Reinar despu¨¦s de morir
La hist¨®rica plaza Tien An Men de Pek¨ªn ha vuelto a ser escenario de una gran concentraci¨®n en apoyo del ex primer ministro Chu En-lai. Escenas similares a las manifestaciones del pasado mes de abril, pero con una diferencia fundamental: Chu es ahora el triunfador, entonces era el perseguido por mediaci¨®n de Teng Hsiao-ping.
Chu En-laj es el verdadero ganador de la batalla planteada entre radicales y moderados, seg¨²n t¨¦rminos aceptados, que se prolongaba por espacio de tres a?os. Pero conviene tener presente que la victoria de Chu no es un producto espont¨¢neo de la depuraci¨®n de la banda de los cuatro. El propio Chu, en los ¨²ltimos meses de vida, despu¨¦s de la IV Asamblea del Pueblo Chino (enero 1975), que aprob¨® sus tesis econ¨®micas, hab¨ªa preparado los puestos para los hombres encargados de sucederle. Teng Hsiao-ping, a la cabeza del Gobierno y del Ej¨¦rcito Hua Kuo-feng y Li Hsien-nien, supervisores de la econom¨ªa nacional como comisarios del V Plan Quinquenal.
Despu¨¦s, la nominaci¨®n de Hua Kuo-feng y la depuraci¨®n de Hsiao-ping en la primavera de 1976, pareci¨® trastocar los esquemas del primer ministro ya fallecido. Sin embargo, se retrasaba transitoriamente, hasta la muerte de Mao, el proceso. El ahora l¨ªder chino se asentaba en la jefatura del Gobierno y Teng desaparec¨ªa de escena, paro sus m¨¢s ¨ªntimos colaboradores permanec¨ªan en puestos claves, caso de Yan Chang-wu, adjunto del depurado en la jefatura del Alto Estado Mayor, o los jefes del partido en Changtung, Setchuan y Kiangsi, provincias donde la cr¨ªtica contra el viento de derecha apenas si roz¨® el ambiente social.
Consumada la ca¨ªda de los cuatro no extra?¨® que la campa?a contra los antipartido fuese en realidad una campa?a de rehabilitaci¨®n a la memoria de Chu En-lai. A partir de la concentraci¨®n de Hang-chow, el 12 de noviembre, la prensa y el Gobierno no s¨®lo han tratado a los radicales como enemigos personales del primer ministro, sino que han lanzado a los cuatro vientos las consignas productivas y de orden que Wang Hong-wen en el X Congreso (1973) y Yao Wen-yuan en diferentes art¨ªculos period¨ªsticos hab¨ªan intentado menospreciar.
Pero en el proceso del nuevo encumbramiento de Chu no conviene menospreciar el papel desempe?ado por los militares, todos aquellos que deben al primer ministro su rehabilitaci¨®n despu¨¦s de la Revoluci¨®n Cultural, cuyas tesis profesionales compart¨ªa y comprend¨ªa Chu En-lai hasta el punto de que este asunto ha sido causa de uno de los enfrentamientos conocidos entre Chu y Mao a ra¨ªz de la derrota china frente a las tropas sovi¨¦ticas en 1969.
Chu fue un hombre respetado en todos los c¨ªrculos de poder en China, incluso en el Ej¨¦rcito, hasta el punto de que Mao tuvo que recurrir a ¨¦l cuando la Revoluci¨®n Cultural amenazaba con un ba?o de sangre en agosto de 1968 por los enfrentamientos entre soldados y guardias rojos para que mediara entre las partes con ¨¦xito. Tras violentos enfrentamientos en la provincia de Setchuan, que provocaron varios centenares de muertos, Mao envi¨® dos emisarios, que fueron secuestrados y asesinados. Entonces opt¨® porque Chu se ocupase personalmente del asunto.
Ahora, se espera que la victoria de Chu sea completa cuando Teng Hsiao-ping vuelva a ser rehabilitado. Sus errores economicistas han sido silenciados en los discursos de Hua y Li Hsien-nien, y quien hace un mes los aire¨®, el alcalde de Pek¨ªn, Wu Teh, ha desaparecido de la escena pol¨ªtica, e incluso Teng es disculpado como v¨ªctima del sabotaje de los cuatro. Pudiera regresar como primer ministro, as¨ª se explicar¨ªa la tardanza de Li Hsien-nien en ocupar este cargo que ejerce de hecho desde octubre.
Chu En-lai es hoy el primer personaje de China; no en vano su l¨ªnea llevar¨¢ adelante al pa¨ªs en el futuro, sin Mao.
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