El pensamiento europeo sobre Espa?a
Si los pueblos felices son los que no tienen historia, los espa?oles no podemos aspirar a la felicidad, pues Espa?a es un pa¨ªs con historia. Historia con may¨²scula no es una sucesi¨®n de eventos, sino un surco permanente, una trayectoria decisiva en el rumbo propio y en el de la humanidad entera. Hemos hecho almoneda de muchas cosas, pero esto es algo que no podemos perder ni nos pueden quitar; una gloria irrenunciable; y tambi¨¦n una servidumbre. Lo mismo que al hacer girar el globo terr¨¢queo aparece en seguida y destaca la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica con la proa del viejo mundo, a quien repasa la historia universal se le aparecen, con presencia ineludible, los hombres y los hechos de la vieja, y tambi¨¦n de la nueva Espa?a. Se los puede interpretar, criticar, tergiversar, pero no ignorar. No son frecuentes las visiones exactas y desapasionadas de nuestro pasado escritas por plumas extranjeras. Para ser justos hay que, agregar que muchas inexactitudes provienen, m¨¢s que de mala voluntad deliberada, de una informaci¨®n deficiente, de la que nos cabe nuestra. parte de culpa. Lo que (debemos hacer es seleccionar, entre la mucha. mala literatura que se hace a prop¨®sito de nuestro pa¨ªs (y de todos los pa¨ªses) aquellos pocos relatos informados, agudos, objetivos, hasta donde pueden serlo observadores cuya formaci¨®n intereses y puntos de vista suelen ser muy distintos de los nuestros.
Luis D¨ªez del Corral
La monarqu¨ªa hisp¨¢nica en el pensamiento pol¨ªtico europeo. Edici¨®n Revista de Occidente.
Luis D¨ªez del Corral es un historiador de las ideas, un g¨¦nero hist¨®rico cuyo cultivo es muy necesario para contrarrestar lo que pudiera haber de excesivo en el bandazo que hemos dado hacia la historia socioecon¨®mica, cuantitativa, en los ¨²ltimos veinte a?os. No se trata de oponer un g¨¦nero de historia a otro, sino de llamar la atenci¨®n hacia el hecho de que a una de sus dimensiones b¨¢sicas se le est¨¢n restando vocaciones; y el vac¨ªo que se est¨¢ produciendo habr¨¢ que colmarlo si queremos llegar a una verdadera historia total, sin dogmatismos ni exclusivismos. D¨ªez del Corral ha escrito muchos libros Y entre ellos uno que ha dado literalmente la vuelta al mundo, pues el Jap¨®n es una de las naciones donde ha causado mayor impacto; me refiero al Rapto de Europa, varias veces editado y traducido.
La monarqu¨ªa hisp¨¢nica en el pensamiento pol¨ªtico europeo, que acaba de publicar la editorial Revista de Occidente, es un libro de distinto g¨¦nero y de no menor empe?o; libro denso, producto de largos a?os de trabajo en el que la erudici¨®n minuciosa se completa y esclarece a la luz de un conocimiento muy profundo del pensamiento pol¨ªtico allende nuestras fronteras en cuanto ese pensamiento s¨¦ aplic¨® al examen del ?caso espa?ol?. El subt¨ªtulo del libro: De Maquiavelo a Humboldt aclara que no se trata de analizar impresiones de viajeros; tampoco se ocupa del ser ¨ªntimo de Espa?a, sino de las reflexiones que en mentes privilegiadas europeas suscit¨® aquella inmensa construcci¨®n pol¨ªtica que fue el imperio hisp¨¢nico.
