Segunda jornada
La situaci¨®n del cine en Yugoslavia es muy parecida, en el fondo, a la de Espa?a, con las correcciones adecuadas, ya que un gran n¨²mero de obras cinematogr¨¢ficas importantes quedan tambi¨¦n in¨¦dita entre nosotros por diversas razones, y estos h¨¢biles inventos que aunan turismo y arte, las presentan, al menos una vez.
Cr¨ªa cuervos, de Carlos Saura, ha sido proyectada en un clima de gran acogida, junto a El taxista, de Martin Scorsese, la vencedora de ¨²ltimo Festival de Cannes, a¨²n desconocida en nuestro pa¨ªs.
El programa es, como se ve, de un amplio eclecticismo, y re¨²ne la est¨¦ticas y sistemas de producci¨®n m¨¢s dispares, siempre que existiera previamente una expectativa de los cr¨ªticos o el autor tenga un cierto prestigio anterior. Entre los filmes in¨¦ditos en Espa?a, se pueden mencionar dos obras muy interesantes: Buffalo Bill y los indios, de Robert Altmann, y el Casanova, de Fellini. Una y otra representan, en el fondo, dos grandes fracasos, pero siempre con la salvedad de ofrecer un mundo muy atractivo y personal.
Las equivocaciones de los grandes autores son, a menudo, m¨¢s valiosas que los peque?os aciertos de los directores mediocres.
Buffalo Bill es un personaje m¨ªtico de la historia del oeste americano, aunque el personaje real del coronel William F. Cody fuera bien tangible. Altmann ha explotado la vena sat¨ªrica y desmitificadora de la ¨²ltima parte de su carrera, con desigual fortuna, en un pel¨ªcula excesivamente larga, que tiene el m¨¦rito de proponer la mitolog¨ªa del western desde planteamientos distintos a los habituales El Giacomo, Casanova, de Fellini, es un producto tambi¨¦n muy discutible, cuyo punto de arranque son las memorias del famoso conquistador del siglo XVIII, aunque este pretexto desaparece bien pronto debajo de la conocida imaginer¨ªa felliniana.
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