¨®n de la Polic¨ªa Armada -las fuerzas -del orden no hicieron acto de presencia en el recinto, salvo este grupo de protecci¨®n- para llegar hasta el centro de la plaza, al parecer porque no se les hab¨ªa permitido subir al balc¨®n principal del palacio. En medio de una considerable confusi¨®n, provocada por la dif¨ªcil apertura de un pasillo entre la masa, el palacio y los jardines -la organizaci¨®n y los servicios de orden brillaron por su ausencia-, Gir¨®n, Fern¨¢ndez-Cuesta, Blas Pi?ar, Fern¨¢ndez de la Mora y el nieto mayor de Franco avanzaron hacia la estatua de Felipe IV. Los gritos eran casi ensordecedores, y a los que ya ven¨ªan coreando desde hac¨ªa horas se sum¨® uno nuevo: ?Pini, Pino, Pinochet?.
Acto f¨²nebre
Instantes despu¨¦s de la una y media, y tras la petici¨®n de que se hiciera silencio -hecha a trav¨¦s de un altavoz son¨® un cornet¨ªn y comenzaron a escucharse lasnotas de la oraci¨®n f¨²nebre por el Caudillo Franco, compuesta por Antonio Men¨¦ndez. Sobre la plaza de Oriente se extendi¨® un silencio absoluto. Toda la crispaci¨®n de los que all¨ª estaban dio paso a un cierto recogimiento, emoci¨®n y sollozos.
Se escucharon despu¨¦s unas palabras de Jos¨¦ Antonio Gir¨®n -grabadas en cinta magnetof¨®nica- en las que record¨® a Franco, se refiri¨® al fervor y lealtad que se le debe tributar, y habl¨® de la fidelidad a Jos¨¦ Antonio y su doctrina, y el rezo de un responso seguido de la lectura del testamento de Franco. El estado de ¨¢nimo de la mayor parte de los asistentes estaba volviendo a ser el que precedi¨® al comienzo del acto; al escucharse la frase: ?Os pido qu¨¦ rode¨¦is al futuro Rey de Espa?a, don Juan Carlos, del mismo afecto y lealtad que a m¨ª me hab¨¦is brindado ... ?, se escucharon silbidos en muchos grupos, acallados despu¨¦s por los siseos de otras personas.
El acto finaliz¨® con el canto de diferentes himnos -Academia de Infanter¨ªa, Himno de la Legi¨®n, Oriamendi y Cara al Sol, y otros- con gritos de Arriba Espa?a y Viva el Rey, core¨¢ndose este ¨²ltimo de forma un¨¢nime. Un flamear de pa?uelos blancos entre voces que aclamaban el nombre del caudillo muerto cerraron el acto, que dur¨® diez minutos m¨¢s de los permitidos.
Eran las dos de la tarde cuando los altavoces comenzaron a difundir consignas. Rogando a todos que se marcharan a ?sus lugares de descanso o de trabajo? ordenadamente. Muchas banderas -no hubo pancartas- nacionales, de Falange, de Fuerza Nueva y, tradicionalistas, fueron plegadas y losgrupos de gente desalojaron la plaza. La fuerza p¨²blica -6.000 polic¨ªas- estacionada en los alrededores, no lleg¨® a intervenir, no as¨ª las dotaciones de cinco ambulancias que tuvieron que atender a varias personas v¨ªctimas de lipotimias y a un fot¨®grafo de EL PA?S, que result¨® herido en la cabeza a causa de un fuerte golpe, propinado por uno de los incontrolados asistentes.
?Su¨¢rez, dimisi¨®n por perjuro y por mas¨®n?
Grupos numerosos de personas, precedidos de diversas banderas, abandonaron el recinto en direcci¨®n a la plaza de Opera.
