?Ser¨¢ vanguardia?"
?Qu¨¦ es lo que se somete a juicio o se conf¨ªa, a pura expectativa, m¨¢s en los titulares que en el concierto efectivo de esta pretenciosia exposici¨®n? ?Qu¨¦ es lo que ser¨¢ o no ser¨¢ vanguardia? ?La propia vanguardia? ?La que ellos, los expositores, quieren o dicen representar? ?Concierne la pregunta al ser o no ser del progreso? ?Pretenden acaso advertir que ya no habr¨¢ m¨¢s vanguardia?Tentado me he sentido a proseguir la cr¨ªtica en forma de una interrogaci¨®n sine d¨ªe, que en atenci¨®n exclusiva al lector tratar¨¦ de acomodar al lenguaje llano. Si los expositores plantean la incertidumbre de lo expuesto en forma de pregunta, ?por qu¨¦ no ajustar al suma y sigue de una pregunta (a la pregunta de una pregunta) la totalidad del comentario? ?Por qu¨¦ no preguntar, en vez de responder, a su artificiosa interrogaci¨®n? .
?Ser¨¢ vanguardia?
Estudio Levi. General Per¨®n, 32
Por los suelos de la galer¨ªa se desparraman los cascos de los h¨¦roes, convertidos en juguetes o en cascos de bomberos. De bomberos va la cosa. Se trata, en efecto de una propuesta colectiva e interpretativa de un pintor pompier (bombero), denominaci¨®n que los impresionistas, dada la profusi¨®n de cascos y armaduras que hab¨ªa en sus cuadros, asignaron a los m¨¢s empalagosos representantes del academicismo decimon¨®nico.
Cr¨ªtica y juego
Ante la obra del pompier, los artistas Cascado, Celis, D'Amico, Niebla e Yraola se han entregado a la libre e ir¨®nica interpretaci¨®n de un rid¨ªculo desnudo y el trance mortal de un caballero que acaba de recibir el dardo del amor (el tradicional flechazo) en el ¨¢mbito, a¨²n m¨¢s rid¨ªculo, de un palacio convencional, ilustrado con escrituras griegas.?Supone este imprevisto retorno a la cr¨ªtica que de los inefables pompiers (denominaci¨®n incluida) hicieron los audaces impresionistas, una forma de criticar el relamido academicismo pompier a que en vano quieren hoy inducimos los pertinaces hiperrealistas? Si tal es el prop¨®sito de los cinco artistas asociados, me creo que su error es may¨²sculo, tanto por lo trasnochado del tema a criticar como por la inadecuaci¨®n del marco y la jactancia misma de quienes voluntariamente ejercen de fiscales.
?Se trata de un simple juego? Lo mejor, en tal caso, del ejercicio que los cinco artistas- probaron ante la cursil¨ªsima escena del decimon¨®nico pompier, sin duda que fue el proceso interpretativo de la dama desnuda, el caballero desfallecido y el tel¨®n de fondo del palacio convencional. Lo que no queda tan en claro es la p¨²blica exposici¨®n de un divertimento cuya gracia transcurri¨®, por fuerza, en el transcurso de las respectivas interpretaciones.
?Una forma ocasional de combatir el taedium v¨ªtae, o un motivo para pintar algo que echarse a los ojos, seg¨²n aguda opini¨®n de Barnett Newman? V¨¢lidas ambas razones para ellos y para cualquiera, me parece del todo inconsecuente hacer de una y otra p¨²blico espect¨¢culo y fomentar la visita de los otros con el subterfugio de una pregunta harto injustificada. ?Ser¨¢ vanguardia? La alternativa, m¨¢s o menos graciosa, que estos cinco confederados nos ofrecen deja sin responder (incluso sin formular) el pretencioso interrogante.
Babelia
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