Ray Leonard, el segundo boxeador, de az¨²car
Seg¨²n los t¨¦cnicos, ?Sugar? Ray Robinson fue un boxeador irrepetible, pero los norteamericanos est¨¢n a punto de imprimir una segunda edici¨®n.Esta vez el hombre es ?Sugar? Ray Leonard.
Inicialmente, puede decirse que un boxeador que se llama Ray, como Robinson, yse apellida como Benny Leonard, otro campe¨®n memorable, lleva dos controles de calidad en el nombre.
Sin embargo, y al margen de evocaciones, el control de cal?dad m¨¢s v¨¢lido que existe en el deporte es una olimpiada. Y ?Sugar? Ray Leonard se proclam¨® campe¨®n ol¨ªmpico en j ulio. Por si fuera poco, fue el favorito de la cr¨ªtica: los expertos le proclamaron el mejor p¨²gil entre todos los que compitieron en los torneos de las distintas categor¨ªas. Nadie boxe¨® mejor que ¨¦l en Montreal.
Los otros datos sobre Leonard son escasos aunque terminantes: s¨®lo cinco derrotas en 145 combat,es. Cumple, adem¨¢s, la condici¨®n de la negritudl- que parece com¨²n a ?os boxeadores m¨¢s grandes. El sucesor de ?Sugar? Robinson ten¨ªa que ser un negrito el¨¢stico, vivaz y sonriente. Jam¨¢s podr¨ªa imaginarse que un p¨¢lido muchacho de Arkitrisas heredase aqu¨¦llas fintas en las que hab¨ªa un destello y una vibraci¨®n musical. Sobre el ring, Robinson segu¨ªa el ritmo & un ?blues?. Si los espectadores no o¨ªan los compases era porque Ray llevaba la orquesta dentro.
Leonard est¨¢ en la misma onda que Robinson. Tambi¨¦n entiende el boxeo como manera de defenderse; en su.esquema, el golpe no es una primera raz¨®n, ni un objetivo desesperado: es una ¨²ltima consecuencia. Amaga, se desplaza, provoca el ataque del adversario, y lo evita. Luego, si la situaci¨®n es favorable sin reservas, pega. Pega una, dos, diez veces, y vuelve al principio.
Tiene tambi¨¦n Leonard un peculiar sentido de la est¨¦tica o una extra?a predisposici¨®n a ella: es uno de esos boxeadores que siempre quedan bien en la foto. Aplica a un tiempo la rapidez y la suavidad. Hace el peque?o milagro de disimular la violencia en el estilo.
A Angelo Dundee, el m¨¢s fa,moso entrenador del mundo, se le estaba acabando Cassius Clay. S¨®lo ten¨ªa boxeador para treinta asaltos (otra pelea con Foreman, y quiz¨¢ un nuevo desquite ante Norton). Entonces se le present¨® Ray Leonard; llegaron a un acuerdo y han.hecho equipo. No han podido' coincidir mejor barro y mejor alfarero.
Para acercarse a ? Sugar? Ray Robinson hay que conquistar cinco veces un campeonato mundial.. Pero Leonard es ya, con su minor¨ªa de edad, su sonrisa de ladr¨®n de bicicletas y sus fogonazos al contragolpe, un primer plazo de una leyenda.?Sugar? Ray ha muerto; viva Ray ?Sugar?. 1
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