La investigaci¨®n en Espa?a: otra frustraci¨®n nacional
Repetidas veces se ha dicho que las inversiones p¨²blicas y privadas que en este pa¨ªs se destinan al fomento y sost¨¦n de la investigaci¨®n son insuficientes, para mantener con un m¨ªnimo decoro el nivel que exigen sus responsabilidades sociales. No obstante en pocas ocasiones se hace menci¨®n de los condicionamientos conceptuales y de estructura impuestos por las circunstancias pol¨ªticas y econ¨®micas de los ¨²ltimos cuarenta a?os, que han imposibilitado un desarrollo cient¨ªfico satisfactorio. Nos referimos, entre otros, a la ausencia de una planificaci¨®n por objetivos coherentes y aut¨¦nticamente social, a la organizaci¨®n burocratizada y elitista de los ¨®rganos encargados de ejecutarlos, a la triple relaci¨®n de intereses entre las oligarqu¨ªas pol¨ªtica, econ¨®mica e intelectual. De poco servir¨ªa multiplicar por diez la rid¨ªcula proporci¨®n actual del 0,3 % del producto nacional bruto que se destina a investigaci¨®n, si previamente no se soslayan esas ataduras.El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas se crea el a?o 1939. Las fuerzas vencedoras de la guerra civil muestran diverso talante frente al reci¨¦n nacido organismo. Unas tradicionalmente distanciadas del hecho cultural, se mantienen en su actitud, si bien algunos de sus representantes entran a formar parte de los ¨®rganos de asesoramiento del CSIC. Otras, por el contrario, conscientes de la importancia que ¨¦ste puede alcanzar como medio de control ideol¨®gico y cient¨ªfico, dedican sus mejores esfuerzos y hombres a la tarea de su organizaci¨®n y gobierno. De la mano de ¨¦stos, bajo la intenci¨®n del fomento e impulso de una tecnolog¨ªa nacional que sirva de base a una econom¨ªa aut¨¢rquica, la cual, por otra parte proporciona amplios y c¨®modos beneficios el mundo empresarial y el industrial que aqu¨¦l controla es llamado a colaborar directamente en la organizaci¨®n y desarrollo del CSIC. Con ello se conseguir¨¢ que merced a la participaci¨®n de este grupo en los ¨®rganos de Administraci¨®n del Estado buena parte de los fondos p¨²blicos sean invertidos en la financiaci¨®n de las actividades del CSIC.
Causas de ¨ªndole diversa y la apreciable diferencia existente entre los objetivos del equipo rector del CSIC -ocupaci¨®n de c¨¢tedras universitarias, control del pensamiento human¨ªstico- y los del mundo ernpresarial -apetito desordenado de beneficios- plantean la necesidad de una separaci¨®n de los centros de investigaci¨®n tecnol¨®gica o aplicada -Patronato Juan de la Cierva- de los de investigaci¨®n fundamental tanto cient¨ªfica como de humanidades -Divisi¨®n de Ciencias y Patronatos de Humanidades-. As¨ª, por decreto de 4 de febrero de 1949 se reconoce la autonom¨ªa jur¨ªdica administrativa y econ¨®mica del Patronato ?Juan de la Cierva? de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica.
Los v¨ªnculos a¨²n existentes se rompen definitivamente con el decreto 1348 de 14 de junio de 1962 mediante el cual el patronato se convierte en organismo aut¨®nomo de la Administraci¨®n del Estado. Dotado del mismo esquema antidemocr¨¢tico, autoritario y elitista del organismo central y lejos ya del posible intervencionismo de los otros ¨®rganos rectores del CSIC, su nuevo estatus le permite adoptar sus propios criterios en cuanto a la creaci¨®n de nuevos centros, como el procedimiento de contrataci¨®n y clasificaci¨®n de su personal.
Mientras que la separaci¨®n funcional, administrativa y econ¨®mica entre estos organismos conduce inevitablemente, aparte de a la discriminaci¨®n distributiva de recursos y a la institucionalizaci¨®n del gobierno virreinal, a la p¨¦rdida de la propia identidad como servicio social, los estatutos, reglamentos, normativas, estamentos, etc¨¦tera, que lo regulan, hacen poco menos que imposible que la actuaci¨®n de sus centros y equipos de trabajo sea suficientemente din¨¢mica. Por otro lado su ordenamiento jerarquizado en muchos casos, dificulta el mantenimiento del ambiente cr¨ªtico imprescindible para que el hecho cient¨ªfico se produzca. En consecuencia:
a) La naturaleza y el ritmo de los objetivos se ven sometidos a los criterios personalistas de las distintas jefaturas existentes, las cuales por una parte, enfatizan los aspectos de los mismos que son m¨¢s pr¨®ximos a sus intereses profesionales o particulares, y por otro condicionan su selecci¨®n al ser ellas las ¨²nicas que siguiendo criterios administrativos, pertenecen a los ¨®rganos de gobierno, y
b) La rigidez estamental dificulta el planteamiento de nuevos trabajos por lo que suponen de cambio estructural y mental, haciendo que los que est¨¢n en curso se dilaten en el tiempo.
