Los publicitarios quieren la cl¨¢usula de conciencia
Que un redactor de una empresa de publicidad se negara a escribir el texto que promet¨ªa la democracia, en la campa?a del refer¨¦ndum y que por est¨¢ raz¨®n haya tenido serios problemas de trabajo, evidencia que la cl¨¢usula de conciencia tiene aplicaci¨®n directa en publicidad. Este incidente, quiz¨¢ sin importancia en otras ¨¦pocas, ha ?levantado? un fallo del Estatuto de la Publicidad, concebido en y para la l¨ªnea anterior. Pero aqu¨ª est¨¢ y m¨¢s que cuesti¨®n de ¨¦tica o deontolog¨ªa, se presenta como problema que precisa soluci¨®n clara y articulada, al estilo de la que se est¨¢ preparando para los periodistas. Y ello porque la empresa de publicidad tambi¨¦n es empresa informativa y tiene la noticia como bien, o producto que ofrecer al lector, aunque ¨¦sta tenga origen diferente. El problema ha surgido, con la primera, confrontaci¨®n abierta de opiniones. Quiere esto decir que, cuando de verdad se tenga que trabajar para partidos pol¨ªticos de diversa ideolog¨ªa, las reclamaciones ser¨¢n m¨¢s amplias y numerosas. Incluso, en otro plano tal como se presentan las cosas puede hablarse de replanteamiento en el quehacer de las empresas publicitarias: una campana para un partido pol¨ªtico, o para un l¨ªder, no es lo mismo que la de un bien de consumo. Esta puede ser m¨¢s o menos adyacente al hombre que debe dar vida a un mensaje comunicador de ese b¨ªen. En el caso de.la idea pol¨ªtica, es muy probable que no pueda afirmarse lo mismo. Cada uno tiene sus propias convicciones y es in¨²til pedir que se las deje a la puerta de la empresa. Van constantemente con nosotros,
Por esta raz¨®n es muy posible que la postura de obligar a un redactor o a un creativo a que escriba algo en contra de sus convicciones ideoll¨®gicas sea motivo de una fuerte disonancia que le impida fertilizar la m¨¢s m¨ªnima idea con que contribuir al trabajo contratado. La negativa del t¨¦cnico a colaborar no tendr¨ªa, en este caso, un significado de rebeli¨®n sino de abstenci¨®n. Esta postura, en ¨²ltimo t¨¦rmino, hasta puede ser justi¨ªicable por los principios ¨¦ticos. La publicidad dice el estatuto ha de ser veraz y aut¨¦ntica, de lo contrario no es publcidad. Al t¨¦cnico puede parecerle que hacer tal o cual campa?a, en base a defender doctrinas pol¨ªticas que son propuestas de antemano por el cliente, no es ¨¦tico, porque no las cree veraces.
Ni el estatuto. ¨²nica norma expl¨ªcita. ni el C¨®digo de Pr¨¢cticas Leales dicen nada sobre el tema actualmente se trabaja en la elaboraci¨®n de un proyecto de un c¨®digo de etica si bien su prop¨®sito es m¨¢s orientador que jur¨ªdico. aunque probablemente ser¨ªa m¨¢s ¨²til y m¨¢s real lograr lo segundo. El citado proyecto, acogi¨ªndose al principio de legalidad, dice quela publicidad ha de respertar la persona en sus componentes de libertad, moralidad, propiossentimientos, ideas y creencias. Parece l¨®gico que ese respeto que se pide para las personas de afuera empiece ejerci¨¦ndose dentro de la propia empresa de publicidad, bien sea un creativo, un redactor o un planificador de medios quien exprese su disentimiento.
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