Huelga de ciegos en Madrid
La gran mayor¨ªa de los ciegos madrile?os afiliados a la ONCE permanecieron ayer en huelga, en protesta por lo que califican de vejaciones continuas a su condici¨®n de personas y por el rechazo de sus reivindicaciones laborales. Cinco de ellos fueron detenidos por la ma?ana, en el barrio de Simancas, cuando informaban a un compa?ero que permanec¨ªa en su lugar de venta. Despu¨¦s de pasar el d¨ªa en la comisarla de San Blas, se les traslad¨® al juzgado de Las Salesas, donde se les tom¨® declaraci¨®n. A eso de las siete y media fueron puestos en libertad. Mientras tanto, sus compa?eros, reunidos en asamblea, hab¨ªan decidido romper todas las negociaciones, que se centraban en la necesidad de una democratizaci¨®n interna del organismo y la reforma del decreto fundacional.
El malestar de los invidentes madrile?os no es nuevo, ni producto de un hecho aislado, sino que se deriva de su situaci¨®n general. Como expusieron algunos de los reunidos ?no se trata ya de que nos suban la retribuci¨®n, sino de que se nos reconozca en la pr¨¢ctica los mismos derechos que a los dem¨¢s trabajadores, y que no se nos humille por nuestra condici¨®n de invidentes?.Los ciegos no quieren ser considera dos como personas in¨²tiles a la sociedad, a las que se ha facilitado la ocupaci¨®n de vender cupones para que hagan algo. Est¨¢n cansados de las limosnas institucionalizadas. Muchos de ellos, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, estudian al mismo tiempo, y no quieren terminar la carrera y seguir vendiendo cupones toda su vida.
En la asamblea celebrada ayer, a las cinco de la tarde, se aprob¨® una serie de puntos m¨ªnimos, que se negociar¨¢n con la direcci¨®n. En primer lugar, se se?ala la necesidad de una democratizaci¨®n interna del organismo, en el que todos los cargos sean elegidos por ellos mismos. El jefe nacional es designado por el jefe del Estado, a propuesta del ministro de Gobernaci¨®n. El jefe nacional elige luego a los delegados provinciales, y as¨ª sucesivamente, en una jerarqu¨ªa organizada de arriba a abajo. Cambiar esto exige reformar el decreto fundacional, a fin de que el personal afiliado pueda elegir libremente a sus representantes.
Se pide tambi¨¦n que el aumento de 6.000 pesetas que recientemente se ha concedido al personal administr¨¢tivo, tanto videntes como invidentes, se aplique a los ciegos vendedores, a base de concederles un mayor tanto por ciento en la venta de cupones. Actualmente, cada ciego dispone de catorce tiras y media. De las seis primeras reciben un 40 %, y de las dem¨¢s un 20 %. El resto pasa a los fondos de la organizaci¨®n. Para conseguir este aumento de las 6.000 pesetas, ser¨ªa necesario que otras seis tiras como m¨ªnimo se les dejara tambi¨¦n el 40 %. Hay que tener en cuenta que los ciegos no gozan de un salario m¨ªnimo, sino que todos ,sus ingresos provienen de la comisi¨®n de la venta, y no todos los d¨ªas se vende todo.
Tambi¨¦n en este punto se echa de menos una participaci¨®n del personal en su conjunto. Los ciegos piensan que es muy f¨¢cil que los mejores puntos de venta sean otorgados a los amigos personales de losiefes de reparto.
El tercer punto aprobado se refiere a que no haya represaliai de ning¨²n tipo para nadie. Esta conclusiones ser¨¢n remitidas er carta al ministro de la Goberna ci¨®n, se?or Mart¨ªn Villa.
En la asamblea se eligi¨® un comisi¨®n negociadora que fu recibida a continuaci¨®n por el je fe de trabajo y el de cupones.
