Carta a los secuestradores

Los responsables de este peri¨®dico ignoramos las razones por las que EL PAIS ha sido utilizado como estafeta para la entrega de sus mensajes. Pero esa circunstancia y la informaci¨®n de que disponemos nos obligan, con la vida de un hombre en juego, a dirigir a nuestros an¨®nimos comunicantes el siguiente mensaje:1. El ¨²ltimo supuesto sobre el que descansa el compromiso de este peri¨®dico es nuestra firme convicci¨®n de que toda vida humana es sagrada, cualquiera que sea la ideolog¨ªa o el credo pol¨ªtico a la que entregue su lealtad.

2. Bastar¨ªa con esa raz¨®n para considerar un crimen cualquier atentado contra la integridad f¨ªsica del se?or Oriol. Pero adem¨¢s esa vida es, en las actuales circunstancias por las que atraviesa nuestro pa¨ªs, doblemente sagrada. Su muerte podr¨ªa ser el pretexto buscado desde hace tiempo por esas minor¨ªas, que desean ensangrentar de nuevo a Espa?a como ¨²nica forma para proteger sus intereses e impedir al pueblo espa?ol el acceso a los derechos ciudadanos y el ejercicio de la soberan¨ªa.

3. Hay motivos para pensar que los secuestradores, cegados por el fanatismo de un determinado signo, est¨¦n en realidad sirviendo a los designios de un prop¨®sito de sentido inverso.

4. Tenemos el convencimiento de que, en cualquier caso, la negociaci¨®n es posible, con la ¨²nica condici¨®n de que la vida del se?or Oriol sea respetada. Si realmente los secuestradores quieren llegar a un acuerdo, el momento es ahora, el pudrimiento de la situaci¨®n a trav¨¦s del silencio o las dilaciones s¨®lo servir¨ªa para demostrar que el secuestro no ha tenido m¨¢s objetivo que la creaci¨®n de unas condiciones que hagan posible un intento de atentar contra el Estado. Intento que, pese a su inviabilidad, supondr¨ªa una tragedia para todos.