Ante el refer¨¦ndum y las elecciones, una propuesta de Frente Democratico
Catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica, Universidad Aut¨®noma de Madrid,
En el proceso de pretendida legitimaci¨®n democr¨¢tica en que entr¨® el R¨¦gimen con el proyecto de ley de Reforma Pol¨ªtica se distinguen claramente tres fases sucesivas:
1. Aprobaci¨®n por las Cortes, lo cual se consigui¨® el 18 de noviembre.
2. Ratificaci¨®n de la ley en el refer¨¦ndum del pr¨®ximo d¨ªa 15.
3. Elecciones para las nuevas Cortes, que seg¨²n las intenciones del Gobierno se celebrar¨ªan en marzo de 1977.
As¨ª pues, se aspira a realizar ensiete meses toda la reforma, para pasar de la plena vigencia de las Leyes Fundamentales de Franco, a lo que se pretende va a ser un per¨ªodo constituyente - sobre la base de la soberan¨ªa popular.
La manipulaci¨®n de la soberan¨ªa popular y el bloqueo del proceso constituyente
Sin embargo, lo que el Gobierno Su¨¢rez trata de convertir en realidad, adolece de dos deficiencias b¨¢sicas:
-Es un esquema que quiere imponerse. Se plantea, elabora, aprueba y refrenda sin libertades p¨²blicas.
-Los verbales reconocimientos de la soberan¨ªa popular y del proceso constituyente, no pasan de ser eufemismos. Desde un principio, el Gobierno manipula la soberan¨ªa popular. El proyecto fue elaborado todav¨ªa con la ortodoxia franquista, y aprobado por unas Cortes que ya hab¨ªan perdido incluso su antigua ?representatividad? de democracia org¨¢nica. Por otro lado, la reforma bloquea el proceso constituyente, porque los m¨¦todos de elecci¨®n adoptados en principio fueron previamente pactados con el sector m¨¢s derechista del R¨¦gimen. Adem¨¢s, el dispositivo imaginado para las Cortes futuras es un mecanismo de bloqueos sucesivos. La ya debilitada representatividad del Congreso podr¨ªa bloquearse con el Senado. Y por si no fuera suficiente, el conjunto de las Cortes cabr¨ªa bloquearlo, en ¨²ltima instancia, mediante la c¨¦lebre ? comisi¨®n mixta Congreso-Senado, que podr¨ªa quedar a merced -de su presidente nombrado por el Rey .
El refer¨¦ndum
La segunda fase del esquema de la reforma Su¨¢rez, seg¨²n ve¨ªamos antes, consiste en su ratificaci¨®n por el refer¨¦ndum. Aparte de los argumentos que normalmente se articulan ante un refer¨¦ndum como este, lo cierto es que la ¨²nica postura que cabe para los dem¨®cratas es la abstenci¨®n activa. Pero no s¨®lo por las razones aludidas -falta de libertades, monopolio de los medios audiovisuales, etc¨¦tera-, sino tambi¨¦n por otras cuestiones que generalmente no se han subrayado lo suficiente:
-El s¨ª al refer¨¦ndum equivale a firmar un cheque en blanco, pues a¨²n no se han desarrollado los aspectos de la ley de Reforma sobre m¨ªnimos de congresistas por provincias, sistema y ley electoral, y posible mapa de circunscripciones para el Senado.
-El censo electoral no est¨¢ claro que sea m¨ªnimamente fiable y, en el caso de Madrid, seg¨²n todos los indicios, resulta m¨¢s que controvertible.
-En lo que respecta a los emigrantes las dudas son muchas y bien graves. ?Por qu¨¦ van a tener derecho de voto 700.000 emigrantes y no 1.500.000? ?De d¨®nde surgen esos 700.000 emigrantes con derecho de voto frente a casi tres millones de espa?oles en el exterior, seg¨²n datos del Instituto Espa?ol de Emigraci¨®n, de los que seguramente m¨¢s de la mitad son mayores de veinti¨²n a?os? Por lo dem¨¢s, esto ya no tiene demasiada importancia, pues s¨®lo ha votado (seg¨²n EL PAIS)el 5% de los emigrantes ?censados?.
-Por otro lado, no se ve la raz¨®n -por lo menos nadie la ha dado- para que no voten todos los mayores de dieciocho a?os, como ya sucede en muchos pa¨ªses europeos.
