El Madrid reanud¨® su cuenta de positivos
El Madrid reinaugur¨® en Alicante su cuenta de positivos gracias a un solitario gol de Santillana y a la fortuna que le acompa?¨® en la defensa de su marco. El partido, lento, mon¨®tono y sin calidad, fue aburrid¨ªsimo, y no tuvo otras noticias que el gol y la nueva lesi¨®n de Del Bosque.El H¨¦rcules es un equipo flojito en el ataque, al que le cuesta mucho marcar goles. Se mueve en torno al poder¨ªo de Saccardi, jugador de gran calidad y derroche f¨ªsico en la media, y gracias a su continuo empuje llega con cierta facilidad al ¨¢rea, pero all¨ª se muestra bastante incapaz. Lubecke parece un jugador de condiciones muy limitadas, Charles es un alborotador aparentemente peligroso, pero le falta serenidad para sacar mayor provecho a sus acciones, y a Barrios se le vio muy falto de forma. Como, adem¨¢s, los dos compa?eros de Saccardi en la media, Aracil y Commisso, se limitaban a papeles secundarios y de marcaje, se comprende que el H¨¦rcules creara muy pocas ocasiones,de gol en todo el partido.
Enfrente, el Madrid jugaba bastante mal. Se cerraba atr¨¢s!, empujado por el poderoso juego de Saccardi, y se quitaba los balones de encima como pod¨ªa. Del Bosque amagaba algunos intentos de contraataque que trataban de prolongar Aguilar y Jensen, pero en nadie hab¨ªa la inspiraci¨®n precisa para organizar acci . ones de alguna enti dad. Breitner, adem¨¢s, algo pasivo, era bastante poco apoyo para sus compa?eros.
Con todo ello, el partido discurr¨ªa en medio de un enorme aburrimiento, -que- s¨®lo se-amenizaba con los gritos del p¨²blico ai ¨¢rbitro, c¨®mplice del Madrid con ocasi¨®n de un claro -derribo de Rubi?¨¢n a Lubecke al cuarto de hora de juego. Presionaba m¨¢s el H¨¦rcules, pero su, presi¨®n no se traduc¨ªa apenas en situaciones de peligro, por lo que puede decirse que Miguel Angel , pese a tener casi siempre el bal¨®n cerca del su ¨¢rea, no tuvo un partido inquieto.
El gran mal del encuentro fue, sin duda, la falta de deseo de riesgo que mostraron ambos equipos, su inter¨¦s por el r¨¢pido repliegue cada vez que el contrario se hac¨ªa con el bal¨®n, y la escasez de hombres que sumaban al ataque. Naturalmente, tuvo que ser m¨¢s perjudicado, por fuerza, el H¨¦rcules, porque el de casa es siempre el que est¨¢ m¨¢s obligado a correr y a buscar el gol. Al Madrid aquel ritmo de partido le convgn¨ªa, porque ya se sabe que el visitante las m¨¢s de las veces no buscar apenas otra cosa que dejar pasar los minutos. Iniciado el segundo tiempo, adem¨¢s, tuvo el Madrid algunos minutos m¨¢s afortunados, en los que ofreci¨® una imagen acepta, ble, y fue en esa fase cuando marc¨®, en ocasi¨®n propiciada por.fallos estrepitosos de Quique y Santoro.
Con un gol en contra, el H¨¦rcules ,se decidi¨® a arriesgar algo m¨¢s y subi¨® ya a casi todos sus hombres en, busca del gol; el Madrid, que sufri¨® la baja de Del Bosque, resentido de su lesi¨®n- otra vez y reemplazado por el inevitable Guerini, se embotell¨® ya descaradamente en su ¨¢rea. Llegaron as¨ª veinte minutos finales de balones bombeados, de sustos en el ¨¢rea chica, de lanzamientos libres y de todas esas cosas que suelen ocurrir cuando un equipo se cierra a cal y canto en su ¨¢rea. El H¨¦rcules, torpe y sin suerte, malogr¨® las pocas oportunidades que supo crear su af¨¢n, ya que no sujuego, y el Madrid termin¨®-el partido victorioso. Triunfo sin gloria, pero v¨¢lido y ¨²til. Con ¨¦l reanuda la cuenta de positivos y se emprende la recuperaci¨®n de los puestos perdidos, en -buscade esa.cuarta- plaza-que da derecho a la Copa, de la UEFA, objetivo del Madrid en esta su triste Liga.
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