No es posible dar en breves p¨¢rrafos una idea exacta del Contenido de esta obra, pero vale la pena de intentar una aproximaci¨®n. Dos grandes florentinos, Maquiavelo y Guicciardini son los protagonistas de la primera mitad; a los dos les dol¨ªa Italia,- aquella Italia renacentista, adornada con todo el lujo y el brillo de las artes ' e incapaz de resistir a los b¨¢rbaros m¨¢s vigorosos: espa?oles, alemanes,- franceses. Maquiavelo estaba obsesionado por la figura de don Fernando; le hipnotizaba su ascenso fulgurante, que atribu¨ªa m¨¢s a una suerte extraordinaria y a los errores de sus adversarios que a sus propios aciertos. No conoc¨ªa. Maquiavelo Espa?a, y a los espa?oles s¨®lo como hu¨¦spedes molestos de aquella Italia que amaba. El espect¨¢culo de -los peque?os principados y las miserables intrigas de sus princip¨ªculos no era el m¨¢s adecuado para comprender la formaci¨®n de un estado supranacional; una y otra vez vuelve sobre el concepto personalista de la virt¨² como si tina -gran construcci¨®n pol¨ªtica pudiera ser la obra de un hombre genial o afortunado. El an¨¢lisis que hace D¨ªez del Corral del pensamiento de Maquiavelo en relaci¨®n con Espa?a es complet¨ªsimo; no se limita, como es usual, al pr¨ªncipe; utiliza toda la masa de sus escritos, en los que la referencia a las cosas espa?olas son muy numerosas.
Aunque su fama sea menor, para nosotros el inter¨¦s de Guicciardini es mayor. Residi¨® largo tiemo en Espa?a; patria, pues, de una base de conocimientos m¨¢s amplia. Adem¨¢s, se hab¨ªa operado ya la conjunci¨®n Espa?a-Habsburgos, que hac¨ªa confluir sobre Italia, como una enorme tenaza, las apetencias germ¨¢nicas que bajaban de los Alpes y las catalanoaragonesas, firmemente asentadas en N¨¢poles y las islas. El autor no se limita a comentar las opiniones de estos autores; su an¨¢lisis, aunque parta de unas opiniones sobre el imperio hisp¨¢nico, tiene un valor positivo para el conocimiento de las realidades italianas, y el cap¨ªtulo dieciocho: Etapas y modos de la dominaci¨®n espa?ola en Italia sintetiza, en una elaboraci¨®n personal, puntos de vista sobre tan amplio tema.
Con la figura de Tom¨¢s Campanella saltamos de la etapa de formaci¨®n del imperio a la de su auge; un auge en el que ya apuntaban signos inequ¨ªvocos de decadencia. En la primera visi¨®n campanelliana, el imperio, espa?ol fue lo que para los antiguos el romano: una construcci¨®n que entraba dentro de los planes le la providencia divina. ?Desde la creaci¨®n del mundo) no ha habido imperio tan grande .. Nunca ha habido naci¨®n que a tanto llegara.? Aunque la visi¨®n del fraile m¨ªstico y ut¨®pico sea en machos puntos falsa, tuvo aciertos indiscutibles, como el reconocer el papel del mar en aquel imperio universal. Su distanciamiento final y su francofilia no anularon el sentimiento de religoso respeto que siempre sinti¨® hacia la monarqu¨ªa hispana.
D¨ªez del Corral, especialista de Montesquieu, dedica once cap¨ªtulos al examen de sus escritos sobre Espa?a; el escritor franc¨¦s, bien informado por abundantes lecturas y por largas conversaciones que sostuvo en Italia con destacados especialistas en temas espa?oles, como el cardenal. Alberoni, las Opiniones que vierte en El esp¨ªritu de las leyes y otros escritos, aunque viciadas por ignorancias y prejuicios, no son, de ninguna manera despreciable es. Le obsesionaba en especial el tema de Las riquezas de Espa?a, aquellos tesoros de Indias de las que Espa?a era, m¨¢s que recept¨¢culo, cauce obligado hacia todo el mundo. Este inter¨¦s por la vertiente americana del imperio, que apunta en Campanella y se desarrolla en Montesquieu, llega a su culminaci¨®n en Alejandro de Humboldt.
Am¨¦rica hab¨ªa pasado a ser la parlante esencial del binomio imperial tras las p¨¦rdidas de Utrecht. Poco despu¨¦s del gran viaje de Alejandro emprend¨ªa una singladura aut¨®noma y la Espa?a peninsular quedaba, con o un residuo, abandenada a sus internas disensiones. Recorrer las p¨¢ginas de este libro es como otear en s¨ªntesis tres siglos de historia espa?a y universal.
Babelia
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