El Festival de Cine de Huelva, una propuesta ejemplar

Hace unos d¨ªas concluy¨® la II, Semana de Cine Iberoamericano de Huelva, festival protot¨ªpico de uno de los diverso enfoques que todo certamen cinematogr¨¢fico admite. San Sebasti¨¢n, Valladolid, Sitges, Benalm¨¢dena y La Coru?a componen, a grandes rasgos, el espectro festivalero nacional. Si se analiza el caso de Huelva, es posible que surjan conclusiones ejemplares.Un certamen especializado en su tem¨¢tica (cine iberoamericano), pero que admite la multisignificaci¨®n. En ¨¦l se exhibieron desde pel¨ªculas militantes (Los traidores, del Grupo de Base argentino), a experimentos vanguardistas (caso de El topo, de Jodorowsky), con un notable n¨²mero de filmes en el que el melodrama, repleto de sangre y pasi¨®n, ocupaba el lugar preferente. A priori todo es significativo del quehacer cinematogr¨¢fico de aquel continente que, como cualquier otro, se manifiesta art¨ªstica e industrialmente en m¨²ltiples direcciones -probablemente reducibles a una serie de prototipos, pero ¨¦sa es otra historia-. Un festival popular en su proyecci¨®n p¨²blica, al que concurren cotidianamente cerca, de 5.000 personas y en el que no existen las menores pretensiones de la fanfarria de figurantes con smoking, a la que tan adictos son por otros pagos.

Y, por ¨²ltimo, un festival en el que ?lo oficial? relumbra por su ausencia. A nadie se le escapa que conceptos como ?especializado? y ?popular? pueden, y de hecho as¨ª ocurre, conllevar el de ?no oficial? como regalo inesperado y apetitoso, con los contras de no tener apenas una subvenci¨®n econ¨®mica que llevarse a la boca, y con los pros de actuar con mayor independencia, tanto al nivel de la selecci¨®n de las pel¨ªculas como el de los invitados y miembros del jurado.

Se ha dicho en numerosas ocasiones que un festival de cine s¨®lo ten¨ªa dos alternativas: o abocarse decididamente por el terreno industrial, es decir, buscar fundamentalmente las transacciones econ¨®micas de los distribuidores, productores y exhibidores o buscar, en la medida de lo posible, satisfacer la siempre insatisfecha voracidad del cin¨¦filo. Huelva, y su Semana de Cine Iberoamericano, propone una alternativa distinta en la que el cin¨¦filo puede contemplar pel¨ªculas infrecuentes en las pantallas nacionales y el p¨²blico puede escoger entre diversas opciones, desde el Indio Fern¨¢ndez o Leonardo Favio, a los doctrinarios de la revoluci¨®n y todo ello sin tener que soportar ning¨²n discurso inaugural.