Miguel Angel Lombard¨ªa
Dif¨ªcil empresa, fundir la experiencia informalista con la ya acad¨¦mica lecci¨®n del cubismo e imbuirla, por si fuera poco, de un car¨¢cter de manifestaci¨®n p¨²blica, de denuncia, de afirmaci¨®n contestataria. Miguel Angel Lombard¨ªa lo ha intentado con denuedo encomiable, y merced a un trabajoso proceso elaborador: la adici¨®n de la tercera dimensi¨®n, ajena, en principio, a las artes de pintar.Siendo el cubismo un problema a plantear rigurosamente en el plano, cualquier intento de convertir la ficci¨®n del volumen en volumen real implica riesgo, que nuestro hombre no s¨®lo acepta a la brava, sino que lo hace a¨²n m¨¢s arriesgado al valerse, no pocas veces, de colores puros sobre la austeridad de un negro sistem¨¢tico.
Miguel Angel Lombard¨ªa
Galer¨ªa AIex. Almagro, 27.
Por los senderos del riesgo anda la creaci¨®n veidadera. Nada, pues, que objetar a Lombard¨ªa por lo que a la envergadura de su aventura ata?e. Ha sido ¨¦l quien ha aceptado la dif¨ªcil (?imposible?) labor, de conciliar corrientes tan dispares como el cubismo y la expresi¨®n informal, y ¨¦l debe dar con la salida.
Nuestra, desconfianza en ese conglomerado que alguien ha dado en llamar escultopintura, (y el t¨¦rmino ha corrido con. ¨¦x¨ªto), nos lleva, de otro lado, a aconsejar a Lombard¨ªa que rehuya la infusi¨®n" del color a las tres dimensiones escult¨®ricas, que se atenga a problemas estrictamente pict¨®ricos y encomiende a la.genuinidad de su propia expresi¨®n, todas sus justas propuestas y contestaciones.
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