La propina, un Lockheed al por menor

Se acerca la Navidad y en estas fechas se derrochan las propinas, los ?aguinaldos?; todo el mundo pide (el basurero, el barrendero, el ascensorista, el portero, los regadores, los chicos de la tienda, etc¨¦tera).La propina es lo mismo que la ?Lockheed?, pero ?al por menor?; con nuestra propina intentamos comprar un mejor servicio que el que han de obtener aquellos que no pueden darla. Cuando las localidades de un cine de estreno se han agotado, a veces se acerca un se?or a la taquilla y pone a la vista de la taquillera un billete. Como por arte de magia, surgen varias butacas, de las mejores, del bolsillo de la taquillera, y ese pudiente se?or obtiene, sin colas ni molestias, las butacas apetecidas, mientras que unas cuantas personas, que hicieron cola durante largo rato, tienen que marcharse de manos vac¨ªas.

Hay que dar propina al portero, aunque el dinero familiar apenas llegue para lo indispensable, porque si no puede surgir el problema de que no d¨¦ favorables informes, que a veces hacen falta, para obtener determinados documentos, como el de ?buena conducta?, por ejemplo.

?Por qu¨¦ se da propina al taxista y no al conductor del autob¨²s o Metro? Ambos ofrecen al usuario un similar servicio, debidamente retribuido.

Encuentro casi inmoral hasta el peque?o obsequio del enfermo al m¨¦dico, del alumno al maestro, etc. (Y eso que en uno de estos grupos est¨¢ encuadrado mi marido y a veces recibe modestos regalos). No se debe hacer para obtener mejor trato que los dem¨¢s, ni tampoco para pagar un servicio que es obligaci¨®n del profesional ofrecer con toda amplitud.

Alguien importante defini¨® la propina como ?peque?o soborno que envilece a quien la da y denigra a quien la recibe?.

?Por qu¨¦ entonces no tratamos de ir desterrando esta inmoral costumbre?