Mu?ecas pintadas
Juegos de verano. Gui¨®n de Ingmar Bergman y Herbert Grevenius. Foiografia, Gunnar Fischery Bengt Jarnmark. M¨²sica, Erik Nordgren. Int¨¦rpretes, Maj-Britt Ni1sson, Birgen MaImsten, Alf Kjellin, A nnalisa Ericson, George Funkguist. Dram¨¢tica. Suecia. Blanco y negro. 1950. Local de estreno: Cine Galileo.
Sobre una serie de recuerdos personales que un principio tom¨® forma de novela, Ingmar Bergman. escribi¨® all¨¢ por los a?os cincuenta, en colaboraci¨®n con Herbert Grevenius, el gui¨®n de estos Juegos de verano. El est¨ªo ha ido unido a una -Parte fundamental de su obra, ese verano n¨®rdico que el mismo autor describe como un peri¨®dico de alegr¨ªa profunda durante los meses de mayo y junio, pero que, a medida que el oto?o se acerca, va haci¨¦ndose cada vez m¨¢s solemne y penoso. Es la ¨¦poca en que el amor de este relato tiene lugar, una historia apenas, entrevista a lo largo de jornadas en las que el sol nunca llega a esconderse, cuando su luz perenne acaba por convertirse en pesadilla. Para Bergman los malos sue?os siempre nacen a pleno sol; por eso -son sus palabras-, odia el Mediterr¨¢neo deslumbrante y por ello tambi¨¦n, la muerte en estos juegos,a que el filme se refiere, llegar¨¢ de improviso, de un modo un poco absurdo.
Rodado en circunstancias particulares, tras de un paro en la industria cinematogr¨¢fica de su pa¨ªs que le llev¨® a realizar spost publicitarios para una marca de jabones, Bergman considera a esta obra de su juventud como uno de sus empe?os m¨¢s significativos. ?Quiz¨¢s parezca hoy -afirma- algo pasa da de moda, mas para m¨ª, por pri mera vez, supuso trabajar de un modo personal, con un estilo definido. Tuve la impresi¨®n al concluirlo, de haber realizado una pel¨ªcula que nadie podr¨ªa hacer tras de m¨ª, que no se parec¨ªa a nin guna otra, que era m¨ªa desde el fin al principio.?
Y as¨ª es. En este filme, de al parecer modestas pretensiones, cuya breve an¨¦cdota se dir¨ªa apenas esbozada, est¨¢ el germen de muchas de sus obras posteriores, en algunos de sus temas principales.
Aparte del est¨ªq que volveremos a conocer en Un verano con M¨®nica de alg¨²n vago romantic¨ªsmo y la estructura en forma de diario, hay en ella una b¨²squeda de la raz¨®n de la VIlda y la muerte que anuncia la problem¨¢tica de otros m¨¢s famosos t¨ªtulos. La muerte que simboliza en ¨¦ste, el personaje interpretado por Mimi Pollack, con su negra sombrilla y su oscuro vestido, recuerda a la otra Muerte masculina de El s¨¦ptimo sello y las palabras con que la protagonista apostrofa al Destino cuando su joven amigo fallece, recuerdan mucho a las del Caballero en el mismo filme o mejor a¨²n, las de su incr¨¦dulo escudero.
Hay en toda esta historia narrada en dos tiempos -tiempo de juventud y a?os de madurez y crisis-, un acento po¨¦tico y a la vez pat¨¦tico que acent¨²a ese mundo de bellet par¨¢ el que el tiempo vuela sin dejar tras de s¨ª otra cosa que recuerdos vagos y vac¨ªos camerinos. Como exclama una de las compa?eras de la protagonista, en tanto cuida sus pies doloridos, que unos minutos antes parec¨ªan volar sobre las tablas: ?Se dir¨ªa que tenemos quince a?os. El p¨²blico nos echa, lo menos, cuarenta y la verdad es que no pasamos de los ventiocho. En realidad, no somos sino mu?ecas pintadas.?
Este ambiente de mu?ecas sin edad Bergman lo conoc¨ªa bien, despu¨¦s de trabajar p¨¢s de dos a?os como ayudante en el teatro de la ¨®pera. Cuando pidi¨® permiso para rodar en ¨¦l, la direcci¨®n se lo neg¨®, quiz¨¢s porque los responsa bles de tales empresas son iguales en todas partes. Fue preciso volver a plantearse la pel¨ªcula, mas no re sult¨® dif¨ªcil, pues a fin de cuentas Mar¨ªa, la protagonista de la histo ria, el peri¨®dista, que al final la salvar¨¢ de su angustia y sus dudas, incluso el director del teatro, todos vienen a ser. Bergman, que a¨²n hoy, seg¨²n declara, ama mucho este filme por razones sentimentales, como una historia de amor bastante personal y la primera de sus obras principales.
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