El otro Kissinger
Secretario del Ej¨¦rcito con Kennedy y subsecretario de Defensa con Johnson, Cyrus Vance llega a la Secretar¨ªa de Estado con un merecido prestigio como negociador. Su personalidad como diplom¨¢tico de ejecutoria pragm¨¢tica, m¨¢s innovador, difiere radicalmente de la de su predecesor, Kissinger, el hombre de los grandes designios, acaparador de primeros planos. Su esp¨ªritu preciso, su solidez y minuciosidad. Junto con el ascendiente con que parece contar tanto dentro de su partido como en las filas republicanas, parecen haberle gustado desde un principio a Carter. Su fama de trabajador callado, atento a todos los detalles y con informaci¨®n exhaustiva, hacen de ¨¦l el colaborador eficaz. Sus colegas reconocen su tenacidad constante. Sus esfuerzos por restaurar la paz en Chipre y en Vietnam han llevado a algunos a caracterizarle como mediador flexible, mientras para otros su trabajo en el Departamento de Defensa le sit¨²a como uno de los halcones directamente implicados en la Intervenci¨®n americana en Vietnam.Vance parece dispuesto a terminar con la ?era Kissinger? en lo que ten¨ªa de personalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica y en el monopolio de las grandes decisiones espectaculares. De ahora en adelante -en todas las declaraciones del presidente referidas a estos temas ha quedado claro- un colegio directivo en el que las iniciativas audaces o los gestos ins¨®litos parecen, a priori, descartados, se ocupar¨¢ de las cuestones exteriores.
La opini¨®n p¨²blica americana ve en Vance un bur¨®crata eficaz, al que ni los brillosdel poder ni las tentaciones totalitarias podr¨¢n confundir. Y para quien las opiniones del cuerpo diplom¨¢tico -muchas veces ignoradas por Kissinger o sometidas a los ?mejores informes? de la CIA- contar¨¢n considerablemente. Aunque semejante actitud tal vez no se traduzca obligatoriamente en un cambio espectacular.
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