Argelia, a?o doce
Mil novecientos setenta y siete va a ser el a?o de la consolidaci¨®n del proceso pol¨ªtico y social argelino bajo la direcci¨®n de Bumedian, ya presidente constitucional y, por tanto, al abrigo de las dudas que sobre la legitimidad de su mandato se han alzado en Argelia desde que, en 1965, asumiera la jefatura de un Consejo de la Revoluci¨®n y, con ella, la del Estado nacido de la guerra colonial contra los franceses.Los dos acontecimientos que van a sustanciar la v¨ªa argelina de una forma definitiva son la preparaci¨®n del segundo Congreso del Frente de Liberaci¨®n Nacional, partido ¨²nico, y la elaboraci¨®n del tercer plan cuadrienal. Las vicisitudes del FLN, no por soterradas menos evidentes, han estado en el centro de la evoluci¨®n pol¨ªtica argelina. El FLN, minado por luchas personales y de tendencias, no ha sido estos a?os, m¨¢s que te¨®rica mente, la fuente del poder, en realidad, en manos del Consejo de la Revoluci¨®n. Hoy es moneda corriente en Argelia que el partido, al que la reorganizaci¨®n institucional en marcha sit¨²a de nuevo como motor del Estado, est¨¢ en buena medida burocratizado y que sus l¨ªderes hist¨®ricos, apoyados en la autoridad incontestable de su hero¨ªsmo personal durante la guerra contra Francia, han obstaculizado con su personalismo una maquinaria en la que existen serios focos de contestaci¨®n, a cargo de los militantes j¨®venes, no muy numerosos, pero s¨ª de gran peso en un. pa¨ªs donde la mitad de la poblaci¨®n no ha cumplido los veinte a?os. En la nueva etapa argelina, que conocer¨¢ transformaciones radicales, en palabras de Bumedian, el FLN va a ejercer la direcci¨®n ideol¨®gica, y su composici¨®n y la relaci¨®n de fuer zas presentes en su seno van a de terminar, m¨¢s all¨¢ de los persona lismos, el rumbo del pa¨ªs. Por de pronto, el n¨²mero de diputados y las modalidades del escrutinio para la elecci¨®n de la Asamblea Nacional Popular, el pr¨®ximo enero, ¨®rgano legislativo que elaborar¨¢ y votar¨¢ las leyes. y cuyos miembros ser¨¢n elegidos por sufragio universal, directo y secreto han de ser fijados por el partido, seg¨²n reza la Constituci¨®n aprobada en noviembre.
La elaboraci¨®n del plan econ¨®mico y social para el cuadrienio 1978-1981, va a reavivar un debate, al cual el pueblo s¨®lo se ha podido incorporar recientemente a trav¨¦s de la amplia discusi¨®n sobre la Carta Nacional, que ha definido las grandes orientaciones pol¨ªticas del modelo argelino y las instituciones que han de llevar las a buen fin. Los argelinos no son apol¨ªticos, pero su participaci¨®n en el proceso director de su pa¨ªs deja todav¨ªa que desear. Con su discusi¨®n masiva de la Carta y la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n expresaban mucho m¨¢s la confianza en la superaci¨®n de sus dificultades cotidianas, que grandes opciones ideol¨®gicas, por lo dem¨¢s imposibles en una naci¨®n muy compleja sociol¨®gicamente y a la que un pasado reciente, particularmente violento, impide encuadrar en simples clases sociales antag¨®nicas.
El Plan, primero hecho desde la resoluci¨®n formal de las contradicciones institucionales del pa¨ªs, va a enfrentar a las dos tendencias presentes en la ¨¦lite argelina. Desde la izquierda se critica a Bumedian porque sus proyectos industrializadores y agr¨ªcolas expresan un concepto burgu¨¦s del desarrollo que precisa un Estado revolucionario del Tercer Mundo.
Una derecha liberal, cada vez m¨¢s inoperante en Argelia, y cuyos representantes est¨¢n vinculados, sobre todo, a los negocios de exportaci¨®n en los sectores de propiedad privada, ve con miedo el camino irreversible de la socializaci¨®n. Cuatro dirigentes nacionalistas formularon este punto de vista, a comienzos de a?o, en Argel, en lo que se donomin¨® manfiesto de los liberales, pidiendo el fin del poder personal del presidente, que se enfrenta ahora, en un dif¨ªcil papel de impulsor y ¨¢rbitro, a la etapa decisiva del vasto proyecto econ¨®mico y pol¨ªtico de Argelia. Un pa¨ªs, en cualquier caso, conducido hac¨ªa el liderazgo africano y del Tercer Mundo, resurgido en diez a?os de una sangrienta guerra colonial y dignificado interior y exteriormente gracias a una pol¨ªtica aplicada rigurosa y coherentemente.
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