Tampoco se ha explicado suficientemente c¨®mo est¨¢ disponi¨¦ndose del dinero p¨²blico para la propaganda electoral, y c¨®mo se est¨¢ utilizando RTVE. Si con los centenares de millones de pesetas ?invertidos? en el refer¨¦ndum fuese un ¨¦xito, ?qu¨¦ podr¨ªa impedirles a los actuales miembros del Gobierno crear un flamante partido para concurrir a las elecciones, o incorporarse -por ejemplo- al reci¨¦n nacido Partido Popular?
Y m¨¢s all¨¢, las elecciones
La tercera y ¨²ltima fase de la reforma Su¨¢rez ser¨ªan las elecciones. Si las elecciones las ganase la Oposici¨®n democr¨¢tica, s¨ª que habr¨ªa un verdadero proceso constituyente. Si las perdiesen las fuerzas de la democracia, ello equivaldr¨ªa a consolidar la monarqu¨ªa autoritaria; ya cristalizar la actual estructura econ¨®mica y social del pa¨ªs. Ser¨ªa -como tantas veces han dicho algunos miembros de la ?Santa Alianza?- una segunda Restauraci¨®n. 0 en lenguaje m¨¢s claro, una ?farsa constitucionalista?.
Vista la consideraci¨®n previa, querr¨ªa avanzar lo que es la tesis b¨¢sica de este art¨ªculo: las elecciones puede ganarlas la Oposici¨®n democr¨¢tica. Sencillamente, porque con una mayor¨ªa importante -que podr¨ªa conseguirse- los trucos electoreros de la ley de Reforma y los que puedan venir con la futura ley Electoral, ser¨ªan arrollados. Pero tal cosa ser¨ªa posible si se crease, con tiempo suficiente, una gran coalici¨®n democr¨¢tica.
La gran coalici¨®n electoral podr¨ªa estar formada por cristianodem¨®cratas, socialdem¨®cratas, socialistas y comunistas. El conjuntar un arco tan amplio de formaciones pol¨ªticas, significar¨ªa la culminaci¨®n l¨®gica de todo el proceso unitario.
La gran coalici¨®n me parece que es la ¨²nica f¨®rmula para que la democracia gane. Implica, naturalmente, la necesidad de un pacto previo sobre la futura Constituci¨®n y la renuncia a las tesis negativas que puedan obstruir el triunfo de la democracia. Empezaremos por estas ¨²ltimas, para despu¨¦s entrar en el an¨¢lisis del pacto.
Dos tesis negativas
Recientemente he podido escuchar dos proposiciones que me parecen sumamente negativas. La primera viene a decir: ??Pero qui¨¦n piensa que realmente la Oposici¨®n democr¨¢tica puede conseguir el 51 % del voto popular??
Si la Oposici¨®n admite de antemano que no puede ganar, saldr¨¢ derrotada. Eso es seguro. Pero si todos los dem¨®cratas vamos juntos a las elecciones, ¨¦stas pueden ganarse. Claro que para ello hace falta ponerse de acuerdo en no pocas cosas, e idear f¨®rmulas imaginativas. A ambos elementos me refiero despu¨¦s
La segunda proposici¨®n negativa a que he aludido consiste en afirmar que ?en estas elecciones iremos solos -al menos para el Congreso de Diputados- a fin de conocer el peso de nuestros electores, nuestro perfil electoral?. El que este sea el momento m¨¢s adecuado para plantear tal prop¨®sito, es discutible desde la ¨®ptica general de un futuro democr¨¢tico para Espa?a. Sencillamente, porque no estamos ante unas elecciones primarias, como gran sondeo para conocer los pesos de candidatos o partidos. Estamos -hay que subrayarlo- ante unas elecciones generales que pueden ser constituyentes, que van a contribuir decisivamente a configurar nuestro futuro. ?De qu¨¦ le servir¨ªa al partido X conseguir el 20, el 30 % del voto popular, si va a estar en la minor¨ªa y con una proporci¨®n de esca?os mucho menor? ?De qu¨¦ puede servirle a todos los partidos de la Oposici¨®n democr¨¢tica obtener el 45, el 50, o incluso el 55 % del voto popular si debido al sistema electoral Su¨¢rez-Fraga y al fraccionamiento no se alcanza la mayor¨ªa de los esca?os en las Cortes? Sencillamente, no se har¨ªa otra cosa que confirmar "democr¨¢ticamente ? al bloque del R¨¦gimen; y en vez de proceso constituyente verdadero, habr¨ªa una consolidaci¨®n de las estructuras vigentes.
