Las comunidades asturianas
Uno de los problemas fundamentales en el estudio de cualquier relaci¨®n sociocultural y, al mismo tiempo, de los m¨¢s desatendidos en su verdadera signiflicaci¨®n antropol¨®gica, es el de la territorialidad. Su trascendencia radica en que el territorio es el sustrato espacial necesario de toda relaci¨®n humana y su problem¨¢tica estriba en que el hombre nunca accede a ese sustrato directamente, sino a trav¨¦s de una elaboraci¨®n significativa que en ning¨²n caso est¨¢ determinada por las supuestas condiciones f¨ªsicas del territorio. Si como se ha escrito en m¨¢s de una ocasi¨®n, entre el medio ambiente natural y la actividad humana hay siempre un t¨¦rmino medio, una serie de objetivos y valores espec¨ªficos, un cuerpo de conocimientos y creencias, en otras palabras, un patr¨®n cultural, resulta f¨¢cilmente comprensible el car¨¢cter antropol¨®gico de este problema. La reducci¨®n del territorio a una cuesti¨®n cartogr¨¢fica es una simplificaci¨®n altamente abstracta que no responde a las exigencias emp¨ªricas verificables del concepto de realidad humana.Antropolog¨ªa del territorio est¨¢ dividido en dos partes. La primera estudia el concepto de lo que es la territorialidad humana; una segunda parte en la que se analiza dos comunidades espa?olas; un pueblo del concejo de Mieres, con una forma de vida predominantemente volcada hacia la miner¨ªa; el otro, un pueblo agr¨ªcola y ganadero, Villanueva de Oscos, donde se desarrollan unas pautas culturales afines a la cultura gallega, y una situaci¨®n jur¨ªdico-administrativa vinculada a las formas asturianas.
Antropolog¨ªa del territorio,
de Jos¨¦ Luis Garc¨ªaTaller Ediciones J B Madrid, 1976
La finalidad de este estudio comparado -seg¨²n nos dice el autor- es recoger unas relaciones sincr¨®nicas entre la estructura sociocultural vigente y el territorio.
La escasa atenci¨®n que en Espa?a se le ha dedicado a la Antropolog¨ªa nos hace detener en este interesante estudio de nuestra territorialidad porque si el territorio es susceptible de un estudio antropol¨®gico y no meramente geogr¨¢fico o ecol¨®gico, es precisamente porque existen indicios para creer en el car¨¢cter subjetivo del mismo o dicho de otra manera, porque contamos con datos etnogr¨¢ficos suficientes para concluir que entre el medio f¨ªsico y el hombre se interponen siempre una concepci¨®n determinada.
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