Nueve m¨²sicos espa?oles
Con este concierto, interpretado por espa?oles y basado en obras de autores espa?oles, se ha puesto fin al segundo ciclo sobre interpretaci¨®n de m¨²sica contempor¨¢nea que protagoniza el Laboratorio de Interpretaci¨®n Musical.
En los tres conciertos anteriores se estrenaron obras de Manuel Castillo y Tom¨¢s Marco, por citar s¨®lo a nuestros compatriotas.
Salvo la pieza del madrile?o Carlos Cruz de Castro, las restantes obras que integraron este ¨²ltimo concierto del LIM en la Fundaci¨®n March fueron estrenos mundiales o, dicho con menos ¨¦nfasis, se escribieron por encargo o para Jes¨²s Villa Rojo, el conocido clarinetista y compositor, para ser estrenadas ahora.
?Qu¨¦ decir de ellas? Todas poseen un buen nivel y parecen mostrarnos cierta similitud est¨¦tica en la nueva escuela espa?ola. Las m¨²ltiples posibilidades del clarinete, instrumento que centraba las composiciones, son explotadas concienzudamente. Desde el Tr¨ªo de Gonz¨¢lez Acil¨², sobrio y bien tratado como obra de c¨¢mara, hasta los Versos a cuatro de Oliver, llenos de calidades t¨¢mbricas y excelentemente formulados desde el piano.
Agust¨ªn Gonz¨¢les: Acilu: Tr¨ªo Lim
F¨¦lix Ibarrondo: Clair-obscur. Carlos Cruz de Castro: Variaciones laberinto. Carmelo Alonso Bernaola: As¨ª. Angel Oliver: Versos a cuatro. Int¨¦rpretes: Jes¨²s Villa Rojo. clarinete. Pedro Le¨®n, viol¨ªn. Ricardo Requejo, piano. Joaqu¨ªn Anava, percusi¨®n. Lugar: Fundaci¨®n Juan March. Madrid.
Entre ambas piezas, un d¨²o de Ibarrondo de brillante y clar¨ªsima textura, unas variaciones de Cruz de Castro un tanto t¨¦tricas y confusas, pero acaso lo mas interesante desde el punto de vista formal, y una concisa improvisaci¨®n del siempre m¨²sico Carmelo Bernaola.
Algo sobre los ejecutantes. Los instrumentistas del LIM que intervinieron, individualmente considerados, est¨¢n entre lo mejor de nuestro panorama interpretativo. Todos lo sabemos. Pero yo pondr¨ªa dos reparos. El primero es que no se debe tocar la m¨²sica contempor¨¢nea donde el material es heterog¨¦neo y las estructuras enormemente abiertas, as¨ª de pendientes de las partituras, en ese aislacionismo comunicativo.
En segundo lugar, algo importante: la falta de alegr¨ªa. Los int¨¦rpretes, aunque se pusieran un jersey segu¨ªan actuando de frac. Gran parte de la m¨²sica contempor¨¢nea pide iron¨ªa, una cierta gracia que suele faltar en el concierto.
Los j¨®venes que llenaban la sala, de seguro hubieran deseado que aquello no ofreciese el aspecto de una manifestaci¨®n elitista m¨¢s, como las de casi todos los d¨ªas.
En la ¨¦poca barroca, por ejemplo, siendo la m¨²sica mucho m¨¢s grave, los int¨¦rpretes disfrutaban a ojos vistas mientras la hac¨ªan.
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