A partir de aquel divorcio, las relaciones del Patronato Juan de la Cierva con la industria se hacen cada vez m¨¢s ¨ªntimas. El potencial econ¨®mico es cada vez m¨¢s importante y, consecuentemente, tambi¨¦n los intereses en juego. Sectores industriales potentes originan centros de investigaci¨®n de gran peso espec¨ªfico, mientras que los menos desarrollados, por imprescindibles que sean para el pa¨ªs, o no se generan, o languidecen en el abandono. El Patronato integra en sus ¨®rganos de gobierno y direcci¨®n hombres provenientes de los sectores bancarios e industriales o que en mayor o menor grado y forma a ellos est¨¢n vinculados. Consecuentemente la orientaci¨®n y desarrollo de los planes de trabajo seguir¨¢n las pautas que se?ala la oligarqu¨ªa, en divorcio tanto de las necesidades reales del pa¨ªs como de las inquietudes y opiniones del personal investigador de base.
Falta de imaginaci¨®n
La falta de imaginaci¨®n e impulso creador que preside la trayectoria de la industria nacional de la ¨¦poca trasciende inevitablemente a los centros de investigaci¨®n aplicada. A una carencia total de demanda de nuevas t¨¦cnicas se responde con escasas y a veces in¨²tiles patentes. Frente a la indiscriminada e insaciable importaci¨®n de tecnolog¨ªa, los propios descubrimientos se ignoran o se reimportan del extranjero. En un mercado protegido en el que las ventas est¨¢n aseguradas, ni se codifican las t¨¦cnicas ni se normalizan los productos los sistemas. Los centros de investigaci¨®n ¨²nicamente interesan como meros laboratorios de los que cada f¨¢brica o agrupaci¨®n de industriales debiera poseer a fin de realizar cuando menos la labor rutinaria de ensayos de control de producci¨®n: ¨®rganos libradores de certificados oficiales que ser¨¢n utilizados sistem¨¢tica y casi exclusivamente con fines de promoci¨®n comercial o fuentes de peritaciones t¨¦cnicas a veces ligadas a una de las partes del contencioso.No obstante la impresi¨®n que puede sacar un c¨¢ndido lector de las memorias de actividades que publica cada a?o el Patronato Juan de la Cierva diferir¨¢ ampliamente de la que se deduce de lo hasta aqu¨ª dicho. En ellas ver¨¢ c¨®mo casi 2.000 personas, ubicadas en m¨¢s de una docena de categor¨ªas pr¨¢cticamente estancas, cubren los puestos de trabajo de veinticuatro centros en los que se realiza la investigaci¨®n tecnol¨®gica de ¨¢reas tan importantes como la alimentaci¨®n, la salud, o la vivienda, por ejemplo. Observar¨¢ c¨®mo la cantidad de departamentos, divisiones y secciones en que se subdividen los centros, duplican al de personas disponibles para dirigirlos. Por otra parte, constatar¨¢ que los trabajos de investigaci¨®n en curso se cuentan por centenares los servicios de asistencia t¨¦cnica prestados a la industria por miles, y las consultas respondidas al exterior por decenas de millares. L¨®gicamente pensar¨¢ que se encuentra, o bien ante una instituci¨®n de t¨¦cnica-ficci¨®n o frente a 2.000 superdotados. Obviamente no es nada de eso. Ocurre simplemente, que la correspondencia entre objetivos y realizaciones es meramente literaria.
Una nueva alternativa
As¨ª las cosas, parece evidente que la Investigaci¨®n tecnol¨®gica espa?ola, tal como ahora est¨¢ concebida, no puede responder eficazmente a los problemas que se le plantean, ni servir a los fines sociales que deben regirla. Es imprescindible entonces, pensar en una alternativa a los actuales planteamientos en cuya elaboraci¨®n deben participar tanto la sociedad a trav¨¦s de los ¨®rganos y sistemas oportunos, como todos los trabajadores de la investigaci¨®n.Si se admite que, cualquiera que sea su dimensi¨®n para cada objetivo, debe existir, al menos, una forma ¨®ptima de organizaci¨®n del equipo o grupo encargado de resolverlo, ¨¦ste siempre debe estar basado en la multidisciplinariedad, es decir, en la conjunci¨®n de unidades coherentes de formaci¨®n, acci¨®n y procedimientos de trabajo susceptibles de converger en una finalidad com¨²n mediante un esquema organizativo flexible en el que la autoridad la determina, exclusivamente, la competencia cient¨ªfica de sus miembros en cada ¨¢rea espec¨ªfica de estudio. De este modo cada unidad b¨¢sica realiza una doble funci¨®n: por un lado, mantiene y perfecciona los conocimientos en este campo de especializaci¨®n con lo cual cubre su objetivo permanente particular, y por otro, colabora temporalmente con otros grupos en la consecuci¨®n de un objetivo temporal.