Atr¨¢s quedaba la plaza de Oriente, rebautizada con el nombre de ?plaza de Francisco Franco Bahamonde, caudillo de Espa?a? -carteles con esa inscripci¨®n fueron pegados en numerosas paredes-, mientras la hija de Franco y su marido, el marqu¨¦s de Villaverde, acompa?ados de su hijo Crist¨®bal saludaban a la gente desde un balc¨®n del primer piso del n¨²mero 7 de la plaza.
La manifestaci¨®n, fragmentada en dos grupos -una vanguardia de 300 personas y grupos. m¨¢s numerosos detr¨¢s, alcanzando varios millares en total- avanz¨® por la calle de Arenal en direcci¨®n a Sol, donde confluy¨® con otro grupo numeroso que hab¨ªa seguido el itinerario Bail¨¦n, San Francisco el Grande, La Cebada, Toledo, plaza de Santa Cruz y Esparteros.
Repetidos cantos del Cara al Sol brazo en alto y continuos gritos: ?Gobierno, atiende, la Patria no se vende? ,?Su¨¢rez, dimisi¨®n por perjuro y por mas¨®n?, ?Franco, resucita, Espa?a te necesita?. ?Se siente, se siente, Franco est¨¢ presente?, constituyeron la m¨²sica de fondo de aquella procesi¨®n. Las personas que permanec¨ªan en las aceras observando su paso fueron increpadas: ?No queremos mirones, queremos espa?oles?.
En la Puerta del Sol y frente a la Direcci¨®n General de Seguridad, los manifestantes se congregaron interrumpiendo la circulaci¨®n. Tras dar diversos v¨ªtores relativos a las fuerzas del orden, que observaban al grupo en discreta pasividad, solicitaron que la bandera fuera colocada a media asta. Tras un tira y afloja entre los manifestantes y la polic¨ªa, un n¨²mero procedi¨® a colocar la bandera a media asta entre el aplauso de los manifestantes.
La manifestaci¨®n se dirigi¨® por la carrera de San Jer¨®nimo, integrada ya por m¨¢s de mil personas, entre las que se detectaban conocidos guerrilleros de Cristo Rey. Al pasar frente al teatro Reina Victoria, donde se representa la obra de Rafael Alberti, El Adefesio, los manifestantes profirieron insultos y silbidos.
Al llegar ante el Palacio de las Cortes -donde hab¨ªa un numeroso grupo estacionado-, los manifestantes comenzaron a gritar insistentemente: ?Procuradores, sois unos traidores?. Estas inprecaciones duraron varios minutos. La fuerza p¨²blica que custodiaba el edificio no intervino, salvo para sacar de apuros a alg¨²n fot¨®grafo amenazado. El grupo cant¨® el Cara al Sol de espaldas a la C¨¢mara y colocaron un poster de Franco en uno de los leones situados en las Cortes. Dos personas trataron de orinar en la puertasiendo retirados por la polic¨ªa.
Interrumpieron el tr¨¢fico, la manifestaci¨®n avanz¨® desde la plaza de Neptuno a la de Cibeles, por una de las aceras laterales. Algunos grupos se mezclaban con los automovilistas increpando a los que hac¨ªan sonar la bocina y pegando pegatinas en los parabrisas. En la plaza de Cibeles volvieron a interrumpir el tr¨¢fico y se dirigieron por la Castellana hasta la Presidencia del Gobierno. En el trayecto, abordaron una camioneta de reparto de Diario 16 y quemaron los ejemplares que transportaba.
En Presidencia profirieron diversos gritos: ?Su¨¢rez,dimite, el pueblo no te admite?, ?Gobierno dimisi¨®n?, ?Traidores, no? y exigieron que colocaran la bandera nacional en el m¨¢stil del edificio. En esta ocasi¨®n se desatendi¨® su solicitud. La fuerza p¨²blica invit¨® a los manifestantes a disolverse -en ese momento s¨®lo quedaban dos centenares de personas-, lo que hicieron en grupos, a lus cuatro y cinco de la tarde.
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