La huelga, entre Trabajo y Sindicatos
El pasado viernes EL PA?S public¨® unas declaraciones del ministro de Relaciones Sindicales en las que ¨¦ste se?alaba que ya est¨¢ a punto la nueva regulaci¨®n del derecho de huelga, y que ¨¦sta iba a ser negociada con la Oposici¨®n sindical.Veinticuatro horas m¨¢s tarde, un portavoz del Ministerio de Trabajo, sin negar a la Organizaci¨®n Sindical su competencia para promover proyectos de disposiciones laborales y sindicales, a?ad¨ªa que la regulaci¨®n de la huelga es cosa que corresponde al propio Ministerio de Trabajo sacar adelante, llev¨¢ndola a la mesa del Consejo de Ministros. Escaramuzas como ¨¦sta no son nuevas en las relaciones entre el Ministerio de Trabajo y la Organizaci¨®n Sindical, ya que durante muchos a?os la falta de sindicatos libres entre nosotros determin¨® que los responsables oficiales del aparato de la Organizaci¨®n Sindical asumieran, en alguna medida, el papel de oposici¨®n al Ministerio de Trabajo que es normal en los sindicatos de los pa¨ªses democr¨¢ticos.
Con frecuencia la tensi¨®n entre uno y otro organismo lleg¨® a cotas de aut¨¦ntico enfrentamiento, ya que los ministros de Trabajo del franquismo han tenido tendencia a convalidar sus nombramientos oficiales con el refrendo popular del oficialmente llamado ?mundo del trabajo?, y a competir, por tanto, con la Organizaci¨®n Sindical.
Llev¨¢bamos alg¨²n tiempo sin que se exteriorizaran las diferencias de opini¨®n entre el Ministerio de Trabajo y la Organizaci¨®n Sindical, aunque era previsible que, precisamente por el tema de la nueva ordenaci¨®n sindical, surgieran las discrepancias. El Gobierno Su¨¢rez tiene su alternativa sindical, la que se est¨¢ discutiendo en las Cortes. Se trata de una alternativa elaborada en la Organizaci¨®n Sindical, ajena en su promoci¨®n y elaboraci¨®n al Ministerio de Trabajo. Semejante situaci¨®n, que ser¨ªa an¨®mala en otros pa¨ªses, es normal entre nosotros por algo tan sencillo como que aqu¨ª existen la Organizaci¨®n Sindical y el ministro de Relaciones Sindicales. Pretender olvidarlo es negarse a la evidencia.
Entiendo, sin embargo, que es muy positivo que el Ministerio de Trabajo haya tomado conciencia de su situaci¨®n y de sus responsabilidades, pues es al Ministerio de Trabajo al que, en un futuro democr¨¢tico, corresponder¨¢ relacionarse con los sindicatos hoy ilegales, y promueve normas sobre convenios, huelgas, salarios y otros mil temas en los que los sindicatos obreros y patronales ser¨¢n los interlocutores de la Administraci¨®n.
Entretanto no asuma plenamente el Ministerio de Trabajo el papel que inexorablemente tendr¨¢ que desempe?ar en una sociedad democr¨¢tica, las competencias laborales y sindicales seguir¨¢n confusamente repartidas entre la Organizaci¨®n Sindical y el Ministerio de Trabajo, inclin¨¢ndose la balanza, en cada caso, a favor del ministro con mayor capacidad de iniciativa, o con mayor influencia en el seno del Gobierno. Por todo ello, y porque el pa¨ªs reclama reglas claras en las relaciones laborales y sindicales, escaramuzas como la comentada deben desaparecer, para lo que es necesaria una reorganizaci¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica en coordenadas democr¨¢ticas.
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