Un ex embajador de Francia en el Vaticano asesina a su familia
La crisis de locura criminal de la que fue v¨ªctima, anteanoche, el ex embajador de Francia ante el Vaticano, se?or Gerard Amanrich, de 56 a?os, impresion¨® profundamente a la opini¨®n de este pa¨ªs. Con una pistola, asesin¨® en su domicilio parisiense a su mujer y a sus dos hijos, porque cre¨ª terminada mi carrera diplom¨¢tica y a causa de mis problemas financieros, seg¨²n declar¨® el mismo Amanrich a la polic¨ªa, ante la que se present¨® voluntariamente despu¨¦s del crimen.Su mujer, Chantal, de 52 a?os, fue la primera v¨ªctima, mientras miraba la televisi¨®n. Su marido entr¨® en la habitaci¨®n y le dispar¨® dos tiros en la cabeza. Luego se dirigi¨® a la habitaci¨®n de su hijo Stephane, de diecis¨¦is a?os, a quien hab¨ªa despertado la detonaci¨®n. Sin percatarse a¨²n de la situaci¨®n, el joven ya se hab¨ªa levantado y cuando iba hacia su padre, Amanrich apret¨® de nuevo el gatillo. Stephane, alcanzado en la cabeza, cay¨® muerto en el acto.
Hasta aqu¨ª, la carnicer¨ªa se desarroll¨® en el cuarto piso de la residencia. Sin respiro, el diplom¨¢tico baj¨® a la tercera planta, ocupada por su suegra, donde, tambi¨¦n dorm¨ªa su hija In¨¦s, de dieciocho a?os, a cuyo dormitorio su padre se dirigi¨® directamente. Al parecer, la muchacha intent¨® defenderse antes de que el padre le disparara dos tiros en la cabeza. Seg¨²n confes¨®, Amanrich tambi¨¦n quiso matar a su suegra, pero le faltaron balas y esto, dijo despu¨¦s, le impidi¨® suicidarse. Acto seguido sali¨® de su casa, v¨ªctima a¨²n de su ataque de desesperaci¨®n y en su coche dio varias vueltas por la ciudad y pens¨® en arrojarse al Sena. Pero no tuve valor suficiente, conf¨ªo m¨¢s tarde a la polic¨ªa.
Finalmente, siempre en el coche, se alej¨® de la ciudad, hasta que encontr¨® una gendarmer¨ªa en Houdan, localidad pr¨®xima a Par¨ªs. Pidi¨® al guardia que despertarla a sus jefes y, acto seguido, explic¨® los hechos. Asegur¨® que desde que fue sustituido en su ¨²ltimo puesto, la embajada de Francia en el Vaticano, el a?o pasado, se sent¨ªa cada vez m¨¢s deprimido. Por otra parte, yo y los m¨ªos est¨¢bamos acostumbrados a un tren de vida que en la situaci¨®n actual, sin destino oficial, no pod¨ªamos sostener.
Amanrich era considerado un hombre culto, refinado, inteligente y muy religioso.
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