"Derby" emocionante en la Ciudad Pegaso

El derby madrile?o pudo haber resultado uno m¨¢s de tantos partidos en los que el equipo de casa vence c¨®modamente. Culpa de ello fue la falta de ambici¨®n del cuadro local cuando mandaba en el marcador y en el terreno de juego. Si en esos minutos hubiese empujado con m¨¢s convicci¨®n, es posible que el partido no hubiera tenido m¨¢s historia. Pero, contra toda l¨®gica, los locales dejaron respirar al centro del campo del Torrej¨®n, que entr¨® en juego conforme pasaban los minutos.Comenz¨® la segunda parte sin variaci¨®n alguna en los esquemas t¨¢cticos; s¨®lo hubo un cambio, el de Eduardo por Escobar, que result¨® efectivo, pues el rubio delantero dio mordiente al ataque. El encuentro alcanz¨® sus niveles m¨¢s vistosos y sobresa hentes. Ambos cuadros luchaban por conseguir un nuevo tanto, aunque el Pegaso dominaba el centro del campo, quiz¨¢ debido al mayor desgast¨¦ f¨ªsico de sus oponentes que lucharon mucho en la primera mitad. Se lleg¨® as¨ª a unos ¨²ltimos minutos plenos de jugadas de gol en el ¨¢rea de Leal. El barro, adem¨¢s, favorec¨ªa la proliferaci¨®n de jugadas enbarulladas, que llegaron a emocionar a los aficionados. Es de destacar un soberbio cabezazo al poste de Daniel y un posterior tiro suyo que roz¨® el palo. Sin embargo, el Torrej¨®n, en un gran ejemplo de honestidad, no se amilan¨® y trat¨® de aprovechar cualquier oportunidad que se le presentase, y tuvo la ocasi¨®n de imarcar segundos antes del final en un fallo de Toc¨®n, propiciado por el barro. En conclusi¨®n, justo empate por la lucha del Torrej¨®n, aunque las mejores jugadas de gol el mayor acoso correspondieron al Pegaso.