El Papa expresa su confianza en el futuro espa?ol

(Viene de la p¨¢g. primera)Desde las 10.20 a las 12.05 en que los Soberanos espa?oles y un s¨¦quito de diez autom¨®viles han estado en el Vaticano, la Visita se ha desarrollado en tres fases: 47 minutos de coloquio del Papa con don Juan Carlos hasta las 10.45; veinte minutos m¨¢s en presencia de los respectivos ministros de Exteriores, monse?or Agostino Casaroli, por el Papa, y Marcelino Oreja, por don Juan Carlos; quince minutos, por ¨²ltimo, del Papa con los Soberanos. La reina do?a Sof¨ªa vest¨ªa un vestido largo de raso blanco, privilegio reservado s¨®lo a las reinas de pa¨ªses cat¨®licos como Francia, Portugal y Espa?a.

El Rey vest¨ªa uniforme militar y, antes de entrar en la Ciudad del Vaticano por el arco de las campanas, le rindi¨® honores un piquete de guardia suiza, que luego se los rindi¨® de nuevo en la escalinata de la bas¨ªlica de San Pedro, al terminar la audiencia La visita al secretario de Estado -que es el cardenal Jean Villot- y a la bas¨ªlica de San Pedro son etapas obligadas y anejas a toda audiencia oficial. Tras las breves alocuciones de saludo, tambi¨¦n es costumbre un intercambio de regalos. El Papa regal¨® a la reina do?a Sof¨ªa una medalla de oro con cadena, un rosario de oro y recuerdos menores para sus hijos. Al rey don Juan Carlos I don¨® una cer¨¢mica donde se reproduce El Bautista de Angelo Biancini, un tr¨ªptico de medallas de oro, plata y bronce del Pontificado, un volurmen de arte de la Ciudad de Vaticano y una fotograf¨ªa con dedicatoria. Don Juan Carlos regal¨® al Papa un cuadro de Dal¨ª que representa una especie de medusa o masa blancuzca con un fondo amarillo y unos ¨¢ngeles en coro con el lema Monstruo blando sonando el para¨ªso, v¨ªsceras con ¨¢ngeles. El pintor catal¨¢n entrar¨¢ as¨ª en la pinacoteca vaticana.

En las palabras de saludo que el Pont¨ªfice y el Soberano se intercambiaron es f¨¢cil captar el sentido de la visita. El Rey dijo: ?Vengo a Roma como Rey de Espa?a en momentos de indudable importancia para la historia de mi pa¨ªs, que el pueblo espa?ol est¨¢ viviendo con esperanza y con serenidad ante las dificultades y sobre todo, con la firme decisi¨®n de ser el creador y due?o de su destino. Hablando del pueblo espa?ol, el Soberano dijo que desea vivir en paz, quiere un orden social justo, ama apasionadamente la libertad, ?se siente profundamente arraigado en la familia, se enorgullece de las tradiciones hist¨®ricas y culturales del lugar donde naci¨®, de su regi¨®n y de la gran patr¨ªa espa?ola?. Inevitables han sido las alusiones del Soberano a la tradici¨®n cat¨®lica de Espa?a y a las nuevas relaciones entre Iglesia y Estado ?que consagren la independencia y la autonom¨ªa de uno y otra en el ejercicio de la misi¨®n propia?.

El Papa manifest¨® su ?profunda estima y ben¨¦vola cercan¨ªa a Espa?a, nunca empa?ada por contingencia alguna?. En la panor¨¢mica espa?ola, el Pont¨ªfice ve tensi¨®n y sufrimiento, pero tambi¨¦n esperanzas frente al porvenir. Se asocia en la mente del Pont¨ªfice la imagen de la Espa?a de rico y noble pasado con la de la ?Espa?a joven, abierta, proyectada hacia un multiforme progreso, fiel a sus esencias constitutivas, pero encarnada en horizontes nuevos?, que don Juan Carlos quiere representar.

Aprecio y agradecimiento sinceros le reiter¨® el Pont¨ªfice al Soberano por su personal intervenci¨®n en los recientes y esperanzadores perfeccionamientos llevados a cabo en las relaciones entre Iglesia y Estado.

En ocasi¨®n de esta visita, monse?or Benelli hab¨ªa llevado ayer por la ma?ariaa los Reyes las, condecoraciones pontificias que lucieron durante la audiencia: la cruz de oro.

Pro Ecclesia et Pontifice, para la Reina, y el collar de la Orden Piana, el Rey al lado del Tois¨®n de Oro.

Brindis de Leone

En una cena ofrecida por la noche a los Soberanos y su comitiva, el presidente italiano, Giovanni Leone, pronunci¨® un brindis de viva y fraterna amistad que vincula a los pueblos italiano y espa?ol.

El presidente Leone record¨® tambi¨¦n la tradici¨®n romana y cristiana que hermana a los dos pueblos, la tradici¨®n espa?ola de Carlos III que, como napolitano le es particularmente cara. ?En nuestro porvenir -dijo Leone- vemos claras perspectivas de estrecha y pr¨¢ctica cooperaci¨®n en todos los campos, particularmente en el contexto europeo y mediterr¨¢neo.? Las alusiones a una Europa pol¨ªticamente unida, abierta a todos en el respeto de las tradiciones de cada pa¨ªs, fueron las palabras m¨¢s importantes del brindis de Leone. No falt¨® una alusi¨®n paralela a una pol¨ªtica que asegure a los espa?oles el ejercicio efectivo de todas las libertades.

El tema de Europa hab¨ªa predominado tambi¨¦n en unencuentro, m¨¢s que rueda de prensa, que, el Soberano hab¨ªa celebrado por la tarde con los principales directores de los diarios romanos. Nunca tantas firmas cotizadas del periodismo italiano se hab¨ªan dado cita. Se trat¨® de un encuentro al margen de la visita, fuera de programa, con el compromiso de no ocuparse hoy en sus columnas. Pr¨¢cticamente se trat¨® de una rueda de prensa en la que intervino tambi¨¦n el ministro espa?ol se?or Oreja. Espa?a marcha hacia Europa, pero con calma; sobre todo en la integraci¨®n econ¨®mica.

Se puede decir que, entre cenas, almuerzos y recepciones, los Soberanos han saludado a las personalidades m¨¢s importantes del mundo pol¨ªtico italiano.

A la recepci¨®n del Cuerpo Diplom¨¢tico acudieron los hermanos Giovanni y Umberto Agnelli, presidente y vicepresidente de la FIAT, y el director del Instituto de Reconstrucci¨®n Industrial, Giuseppe Petrilli. En la cena de anoche, en el Quirinal, estaban presentes el ex presidente de la Rep¨²blica Giuseppe Saragat, el presidente del Senado, Amintore Fanfani, y el de la C¨¢mara, el comunista Pietro Ingrao, varios ministros con el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, y personal t¨¦cnico de los ministerios. Por la tarde acudi¨® tambi¨¦n el Soberano a la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa la Mayor, una de las cuatro pontificias, para asumir la dignidad de protocan¨®nigo de la misma, que le corresponde como Rey de Espa?a.

Dialogando mano a mano con los periodistas espa?oles, el Soberano se demostr¨® contento de la visita cordial, amistoso, y lament¨® no haber podido ver Roma, porque hab¨ªa muchos polic¨ªas.