?Es bueno o malo tomar caf¨¦?
El caf¨¦, como el tabaco, es de las cosas que, higi¨¦nicamente, primero se proh¨ªben. ?Por qu¨¦? Para unos, excita; para otros, adormece. Y lo cierto es que hay disparidad en los resultados que se han obtenido en los estudios realizados.Cinco billones de kilogramos cada a?o se consumen de caf¨¦ en el mundo. Si hacemos el juego estad¨ªstico, nos encontramos con la paradoja de que la mitad de la poblaci¨®n que pasa hambre toma caf¨¦. Un tercio del mundo est¨¢ habituado a la ingesti¨®n de caf¨¦. En pa¨ªses desarrollados puede calcularse que la media de consumo por habitante/d¨ªa es en invierno de dos tazas y media.
Dependencia
Considerado como droga ha tenido amplios detractores. En efecto, re¨²ne todas las condiciones de la droga y puede tabularse en el mismo apartado qu¨¦ la nicotina y, el alcohol. No hay m¨¢s que comprobar el n¨²mero de consumidores diarios, el n¨²mero de horas que cada hombre vive bajo las influencias de la droga y la cantidad de dinero que se gasta en ella.Sobre si el caf¨¦ crea dependencia, se realizaron amplios estudios en la Universidad de Stanford. Entre amas de casa muchas admitieron la necesidad del caf¨¦ matinal, y el 60% declar¨® su aut¨¦ntica dependencia. Cuando los bebedores habituados -m¨¢s de tres tazas diarias- no tomaban su caf¨¦ matinal mostraban una serie de s¨ªntomas que podr¨ªan encajarse dentro de un s¨ªndrome de abstinencia: dolor de cabeza, irritabilidad, ineficacia laboral, cierto nerviosismo e inquietud.
El tema era lo suficientemente atractivo como para que el estudio se realizara en m¨¢s profundidad y, as¨ª se tomaron diversos grupos de hombres y mujeres que habr¨ªan de someterse a la experiencia de ingerir caf¨¦ en distintas concentraciones de cafe¨ªna desde los trescientos miligramos hasta la ausencia total. Los sujetos de la observaci¨®n ten¨ªan que describir su estado de ¨¢nimo antes de consumir caf¨¦ y cada treinta minutos durante las dos horas siguientes de haberlo tornado. Los resultados confirmaron todas las sospechas de la dependencia: los consumidores habituales de cinco tazas diarias, por ejemplo, estaban menos atentos, menos activos, m¨¢s som?olientos e irritables antes de ingerir el caf¨¦, que los abstemios. En los consumidores abstemios la comprobaci¨®n fue inversa. De su anormalidad previa pasaron a ser sujetos de la euforia.
Cafe¨ªna
Lo m¨¢s sorprendente del caf¨¦ es que parece ser -seg¨²n otro tipo de estudios- que no es la cafe¨ªna su ¨²nico componente estimulante. Las sospechas de los farmac¨®logos se dirigen a que la acci¨®n del caf¨¦ no se debe s¨®lo a la cafe¨ªna, sino a la posibilidad de coordinaci¨®n y acci¨®n conjunta de otros productos. Se piensa que en el aroma -uno de los atractivos del caf¨¦- intervienen del orden de cien componentes.De todos modos, es la acci¨®n estimulante de la cafe¨ªna la que ha dado popularidad al caf¨¦. La cafe¨ªna es un alcaloide cristalino, blanco, inodoro, de sabor amargo y que se encuentra, adem¨¢s de en el caf¨¦, en el t¨¦, en el cacao y la cola; forma parte del grupo de las xantinas. Todas tienen acciones parecidas: estimulan el sistema nervioso central, tienen efectos diur¨¦ticos, estimulan el miocardio, relajan el m¨²sculo liso, especialmente el bronquial, aumentan el metabolismo basal; de todas, la m¨¢s potente es la cafe¨ªna, que act¨²a sobre las zonas de la corteza cerebral. Produce un flujo m¨¢s r¨¢pido del pensamiento y disminuye la fatiga. Tambi¨¦n se ha demostrado que el caf¨¦ incrementa la actividad motora. Las secretarias trabajan con mayor celeridad y cometen menos errores bajo la influencia del caf¨¦. Sin embargo -advierte el catedr¨¢tico de farmacolog¨ªa de Yale, profesor Ritchie-, las habilidades motoras adquiridas recientemente que precisen coordinaci¨®n muscular y ritmo preciso no s¨®lo no mejoran, sino que incluso empeoran notablemente. La cafe¨ªna -hablamos de hechos demostrados- afecta el ritmo y la frecuencia card¨ªaca, la presi¨®n arterial, la circulaci¨®n coronarla y la secreci¨®n ¨¢cida del est¨®mago. En altas dosis podr¨ªa llegar incluso a causar la muerte (de setenta a cien tazas). Un s¨®lo gramo de caf¨¦ puede producir insomnio, inquietud, excitaci¨®n y hasta delirio. Porque depende tambi¨¦n de las circunstancias en que se ingiera y de las condiciones subjetivas del individuo.
