Mel Brooks antes de Mel Brooks
Cuando un autor consigue imponer al p¨²blico su estilo, es l¨®gico que sus primeros productores -no aquellos a los que alude el t¨ªtulo del filme- quieran sacar partido de sus obras primeras m¨¢xime cuando, como en este caso, la ascensi¨®n de Brooks ha sido continua y fulminante.Desde sus primeros t¨ªtulos presentados en Espa?a hasta su ¨²ltimo y m¨¢s reciente, todav¨ªa en nuestras pantallas con larga y feliz vida por delante, el humor de este jud¨ªo, tan diferente al de su antecesor y paisano Chaplin, si no coincide con ¨¦l, si, en cambio, se le asemeja en su guerra declarada hacia todo lo que supuso en su d¨ªa la Alemania de los nazis. Naturalmente, su parodia, pues como tal parodia se presenta la revista cuyo montaje sirve de pretexto a la an¨¦cdota, no resiste la comparaci¨®n con El gran dictador, mas su intenci¨®n es la misma, si bien tratada en t¨¦rminos mucho m¨¢s superficiales. El otro tema al que se refiere la primera mitad de la historia, el de los productores teatrales a la b¨²squeda de ancianas patrocinadoras iniciado ya en los t¨ªtulos de cr¨¦dito, es quiz¨¢s la parte m¨¢s brillante e incluso m¨¢s humana de la historia que, aun apart¨¢ndose, en cierto modo, de un estilo hoy famoso y conocido, sirve de pauta y referencia para entender ese humor agrio y visceral, de Brooks, entre absurdo y disparatado, con sus inevitables gotas de ambig¨¹edad y sexo.
Los productores
Gui¨®n y direcci¨®n: Mel Brooks. Fotograf¨ªa: Joe Ceffey. Int¨¦rpretes: Gene Wilder, Zero Mostel, Dick Shaw, Kennet Mars, Rene Taylor, Christopher Hewtt. Humor. Color. EEUU 1963. Local de estreno: Cid Campeador.
Es ¨¦sta una comedia cl¨¢sica a su manera, cuyo planteamiento y gran parte del enredo suceden entre cuatro paredes y que, sin embargo, unos buenos actores saben sacar adelante en un alarde de ingenio y oficio. El gui¨®n maneja con soltura una serie de situaciones y recursos ya conocidos, pero de sobra v¨¢lidos a la hora de mantener en pie el inter¨¦s del p¨²blico, aunque como en toda obra primeriza y en tantas otras de realizadores veteranos, no falte alg¨²n que otro bache, sobre todo, a medida que el final se acerca.
As¨ª, Los productores, dentro de la carrera de su autor, supone un camino en busca de un nuevo humor, una comedia sat¨ªrica, moderna, realizada entre el humor jud¨ªo y el cl¨¢sico filme de enredo, muy por encima de los empe?os habituales. Y es tambi¨¦n un buen ejemplo para las cinematograf¨ªas modestas de c¨®mo con un grupo de buenos actores se puede hacer un cine entretenido contando con ingenio y vocaci¨®n.
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