Cuando el equilibrio de los factores tensionales de la sociedad no se da, el colectivo no tiene tan siquiera la posibilidad de poder plantear sus aspiraciones, son entonces las oligarqu¨ªas imperantes las que se erigen en los ¨²nicos int¨¦rpretes de sus deseos y necesidades, generando un proceso de evoluci¨®n social hipertr¨®fica o convulsiva, dado que a la ecuaci¨®n de equilibrio social le falta uno de sus t¨¦rminos fundamentales. Este tipo de situaci¨®n conduce a un planteamiento parcial de los objetivos comunitarios en cuya resoluci¨®n se ven arrastrados trabajadores e instituciones p¨²blicas que perder¨¢n tal car¨¢cter para convertirse en impotentes colaboradores de una problem¨¢tica falseada e injusta.
Se ha dicho hasta la saciedad que el principio de la ciencia por la ciencia es una falacia. Uno de los ejemplos m¨¢s claros de que es as¨ª lo tenemos en la Investigaci¨®n tecnol¨®gica. En este campo los recursos econ¨®micos necesarios para la financiaci¨®n de experiencias y puestas a punto de complejas t¨¦cnicas y equipos son cuantiosos, por ello se les exige cierta rentabilidad. ?C¨®mo puede independizarse entonces la selecci¨®n de proyectos y programas de estudio de los deseos de quien los financia? ?C¨®mo soslayar el intervencionismo de los destinatarios de los eventuales dividendos, sean estos pecuniarios de prestigio en el gobierno de quien los realiza?
Reestructurar la investigaci¨®n
En un Estado de sistema capitalista como es el caso de este pa¨ªs, la sociedad necesita una serie de garant¨ªas seg¨²n las cuales se obvie al m¨¢ximo la manipulaci¨®n de objetivos que favorecen los intereses sectoriales en perjuicio de los generales. Con esta intenci¨®n, los colaboradores del Instituto Eduardo Torroja, en su asamblea del mes de julio pasado, llegaron a las siguientes conclusiones sobre las relaciones entre los ¨®rganos oficiales de investigaci¨®n tecnol¨®gica y la industria:- Para el di¨¢logo eficaz con el CSIC deber¨¢ considerarse v¨¢lida una industria cuyos planteamientos respondan a: las necesidades realmente prioritarias de la sociedad espa?ola. La industria espa?ola debe evolucionar urgentemente hacia una organizaci¨®n de fuerzas de producci¨®n capaz de generar problemas de investigaci¨®n tecnol¨®gica demandante de respuestas efectivas por parte de las organizaciones cient¨ªficas.
- Las relaciones CSIC-industria deber¨¢n tener lugar a trav¨¦s de conciertos realistas, sin trampas evasivas de impuestos, en un marco de posibilidades discutido por cient¨ªficos y no por bur¨®cratas que apenas conocen las palabras clave del tema. El Estado deber¨¢ vigilar la eficacia de los conciertos. Esto s¨®lo ser¨¢ posible en una organizaci¨®n plenamente democr¨¢tica tanto de aqu¨¦l como del CSIC.
- Los programas de investigaci¨®n de desarrollo deber¨¢n ser financiados con las aportaciones directas de sector industrial interesado y no, como ocurre actualmente, a trav¨¦s de c¨¢nones (hierro, cemento, etc¨¦tera) que gravan directamente el precio del producto por lo que, en definitiva, es el propio consumidor quien los aporta. En principio la industria no est¨¢ preparada en general por falta de laboratorios y de personal investigador propios, para satisfacer sus demandas. Por ello, la misi¨®n del CSIC en esencial en el desarrollo tecnol¨®gico del pa¨ªs.
- Debe desmontarse el sistema actual de v¨ªnculos desde arriba hacia abajo estableciendo un sistema democr¨¢tico de funcionamientos de los centros y organismos coordinadores que determinen una aut¨¦ntica responsabilidad. Est¨¢ suficientemente probado que el sistema actual aut¨¢rquico, personalista, con una jerarqu¨ªa no cient¨ªfica y vinculada al capital industrial ha conducido a una situaci¨®n ca¨®tica.
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