El Gobierno portugu¨¦s, ante una dura batalla econ¨®mica
El presidente Ramalho Eanes ha designado ayer ministro de Industria y Tecnolog¨ªa, en sustituci¨®n de Walter Rosa, dimisionario, al ya ministro de Coordinaci¨®n Econ¨®mica, Sousa Gomes. La lectura de los discursos pronunciados con motivo de la toma de posesi¨®n de Comes confirma los vaticinios de los que apuntaban que los eventuales reajustes ministeriales, sobre todo en el ¨¢rea econ¨®mica, se produc¨ªan en relaci¨®n con los dos acontecimientos que van a dominar la vida pol¨ªtica del pa¨ªs en este mes de enero: el congreso extraordinario del Partido Socialista (para debatir su estatuto interno) y el congreso de los sindicatos, promovido por la Intersindical.
Estabilizar es la palabra de orden dominante en los c¨ªrculos dirigentes portugueses para este a?o. Mario Soares y su equipo parecen haber decidido, como primer objetivo, consolidar la fr¨¢gil y dif¨ªcil victoria alcanzada en la Asamblea durante el debate del presupuesto.
As¨ª, la batalla econ¨®mica constituye la v¨ªa predilecta de la oposici¨®n para los pr¨®ximos meses.
L¨®gicamente, el PCP escoge el terreno social, y como punta de lanza, el movimiento sindical. Las dos formaciones que se sit¨²an a la derecha del Gobierno socialista prefieren centrar sus ataques en el terreno t¨¦cnico, econ¨®mico-financiero, objetando la eficacia, a efectos de reactivaci¨®n econ¨®mica, de las medidas incluidas en plan econ¨®mico y presupuestario.
Como es poco probable un movimiento generalizado en el campo sindical en un momento en que sus dirigentes s¨®lo piensan en la preparaci¨®n de su congreso, el Gobierno puede contar, por este lado, si no con una tregua, s¨ª por lo menos, con un per¨ªodo de conflictos limitados y negociables.
Sin embargo, un partido como el PSD (socialdem¨®crata) tiene inter¨¦s en presentar, lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, argumentos que avalen su oposici¨®n en la Asamblea al plan econ¨®mico: tiene que demostrar que ¨¦ste es inviable, contribuyendo a esta inviabilidad, opinan los socialistas, al minar la confianza interna y externa de que tanto necesita el Gobierno portugu¨¦s para llevar adelante su proyecto contra la crisis.
Por su lado el CDS se mostr¨® m¨¢s prudente en relaci¨®n con la posibilidad de una crisis de Gobierno —por esto se abstuvo—, pero se trata m¨¢s de una divergencia t¨¢ctica que estrat¨¦gica. Se sabe, por ejemplo, que el dirigente de este partido, Amaro da Costa, pidi¨® al Banco de Portugal informaciones sobre las inversiones portuguesas, en 1976. Estos datos servir¨¢n indudablemente a una cr¨ªtica m¨¢s afilada, frente a la opini¨®n nacional e internacional, de los proyectos de inversi¨®n para los cuales los economistas del PS solicitan el apoyo del capital interno y externo.
La CIP (Confederaci¨®n de Industriales Portugueses) acaba de fulminar los proyectos del Gobierno Soares en t¨¦rminos que no ser¨¢n ciertamente ignorados en los c¨ªrculos financieros. Un documento napole¨®nico, ineficiente e asfixiante para la iniciativa privada: tal es su juicio. En un extenso an¨¢lisis, los industriales portugueses afirman que el apoyo que el Gobierno pide con insistencia a los empresarios privados en el sentido de recuperar las inversiones y las exportaciones es dram¨¢ticamente contrariado por el anuncio de un provecto de ley delimitando los sectores p¨²blico y privado. Interpretan, adem¨¢s, como una vuelta a la inseguridad goncalvista las amenazas de sanciones —que pueden ir hasta la intervenci¨®n del Estado en la gesti¨®n de las empresas— en caso de fracaso de las negociaciones para los convenios colectivos de trabajo. Palabras que pueden tener graves repercusiones pol¨ªticas y sicol¨®gicas cuando a¨²n est¨¢ por recibir el ya anunciado cr¨¦dito de trescientos millones de d¨®lares de Estados Unidos, y cuando Mario Soares se prepara para una gira por las capitales de la CEE para defender la causa del ingreso de Portugal en la Comunidad.
Entretanto, el Gobierno socialista pretende ganar la confianza necesaria, a base de sinceridad, insistiendo en explicar la gravedad de la situaci¨®n econ¨®mica y financiera del pa¨ªs, y pidiendo comprensi¨®n y ayuda: Tenemos que trabajar,m¨¢s y mejor (?); la capacidad de trabajo y el sentido com¨²n de nuestro pueblo resultan m¨¢s importantes que el oro de nuestras reservas, son algunas de las afirmaciones recientes del ministro de Finanzas, Medina Carreira, pintando, para apoyar su llamada, un cuadro realista de la situaci¨®n, cuya gravedad lo refleja perfectamente el saldo negativo en la balanza de pagos.
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