Cuatro horas con los hijos de Carrillo en busca de su padre
A las ocho en punto de la noche de ayer, en el piso quinto A, del n¨²mero 12 de la calle Seco, en Vallecas, los hermanos Santiago y Jos¨¦ Carrillo, hijos del secretario general del PCE, se disponen a abandonar la vivienda en compa?¨ªa de una amiga que les acaba de dar la noticia de la detenci¨®n de su padre por fuerzas de la polic¨ªa.
Santiago, el hijo mayor, termina de colgar el tel¨¦fono. Se acaba de citar con el abogado Jaime Sartorius para intentar entrevistarse con el ministro de Gobernaci¨®n, Rodolfo Mart¨ªn Villa. Jaime Sartor¨ªus ha comunicado a Santiago Carrillo, hijo que el secretario t¨¦cnico del Ministerio de Gobernaci¨®n, se?or Sant¨ªn, le avisar¨¢ respecto a la entrevista con Mart¨ªn Villa. Sartorius y el hijo mayor de Carrillo quedan en verse a las nueve de la noche en una cafeter¨ªa de la calle de G¨¦nova. Ya en la calle, el hijo menor. Jos¨¦, se encamina a realizar otras gestiones, as¨ª como la amiga que les dio la noticia. El hijo mayor y yo tomamos un taxi, el n¨²mero de licencia 1093, y enfilamos hacia la calle de G¨¦nova seguidos por Joaqu¨ªn Amestoy, compa?ero fot¨®grafo. en su furgoneta.
Atr¨¢s queda la vivienda en la que la familia Carrillo luce una litograf¨ªa de Picasso, con firma original del autor. dedicada al l¨ªder comunista, y una fotograf¨ªa de ¨¦ste, sonriente, de perfil. acaric¨ªandose el ment¨®n con el dedo pulgar y la nariz con el ¨ªndice.
Llegamos al punto de destino. Santiago, hijo intenta pagar el taxi. A pesar de su aparente serenidad, el nerviosismo -?la m¨²sica va por dentro?, confiesa- no le permite encontrar el dinero durante unos momentos en los que se revisa todos los bolsillos.
Dice el joven Carrillo que no comprende esta detenci¨®n. ?Se puede intentar pegar al presidente de las Cortes, se puede secuestrar al presidente del Consejo de Estado, y no pasa nada. Hay que detener al secretario general del Partido Comunista. Y esto despu¨¦s del refer¨¦ndum. No lo entiendo.?
Mientras esperamos al abogado Sartorius me cuenta: ?Y desde 1968, en Francia, vivamos con estos sobresaltos. Apenas si lo hemos visto, durante este tiempo, algunos fines de semana. No es que te acostumbres a ello, pero... Aqu¨ª, en Espa?a, desde antes de la rueda de prensa que dio el pasado d¨ªa 10 no lo hemos vuelto a ver.?
Una duda asalta todav¨ªa a Santiago Carrillo, hijo: no sabe a esa hora si a su padre lo ha detenido la polic¨ªa o no. Cuando el abogado Sartorius habl¨® con el Ministerio de Gobernaci¨®n no le confirmaron que estuviese detenido. Alguien hab¨ªa comentado al hijo ?que si fuera verdad la detenci¨®n y no un secuestro, ser¨ªa lo menos malo? y ¨¦l pensaba lo mismo. Poco despu¨¦s pudo confirmar por tel¨¦fono la detenci¨®n. Se hab¨ªa producido a las siete menos cuarto de la tarde en la confluencia de las calles L¨®pez de Hoyos y Padre Jes¨²s Ord¨®?ez, iba solo, una mujer vio,c¨®mo era detenido y acababa de salir de una reuni¨®n en el n¨²mero 14 de Padre Jes¨²s Ord¨®?ez.
M¨¢s informaci¨®n que recibe Santiago, hijo, hace suponer la detenci¨®n, tambi¨¦n de Pilar Bravo. Sim¨®n S¨¢nchez Montero y Jaime Ballesteros.La tardanza en llegar del abogado Sartorius empieza a extra?ar. Son ya las diez de la noche. y en su despacho, situado al final de la calle de Serrano, dicen que Sartorius sali¨® hacia G¨¦nova hace una hora. La Polic¨ªa Municipal de Tr¨¢fico informa que no ha ocurrido ning¨²n accidente en el trayecto Serrano, Goya, G¨¦nova, entre las nueve y las diez y cuarto de la noche. Del despacho de Sartorius salen otras Personas hacia G¨¦nova, llegan y afirman que no han encontrado nada anormal en el recorrido. Llegan referencias de que diversos despachos de abogados madrile?os estaban controlados anoche por la polic¨ªa que apost¨® fuerzas pr¨®ximas a tales edificios. A partir de ese momento, diez y media de la noche, se piensa que Jaime Sartorius haya sido detenido tambi¨¦n.
Sin embargo, m¨¢s tarde se supo que el abogado Sartorius hab¨ªa logrado tener acceso a la Direcci¨®n General de Seguridad para interesarse por Santiago Carrillo, y all¨ª segu¨ªa a la una de la madrugada.
Mientras tanto, la esposa de Santiago Carrillo, Carmen, ha mantenido en la calle de La Cruz, 16, mantiene, con algunos abogados una rueda de prensa sobre la detenci¨®n de su esposo y se facilita a la prensa un comunicado.
El hijo mayor de Santiago Carrillo consigue establecer contacto con su hermano Jorge y juntos, en la furgoneta de Joaqu¨ªn Amestoy, nos vamos al Ministerio de Ia Gobernaci¨®n. All¨ª se presentan a los n¨²meros de la Guardia Civil de servicio en puerta: ?Somos los hijos de Santiago Carrillo y quer¨ªamos saber si ha estado aqu¨ª nuestra madre y si se sabe d¨®nde est¨¢ nuestro padre y si podemos hablar, con alg¨²n alto cargo del Ministerio. ?
Eran ya las once y pico. Los guardias civiles avisan adentro. Sale un se?or de edad mediana que aconseja a los hijos de Carrillo que vayan a la Direcci¨®n General de Seguridad o al Gobierno Civil, y asegura que su madre no estuvo all¨ª. Tras un mutuo y cort¨¦s ?buenas noches?, nos vamos de all¨ª. A esa hora, en Sol y cercan¨ªas, debe estar desarroll¨¢ndose una manifestaci¨®n en protesta por la detenci¨®n de Carrillo. Sus hijos deciden que, dada la hora que es, ser¨¢ mejor regresar a su casa por si su madre estuviese ya all¨ª. Y me separo, de ellos recordando unas frases intercambiadas antes con Santiago, hijo, referidas a su padre:
A veces se entra esposado en una dependencia policial y se sale mininistro, le dije.
-Tambi¨¦n, tambi¨¦n, pero esto es grotesco, contest¨®.
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