Iimpresionante reacci¨®n de dolor ante la muerte de MaIraux
No han faltado los testimonios espa?oles en el homenaje a Andr¨¦ Malraux: el poeta Rafael Alberti ha recordado los tiempos de la guerra civil espa?ola, calificando a Malraux de escritor-soldado, que ?combati¨® como uno de los nuestros?. El dirigente comunista espa?ol Manuel Azc¨¢rate lo ha puesto como ?un ejemplo de la solidaridad internacionalista?, y la prensa francesa no ha dejado de recoger el testimonio de Jos¨¦ Bergam¨ªn, uno de los amigos espa?oles ?m¨¢s ¨ªntimos? del desaparecido escritor: ?La p¨¦rdida de Malraux abre un vac¨ªo.? Curiosamente, estas palabras del poeta cat¨®lico espa?ol se unen con la de otro poeta, franc¨¦s y comunista, Louis Arangon: ?Era uno de los hombres que m¨¢s estimaba, y hab¨ªa recobrado en los ¨²ltimos tiempos su amistad. Su ausencia me deja m¨¢s solo de lo que ya estaba.?Pero los testimonios afluyen de todas partes, no s¨®lo de Francia, sino del mundo entero, de personalidades de la pol¨ªtica y del mundo de la cultura. En Francia, desde el presidente Giscard hasta el l¨ªder comunista Georges Marchais, pasando por el primer ministro Raymond Barre, que fue a recogerse ante el cad¨¢ver del escritor, los ministros del Gobierno, los l¨ªderes de los partidos pol¨ªticos -una ausencia curiosa, sin embargo, la de Mitterrand, por ahora-, los l¨ªderes del gaullismo, o miembros de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, como el arzobispo de Par¨ªs, monse?or Marty, han enviado mensajes de condolencia o publicado declaraciones de homenaje.
Todos los peri¨®dicos, sin excepci¨®n, rivalizan en la publicaci¨®n de homenajes, testimonios y comentarios sobre la figura de Malraux. Hasta los m¨¢s cr¨ªticos, como la prensa de extrema izquierda, se suman a este homenaje nacional: ?Su historia no es la nuestra, -se?ala Liberation-, pero sin ella no estar¨ªamos aqu¨ª?; p¨¢ginas y p¨¢ginas de letra impresa rivalizan con una aut¨¦ntica oleada colectiva de palabras en la radio y la televisi¨®n, que contin¨²an multiplicando sus emisiones sobre el escritor desaparecido. La televisi¨®n, concretamente, est¨¢ dedicando a Malraux emisiones especiales, que seguir¨¢n hasta el fin de semana. Anoche emiti¨® el filme Sierra de Teruel, realizado por Malraux en Espa?a durante la guerra civil, basado en un episodio de su novela L'Espoir, pel¨ªcula en la que colabor¨® el escritor espa?ol Max Aub.
Jefes de Estado, como el presidente norteamericano, Gerald Ford, el rey Hassan II de Marruecos, o el presidente de Senegal, Leopold Sedar Senghor, han unido sus testimonios a este homenaje: los Gobiernos de India y Bengala, el escritor Norman Mailer, miembros de la academia sueca -que nunca lleg¨® a conceder a Malraux el premio Nobel-, el Pen Club Internacional, o la agencia sovi¨¦tica Tass, tambi¨¦n han enviado mensajes de recuerdo y condolencia. Por una vez, Andr¨¦ Malraux ha provocado la unanimidad, no se recordaba en Francia un duelo similar desde la desaparici¨®n del general De Gaulle.
Mientras tanto, los restos mortales del escritor fueron inhumados ayer en el peque?o cementerio de Ver Buisson, en una tumba provisional, recubierta por una l¨¢pida en la que no figura ninguna inscripci¨®n. No hubo oficio religioso, y s¨®lo un peque?o grupo de personas pudo asistir a la sencilla ceremonia. Entre ellas, la familia de Vilmorin -dos hermanos y una sobrina de la escritora Louis de Vilmorin, que fue hasta su fallecimiento, en 1969, la ¨²ltima compa?era de Malraux, y en cuyo palacio vivi¨® el escritor estos ¨²ltimos a?os-, Florence Malraux, su hija, casada con el cineasta Alain Resmais, el contraalmirante Philippe de Gaulle el general de De Boissieu, Chaban Delmas, y la ministro secretario de Estado para Asuntos Culturales, Francoise Giroud.
El Gobierno, por su parte, har¨¢ p¨²blico hoy un comunicado en el que se dar¨¢ cuenta del homenaje ?solemne y nacional? que ser¨¢ rendido a la memoria del escritor, posiblemente el pr¨®ximo s¨¢bado, en el patio central del museo del Louvre.
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