Los que padecen alg¨²n tipo de ¨²lcera g¨¢strica deben tener en cuenta el aumento de secreci¨®n ¨¢cida que produce el caf¨¦. Y lo que se ha demostrado fehacientemente es que el caf¨¦ sin cafe¨ªna produce, en este sentido, similares reacciones. Lo cual vuelve a incidir en el hecho de que los efectos del caf¨¦ no se deben s¨®lo al alcaloide.
Caf¨¦ e infarto
Esta es la madre de todas las pol¨¦micas y de todas las discrepancias. En un estudio de Boston -1972- se afirma que el riesgo de infarto entre quienes beben una o cinco-seis tazas de caf¨¦ al d¨ªa se incrementa en un 60 %. Seg¨²n la investigaci¨®n esta relaci¨®n es independiente de edad, sexo, hipertensi¨®n, tabaco, etc¨¦tera. Los estudios se llevaron a cabo entre 12.759 pacientes, pero sobre la base de la evidencia recogida no pudo establecerse una relaci¨®n causa-efecto entre caf¨¦-infarto. Tampoco con el t¨¦ pudo llegarse a ninguna conclusi¨®n.En otro estudio que recoge la evoluci¨®n sanitaria desde 1952 se llega a concluir que el h¨¢bito del caf¨¦, tal como se practica en Occidente, no constituye un factor importante en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
Y cuando parec¨ªa que los estudios no aportaban nada nuevo, surge la nueva preocupaci¨®n: las mezclas. Y especialmente el aumento del consumo de bebidas de cola entre ni?os y adolescentes. Los pediatras empiezan a conocer un s¨ªndrome que llaman cafeinismo. Pi¨¦nsese que cada lata o botella de cola contiene, aproximadamente, treinta miligramos de cafe¨ªna. Y si se toma, adem¨¢s, chocolate caliente (contiene cincuenta miligramos por taza) o chocolate en tableta (veinticinco miligramos), la acumulaci¨®n de cafe¨ªna puede provocar esa dependencia cuyo s¨ªndrome de abstinencia se manifiesta con dolores de cabeza, irritabilidad, nerviosismo...
El doctor Alan Brug ha establecido el siguiente esquema de contenido de cafe¨ªna (las cifras corresponden a tazas de 140 mililitros). Caf¨¦: 80-120 miligramos; caf¨¦ instant¨¢neo: 66-100 miligramos; caf¨¦ descafeinado: 1-6 miligramos; t¨¦ en hojas: 30-75 miligramos; t¨¦ en bolsita: 42-100 miligramos; bebidas de cola: 15-30 miligramos.
En ni?os el problema puede necesitar consideraci¨®n seria. Porque mientras les prohibimos el consumo de caf¨¦, les facilitamos el consumo de las colas. Un vaso grande de cola puede tener cuarenta miligramos, es decir, m¨¢s que la cafe¨ªna de una taza de t¨¦, y la mitad aproximada de una taza de caf¨¦. Si toma tres vasos de cola, un ni?o de veintisiete kilos de peso ingiere la misma cantidad de cafe¨ªna que un adulto de 78 kilos que tomara ocho tazas de caf¨¦. Y ah¨ª s¨ª que el caf¨¦ puede representar un problema mayor.
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