La organizaci¨®n de la gran coalici¨®n. Algunas ideas.
Desde luego, ser¨ªa necesario un pacto previo sobre la Constituci¨®n a que se aspira. Tal esquema, podr¨ªa contener las l¨ªneas b¨¢sicas de la futura Constituci¨®n: libertades p¨²blicas, obligaciones de los ciudadanos, organizaci¨®n pol¨ªtica (regiones y nacionalidades), separaci¨®n de Iglesia y Estado, principios econ¨®micos b¨¢sicos (progresividad fiscal, planificaci¨®n democr¨¢tica, etc¨¦tera), derechos sociales (al trabajo, a la vivienda, a la seguridad social integral, etc¨¦tera), sistemas, electorales a los niveles municipal, regional y de Estado, etc¨¦tera. El pacto podr¨ªa incluir, asimismo, un compromiso temporal, por un per¨ªodo concreto, digamos un a?o, para, a lo largo de ¨¦l, elaborar la Constituci¨®n, realizar la prirnera consulta municipal, y al final del per¨ªodo convocar nuevas elecciones generales. Pero con el pacto no bastar¨ªa para ganar las elecciones. Ser¨ªan precisas, adem¨¢s, unas alternativas y unas listas conjuntas de candidatos. Ante todo, es necesaria una alternativa global, un conjunto de medidas para salir de la crisis econ¨®mica, con los reajustes sociales m¨¢s urgentes. Porque la democracia no puede ser s¨®lo un enunciado de bellas palabras, que acabar¨ªan por convertirse en sarcasmos si no trascendiesen a la vida cotidiana: al empleo, a los salarios y a su poder adquisitivo, a la seguridad social, a la vida en los pueblos y en los barrios, a las necesidades de escuelas, a los problemas de los pensionistas, de la peque?a y mediana empresa, etc¨¦tera.
Pero, adem¨¢s, habr¨ªa que articular alternativas espec¨ªficas para las regiones y nacionalidades. La Oposici¨®n democr¨¢tica deber¨ªa agruparse tambi¨¦n a nivel regional, con proposiciones concretas para Catalu?a, Pa¨ªs Vasco-Navarra, Gal icia, Canarias, Andaluc¨ªa, Pa¨ªs Valenciano, Baleares, Extremadura, Murcia, las dos Castillas y Le¨®n, Asturias, Arag¨®n... Sencillamente, si hay un mercado y un sistema econ¨®mico espa?ol que exigen una alternativa global, tambi¨¦n hay problemas regionales y nacionales que deben apreciarse de modo espec¨ªfico, a trav¨¦s de alternativas regionales y nacionales. Esta es una cuesti¨®n en la cual la Oposici¨®n democr¨¢tica tiene mucho a su favor, pues el bloque del R¨¦gimen sigue encastillado en el centralismo o en sus suced¨¢neos. Todo el proyecto de gran coalici¨®n de cara a las elecciones tendr¨ªa que traduc¨ªrse, finalmente, en unas listas electorales conjuntas para el Congreso, y en unos candidatos concretos para el Senado. La formaci¨®n de las listas entra?ar¨ªa no pocos problemas. Pero podr¨ªan ser resueltos con mayor facilidad teniendo en cuenta que el pacto ser¨ªa para un tiempo limitado (un a?o), y que con la coalici¨®n electoral ser¨ªa posible alcanzar un alto nivel de calidad en las candidaturas. El tema de la calidad de las candidaturas no es trivial. En vez de una docena de partidos, cada uno con sus candidaturas, a la actual Oposici¨®n democr¨¢tica coaligada le bastar¨ªa con presentar, 558 candidatos (350 para el Congreso y 208 para el Senado). El nivel de calidad en est¨¦ ¨²ltimo caso podr¨ªa ser muy alto, pues comprender¨ªa los mejores l¨ªderes de las ciudades y regiones, pueblos y comarcas, actividades econ¨®micas y culturales.
Dificultades y responsabilidades
Ya s¨¦ que todo esto puede ser dif¨ªcil de articular. Pero el bloque del R¨¦gimen se prepara casi alborozado a ver el festival de la Oposici¨®n, del fraccionalismo primero, y de su fracaso despu¨¦s. ?Vamos a darles ese gusto...? El electorado democr¨¢tico no perdonar¨ªa tanta esterilidad. Y con raz¨®n. Con estas l¨ªneas s¨®lo quiero llamar a la responsabilidad hoy... Ma?ana ser¨ªa demasiado tarde.
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