China y URSS, ante el relevo de generaciones
El presidente del PCC Hua Kuo-feng, ha calificado a 1976 como uno de los m¨¢s importantes en la historia de China, y asi fue en realidad. Los dos grandes personajes de la Rep¨²blica PopuIar, Chu En-lai y Mao Tse-tung han desaparecido propiciando el estallido de la lucha por el poder entre los herederos de la revoluci¨®n cultural y la vieja guardia del ocasionando una serie de acontecimientos pol¨ªticos tan importantes para el futuro de China corno un d¨ªa lo fueron el Gran Salto Adelante, la ruptura con Mosc¨² o la propia revoluci¨®n cultural.En un a?o han desaparecido dos grandes figuras del comunismo chino e internacional, pero tambi¨¦n se han establecido las bases para liquidar los principios de la revoluci¨®n cultural. Seg¨²n un anuncio del propio Hua Kuo-feng, China entrar¨¢ en una fase de democratizaci¨®n que acabar¨¢ con los abusos centralistas y procurar¨¢ una tranquilidad adicional necesaria para conseguir las metas econ¨®micas del a?o 2000 (colocar a China entre las grandes potencias industriales), para lo cual ser¨¢ necesario barrer una parte de todo lo anterior, objetivo presumible del XI Congreso del PCC que debiera celebrarse en 1977, que al igual que en el X (1973), que sirvi¨® para la denuncia de Lin Piao, la cr¨ªtica de los cr¨ªmenes de la banda de los cuatro serv¨ªa como justificaci¨®n a la etapa de unidad, orden, estabilidad y producci¨®n que preside Hua Kuo-feng y para la entrada de nuevos pol¨ªticos que intenten paliar la gerontocracia gubernamental.
Todo el poder para Brejnev
Si en China se supone que la nueva etapa traer¨¢ aparejada la entrada de hombres nuevos, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica el relevo est¨¢ planteado desde el XXV Congreso del PCUS en los meses de febrero y marzo pasados. Fue la culminaci¨®n de un proceso de consolidaci¨®n de Le¨®nidas Brejnev al frente del partido, que comenz¨® con la depuraci¨®n de Chelest en 1971, sigui¨® con la ca¨ªda de Chelep¨ªn en 1975 y termin¨® con el culto a la personalidad, la desgracia de Polianski y la entrada de los amigos de Brejnev en el Bur¨® Pol¨ªtico, a ra¨ªz del mencionado XXV Congreso. A partir de ese momento los hombres j¨®venes con posibilidades de sustituir un d¨ªa al secretario general, Kulakov, Kuznessov, Chertbiski y Romanov (el m¨¢s joven del Bur¨® Pol¨ªtico) han ido asumiendo altas responsabilidades.
La otra Europa, expectante
Si en la URSS el relevo de gobernantes est¨¢ programado para que se efect¨²e sin problemas no puede decirse lo mismo de Yugoslavia, que espera la desaparici¨®n de Tito con temores, que podr¨ªan ser aprovechados por la URSS, no en forma de ataque militar, condenado de antemano al fracaso, sino en explotar las rivalidades ¨¦tnicas entre las diferentes rep¨²blicas yugoslavas y favorecer los movimientos centr¨ªfugos, no siempre representados por los comunistas ortodoxos, rnientras el nacionalismo croata, en su doble vertiente de reacci¨®n de extrema derecha y de ?socialismo de rostro humano? espera la muerte del anciano mariscal para iniciar su actividad interrumpida en 1971.
Entretando, el movimiento obrero polaco ha hecho retroceder el prestigio del Gobierno con sus huellas del mes de junio coloc¨¢ndole en una postura dif¨ªcil ante la URSS y sus aliados, siempre tan susceptibles ante cualquier atentado contra el sisterna de partido ¨²nico. Tambi¨¦n la Iglesla y los c¨ªrculos intelectuales se han declarado abiertamente contrarios a la pol¨ªtica gubernamental desde que el ¨²ltimo congreso del PC polaco aprob¨® constitucionalmente la ?amistad inquebrantable con la URSS?, lo que en cierta medida contradice las intenciones ?independ¨ªentistas?, expuestas por Gierek el verano pasasado, que debe hacer frente a un d¨¦ficit de unos 8.000 millones de d¨®lares y el malestar de la sociedad v¨ªctima del racionamiento de alimentos.
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