Votamos para un ma?ana
Hoy vamos a votar los espa?oles. Me gustar¨ªa que pens¨¢ramos que no lo hacemos ni a favor ni en contra de nadie. El problema es m¨¢s bien otro: ?Para qu¨¦ votamos? Pienso que para hacer posible que pueda existir ' un ma?ana, deseado por la gran mayor¨ªa, que no sea como el hoy. No entro si este hoy, pudiera resultar, a la larga. incluso m¨¢s conveniente que aqu¨¦l ma?ana. Eso est¨¢ por ver, y s¨®lo resultar¨¢ cierto como consecuencia de haberse fracasado en el hacer futuro. Lo que no puede aceptarse es presumir con certeza que ocurrir¨¢ as¨ª. Por eso insisto en que votamos para hacer un ma?ana distinto: para constituirnos de otro modo. Con sus riesgos e incertidumbres, pero distinto. ?Qu¨¦ nos obliga, a ello? Nos obliga el sentido com¨²n. En efecto algo que de pend¨ªa de una persona humana -cuya dimensi¨®n est¨¢ fuera de dudas- se ha terminado. Ese algo era, ni m¨¢s ni menos, que la forma de gobernar y dirigir un pa¨ªs. Por eso hay que cambiar; porque no cabe otro fen¨®meno parecido; porque lo ocurrido, como se dice, no es repetible.
Pero para cambiar hay que pensar primero hacia qu¨¦ se cambia. Me imagino que todos, coincidimos en que cambiamos para ser gobernados de otro modo. ?Qu¨¦ modo? Parece l¨®gico que imitemos el m¨¢s frecuente mente aceptado como normal, el ordinario en los pa¨ªses que creemos civilizados, el que est¨¢, de siempre, en los libros: un gobernar institucionalizado y racional, no autocr¨¢tico, que descanse en el pueblo como titular de soberan¨ªa y que se materialice en f¨®rmulas democr¨¢ticas.
Despu¨¦s hay que pensar c¨®mo se cambia. Tambi¨¦n estaremos todos de acuerdo en que debe hacerse con prudencia y con res peto. Lo primero para que el cambio no se nos vaya de las manos, lo segundo para que no sea necesario herir m¨¢s de lo necesario. Por eso es mejor no hablar del cambio de la reforma o del cambio de la ruptura. Esas cosas se dicen, -m¨¢s bien, por los que no quieren cambiar o por los que lo que quieren es romper la baraja. Lo importante es el valorar si lo que se nos- ofrece como cauce para el cambio, realmente lo es: en mi opini¨®n as¨ª ocurre. El texto de la ley de reforma pol¨ªtica permite que ¨¦sta se realice, mejor o peor, pero como se dice notarialmente es bastante. En resumen, por sentido com¨²n mi decisi¨®n puede formularse as¨ª: como deseo el cambio y el refer¨¦ndum es un paso para lograrlo como deseo, pienso votar afirmativa mente.
Queda. sin embargo, otro punto a examinar que se relaciona con la prudencia pol¨ªtica de que antes habl¨¦: el cambio se hace cumpliendo los tr¨¢mites de una legalidad que. existente, se desea legalmente sustituir. ?Es esto bueno? Creo que s¨ª; primero, porque no se rompe con un pasado que est¨¢ ah¨ª y que muchos respetamos, en segundo lugar, porque nadie tendr¨¢ derecho a sostener que no se han cumplido los tr¨¢mites establecidos para cualquier modificaci¨®n y, sobre todo. por porque se suprime la ocasi¨®n, a veces deseada de un modo m¨¢s o menos encubierto. de tener razones para actitudes irracionales o violentas. Pero claro. hay muchos espa?oles que son y han sido esc¨¦pticos ante la legalidad y legitimidad en la que otros hemos cre¨ªdo. Para estos, el tr¨¢mite del refer¨¦ndum puede resultar una farsa de los antiguos modos. Me parece l¨®gico que en tales casos surja la duda de votar en blanco o abstenerse. Casi estimo natural cualquiera de las dos cosas. Lo que carecer¨ªa de sentido era el voto negativo. porque si bien el procedimiento del refer¨¦ndum puede estimarlo innecesario o superfluo el prop¨®sito y la finalidad tienen que ser aceptados si la f¨®rmula ofrecida es m¨ªnimamente viable.
Aparte de estos est¨¢n tambi¨¦n otros: los que no quieren cambiar, los que piensan que todo debe seguir igual; los que estiman que la democracia o es un mal en s¨ª o puede ocasionar mayores males que la autocracia; los que fomentan el miedo a lo que viene y creen estar seguros que vamos a peor. Para todos ellos, el no resulta natural y coherente.
Al final, cada uno har¨¢ lo que quiera. Ya lo s¨¦. Pero me hubiera gustado que estas l¨ªneas sirvieran no para fomentar determinadas convicciones. ni para explicar lo que debe votar la izquierda o la derecha, cosa que hoy no tiene sentido, sino simplemente para despertar en algunos espa?oles el sentido com¨²n.
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