La huelga de ayer y las asambleas de los d¨ªas pasados arrancan del conflicto surgido el lunes, d¨ªa de su patrona, Santa Luc¨ªa. Seg¨²n el relato de uno de ellos, corroborado por todos los que se encontraban cerca y que participaron en una improvisada entrevista, ese d¨ªa se organiz¨® una comida para festejarlo a la que asistieron casi exclusivamente los jefes administrativos.
A los ciegos se les proporcion¨® un vale para que recogieran un bocadillo y una botella de cerveza del bar. La respuesta fue que al d¨ªa siguiente, martes, la mayor¨ªa intent¨® devolver los vales al delegado provincial, y como ¨¦ste no quiso admitirlos, se rompieron p¨²blicamente en el vest¨ªbulo del edificio.
El mismo martes, hacia las cuatro de la tarde, se reunieron en asamblea, pidiendo que se les equiparara al resto del mundo laboral, en el sentido de que se les concedieran las cuatro horas libres destinadas a la votaci¨®n en el refer¨¦ndum o, en caso contrario, que se les pagara el importe aparte de su retribuci¨®n normal.
A la asamblea acudi¨® el delegado provincial, quien manifest¨® que el acto no estaba autorizado y que armaban demasiado alboroto. Seg¨²n el testimonio de bastantes testigos presenciales, les increp¨® llam¨¢ndoles ?pandilla de locos?, lo que origin¨® un fuerte tumulto y gritos de ?dimisi¨®n? y ?fuera de la asamblea?.
El delegado propuso que las cuatro horas se les pagaran como si fuera festivo, en base al salario m¨ªnimo, lo que tampoco fue aceptado.
Al no llegar a nada claro, los ciegos decidieron salir ayer normalmente, con el miedo, como parece que ocurri¨®, que la venta fuera inferior a la de otros d¨ªas.
Previamente hab¨ªan adoptado el acuerdo de que si la venta era mala, no entregar¨ªan la liquida ci¨®n por la noche, ni retirar¨ªan los cupones que se deber¨ªan haber vendido hoy. Al final del d¨ªa, reunidos desde las ocho en el local de la calle Prim, manifestaron su intenci¨®n de seguir manifest¨¢ndose a diario hasta lograr sus reivindicaciones, tanto econ¨®micas como sociales. En un ambiente tenso, con frecuentes oradores espont¨¢neos llamando a la unidad (en los hechos de estos d¨ªas hay un peque?o grupo que no ha participado) se ha insistido en la dimisi¨®n del delegado provincial. Aunque en un principio pensaban quedarse en el local hasta las doce de la ma?ana, en vista que no les atend¨ªa nadie, decidieron marchar a sus casas.
Ruptura de negociaciones
En la ma?ana del jueves fueron detenidos por miembros de la Polic¨ªa Armada cinco invidentes que recorr¨ªan algunos puntos de venta informando a sus compa?eros de los acontecimientos del d¨ªa anterior. Aunque la asamblea hab¨ªa decidido no liquidar la venta del mi¨¦rcoles, y no vender cupones durante el jueves, un grupo, formado por vendedores que no hab¨ªan asistido a la misma y otros que no estuvieron de acuerdo, salieron a la calle normalmente y ocuparon sus puestos de venta. Cuando sus compa?eros fueron a buscarles para informarles, o para pedirles que reconsideraran su actitud, se produjo su detenci¨®n y posterior traslado al Juzgado de las Salesas.La noticia lleg¨® a la asamblea a las siete de la tarde, cuando ya se hab¨ªan aprobado los puntos mencionados antes e incluso cuando la comisi¨®n estaba negociando con los jefes. Inmediatamente se decidi¨® cortar todo tipo de conversaciones hasta que los detenidos estuvieran en libertad, y se avis¨® a un bufete de abogados para que iniciaran las gestiones legales oportunas. Los ciegos han manifestado que la huelga continuar¨¢ mientras dure esta situaci¨®n.
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