La alternativa autonomista

La semana pasada advert¨ªa de las dificultades que existen para un frente electoral constituyente en todo el ¨¢mbito del Estado espa?ol. A m¨¢s de uno le debieron parecer exageradas y sectarias mis afirmaciones de que s¨®lo la izquierda presenta una alternativa verdaderamente constituyente. ?Es que el Centro no quiere, tambi¨¦n, una nueva Constituci¨®n democr¨¢tica? Una breve aclaraci¨®n conceptual matizar¨¢ hoy mi comentario de ayer, aunque en esta ocasi¨®n pretendo, ante todo, ofrecer una variante catalana -m¨¢s factible, me parece a m¨ª- al dif¨ªcil proceso constituyente espa?ol.Mi taxativa creencia en que s¨®lo la izquierda puede ser coherente con una alternativa democr¨¢tica que se refleje en una nueva Constituci¨®n nace de lo ya explicado en otras ocasiones: una vez celebrada la elecci¨®n a Cortes ¨¦stas no tendr¨¢n m¨¢s remedio que pactar, en el mejor de los casos. si se elabora una constituci¨®n o no. Jur¨ªdicamente, los nuevos parlamentarios topar¨¢n con la ley deReforma Pol¨ªtica del Gobierno Su¨¢rez. Quien quiera reformarla o derogarla se encontrar¨¢ con la oposici¨®n de quienes alegar¨¢n el ?s¨ª? mayoritario del anterior refer¨¦ndum.

No-s¨®lo eso. Los reformadores podr¨ªan alegar que no existe l¨ªmite alguno para la tarea reformadora. Pero, seg¨²n eso, hasta la Monarqu¨ªa podr¨ªa ser puesta en tela de juicio. ?Cree alguien sinceramente que prosperar¨ªa -aunque s¨®lo fuera por esta vidriosa cuesti¨®n real- el principio de reforma ilimitada, que es propio de. todo aut¨¦ntico proceso constituyente?

Item m¨¢s. Los partidos no se pondr¨¢n de acuerdo en un texto constitucional coherente porque no es,verdad que pueda hacerse una mera constituci¨®n t¨¦cnica o procesal. Donde coexisten diversas ideolog¨ªas todas ellas democr¨¢ticas- no hay manera de crear ni siquiera una constituci¨®n ideol¨®gicamente ?descafeinada?. Por -eso, acabar¨¢, imponi¨¦ndose la ,f¨®rmula de elaborar leyes de reformas funcionales a partir de las actuales leyes Fundamentales.

La propia composici¨®n de las Cortes, ciertamente heterog¨¦nea, -debido al sistema proporcional -que es, con todo, el mejor para representar hoy a los espa?oles har¨¢ de los partidos y de sus intereses los verdaderos caulsantes de la opci¨®n ?pactista? o simplemente reformadora- a no ser que se produzca ese pacto, (que tan dif¨ªcil veo), entre todos los dem¨®cratas que aspiran a una nueva Constituci¨®n. Y en fin, no vale decir que cualquier texto, que salga de los ?constituyentes? es, aunque se llame as¨ª, una constituci¨®n pues, formalmente hablando, tambi¨¦n lo es una ley que consagre una tiran¨ªa o una dictadura.

La variante catalana a la que antes hice menci¨®n se refiere a la ley constitucional que consagrar¨¢ la autonom¨ªa de Catalu?a. es decir, su Estatuto. Esa ley -constituyente encierto sentido , para los catalanes- s¨ª que podr¨ªa ser fruto de un ampl¨ªo frente. electoral y parlamentario, de los partidos catalanes democr¨¢ticos. mayor¨ªa muy probable en los pr¨®ximos comicios.

Bastar¨ªa con que dichos partidos pudieran renunciar a su curiosidad por saber cu¨¢ntos votos tienen hoy cada uno en Catalu?a, en beneficio de saber cu¨¢ntos alcanza su com¨²n aspiraci¨®n autonomista. Si se lograse el frente propuesto -que tantas leg¨ªtimas diferencias y oposiciones borrar¨ªa de momento-, podr¨ªa lograrse la mayor¨ªa en los esca?os correspondientes del Congreso y el copo en los del Senado.

Si en el Parlamento se crearan, a continuaci¨®n. alianzas autonomistas con vascos, gallegos y otros pueblos y regiones, podr¨ªa salir adelante una ley de Autonom¨ªas Regionales o unos preceptos de la posible ?constituci¨®n? que garantizar¨¢n futuros estatutos de mocr¨¢ticos para todas las ?regio - nes? o para las que quisieran cumplir los requisitos que la ley prescriba_para acceder a la autonom¨ªa pol¨ªtica.

Dado el car¨¢cter, ?constituyente? de las primeras elecciones, los partidos de las nacionalidades han de tener m¨¢s inter¨¦s en asegurar el futuro marco auton¨®mico que en vincularse a estrategias legislativas concretas de los partidos hom¨®logos del Estado, con excepci¨®n, por supuesto, de la reforma constitucional que a todos afecta por igual. Debieran preguntarse los partidos catalanes, vascos,, gallegos, etc¨¦tera, qu¨¦ les interesa m¨¢s hoy: ?votar en l¨ªberal, democristiano o socia lista, o votar todos juntos en auto nomista?

Si se logra un Estatuto, los partidos. ?regionales? habr¨¢n alcanzado su marco natural de actuaci¨®n: su Gobierno y su Parlamento. Sus alianzas y relaciones con los partidos hermanos de todo el Estado se clarificar¨¢n. Muchos. motivos de tensi¨®n, desaparecer¨¢n, pues se habr¨¢ deslindado el campo de ,competencias y, por tanto, de, fricciones. Los partidos de las nacionalidades podr¨¢n aportar, entonces en el Parlamento espa?ol su gran y sucesivo apoyo a la democratizaci¨®n de todo el pa¨ªs, pero no deber¨¢n regatear en las Cortes -en complicadas y no siempre n¨ªtidas alianzas- disposiciones legislativas que afectan directamente a Catalu?a, Euzkadi, Galicia, etc¨¦tera.

La alternativa autonomista que propongo podr¨ªa ser, incluso, una fuerza que colaborar¨¢ a forzar una, ,de las conquistas constitucionales m¨¢s importantes. en las pr¨®ximas Cortes., Si no se puede ir a una, Constituci¨®n plenamente democr¨¢tica, vayamos al menos a una democr¨¢tica ley de Autonom¨ªas.