La crisis de la Europa comunitaria se ha acentuado durante 1976
Europa, la Europa comunitaria formada por los nueve de la CEE, que empez¨® el a?o bajo el signo de la crisis socio-econ¨®mica, terminar¨¢ su balance de 1976 con mayor n¨²mero de parados que a primeros de a?o (casi seis millones), con un claro peligro de despegue inflacionista y unas diferencias muy grandes entre los niveles de desarrollo en sus Estados miembros.
La crisis econ¨®mica tiene su vertiente pol¨ªtica. Los nueve intentaron salvar lo salvable y esperar mejores tiempos para buscar nuevos caminos de integraci¨®n.A lo largo de tres cumbres de jefes de Estado o de Gobierno, abril en Luxemburgo, julio en Bruselas y noviembre en La Haya. los nueve procuraron ocultar sus diferencias ante la opini¨®n p¨²blica, y mostraron su incapacidad de buscar soluciones audaces, y factibles.
La CEE sufre un desequilibrio entre unos miembros fuertes. capitaneados por Alemania Federal, y otros d¨¦biles que no logran superar sus problemas, como Gran Breta?a, Italia. Bonn polariza la pol¨ªtica econ¨®mica, supedita su ayuda a directrices pol¨ªticas e intenta marcar su l¨ªnea en materia de pol¨ªtica exterior. Par¨ªs, con sus sue?os de grandeur, contraataca en todos los frentes, sin grandes resultados. Londres intenta sacar el mayor partido para s¨ª mismo de las divergencias de la CEE, y los dem¨¢s se alinean a uno u otro, en funci¨®n de sus intereses.
Concentraci¨®n pol¨ªtica y Parlamento Europeo
Una de las decisiones m¨¢s importantes de la CEE, a lo largo del a?o que termina, fue la adopci¨®n definitiva, durante la cumbre de Bruselas del proyecto de elecci¨®n directa por sufragio universal de los 410 miembros del Parlamento Europeo. Las elecciones, que deber¨ªan celebrarse en mayo de 1978. comienzan a mover a los grandes partidos pol¨ªticos de. la CEE. Socialistas. democristianos, liberales e incluso comunistas, tienen en cuenta la cita hist¨®rica de la primavera del 78 y debaten los pros y contras de las primeras elecciones europeas.
En general se espera interesar la opinion de los 260 millones de habitantes de los nueve. La elecci¨®n directa de sus representantes de los complicados mecanismos de la Europa mercantilista podr¨ªa ser una operaci¨®n rentable. Representar¨ªa, sobre todo, un primer paso hacia la pretendida cooperaci¨®n pol¨ªtica de la CEE.
Hasta el momento las reuniones de concentraci¨®n pol¨ªtica, gracias a las cuales los nueve deber¨ªan hablar a una sola voz ante el mundo, no consiguen ir m¨¢s all¨¢ de las recomendaciones. Los nueve van casi siempre a remolque de los acontecimientos.
La paralizaci¨®n del di¨¢logo norte-sur, entre pa¨ªses productores y consumidores de materias primas, la lentitud del di¨¢logo euro-¨¢rabe, la incapacidad de la CEE de convertirse en ?tercera potencia? entre USA y la URSS, son tan s¨®lo algunos de los ejemplos m¨¢s revelantes de una Europa que podr¨ªa ser... pero, que todav¨ªa no es.
No hay que esperar milagros para la CEE en 1977. Un cambio de comisi¨®n europea, dirigida, a partir del 6 de enero, por el laborista Roy Jenkis, una rotaci¨®n tradicional semestral que caer¨¢ sobre espaldas brit¨¢nicas en la presidencia de los consejos de la CEE, un Parlamento Europeo cada vez m¨¢s cr¨ªtico de las eurocr¨¢ticas instituciones comunitarias, tales son, a lo sumo, los centros de esperanza que permiten creer que 1977 puede despertar la CEE de su largo letargo.
.La inc¨®gnita socio-econ¨®mica continuar¨¢ pesando. Crisis que condicionar¨¢ los proyectos de la CEE, cara a una eventual ampliaci¨®n de los nueve.
Por el momento los comunitarios negocian -con la mayor lentitud posible por parte de Bruselas- la adhesi¨®n de Grecia al Mercado Com¨²n. Saben que 1977 aportar¨¢, salvo sorpresas, las solicitudes de entrada por parte de Portugal y Espa?a.
?Reforzar o ampliar? Tal es el dilema. Pol¨ªticamente todos los pa¨ªses de la CEE est¨¢n de acuerdo, de puertas para afuera, en decir s¨ª a Lisboa y Madrid. Econ¨®micamente las cosas muy distintas.
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