M¨ªtico y olvidado Sawa
Esperpento. Agrios tonos que confunden lo bello y lo deforme. Lo heroico y lo bajo, lo sublime y lo desgarrado. El poeta Max Estrella -perd¨®n, Alejandro Sawa- el admirado genio, muere, loco y ciego, en un zaquizam¨ª madrile?o rodeado por la bohemia y la miseria. En aquella madrugada de un d¨ªa de marzo de 1909, Alejandro Sawa pasaba de la vida a la muerte, en un tr¨¢nsito, al mismo tiempo, de la dolorosa realidad cotidiana a las dimensiones de lo legendario. Un flaco joven de largas barbas recog¨ªa en su mente la escena del pobre ata¨²d en el suelo de la habitaci¨®n, con un clavo, asomando su punta por la madera astillada, y amenazando la sien, ya herida, del marfile?o cr¨¢neo. A su lado, otro, barbita a rojirrubia, frente abombada, recog¨ªa la misma estremecedora escena. Valle Incl¨¢n y P¨ªo Baroja constuir¨ªan, a?os adelante, aquel momento. Alejandro Sawa pasaba a ser m¨¢s figura literaria que real. La tradici¨®n de las charlas de tertulia conservar¨ªa la estampa de su cabeza majestuosa a lo Daudet, sus perros, su pipa, su an¨¦cdota del beso que le diera en la frente V¨ªctor Hugo.
Allen Phillips
Alejandro Sawa. Mito y realidad. Ediciones Turner, 1977.
Poco m¨¢s sab¨ªamos de Alejandro Sawa. Su obra, no reeditada y dif¨ªcilmente encontrable cay¨® en un olvido a¨²n mayor en sus tareas de colabvoraci¨®n period¨ªstica, perdidas en las p¨¢ginas de los diarios. Alem Phillips, que ha tomado la figura delsingular escritor commtema de un riguroso ensayo de reconstrucci¨®n, de cuanto puede saberse hoy, del casi fant¨¢stico personaje, ha exhumado importantes colaboraciones en El Liberal, El Pa¨ªs, Heraldo de Madrid, ABC, etc¨¦tera. Colaboraciones bastante m¨¢s nutridas de lo que la leyenda del bohemio hac¨ªa suponer.
Es el primer indicio de que Sawa fue m¨¢s de lo que deja entender su recuerdo. Quiz¨¢ en ello haya influido la imagen, viva en quienes le conocieron, de que su obra escrita no alcanz¨® los linderos de su promesa tal como se desprende de los varios recuerdos acopiadios por Phillips. Sawa, llegado a Madrid, desde su Andaluc¨ªa natal, fue un ardoroso cultivador de un naturalismo que, llegaba hasta sus ¨²ltimos terrenos, comparable en esto al interesante y casi proscrito L¨®pez Bagr¨¦. Su viaje al centro de la poes¨ªa y la bohemia -El Par¨ªs de Verlaine- parece prepararle para ser el introductor de una nueva era. Pero la tarea period¨ªstica y la lucha con las dificultades diarias hundieron en la nada el m¨¢s brillante de los porvenires de su tiempo. De la calidad de su prosa habla lo suficiente el dato epis¨®dico de haber salido con firma de Rub¨¦n, en sus habituales colaboraciones bonaerenses p¨¢ginas salidas de la pluma del bohemio madrile?o.
Allen Phillips ha reconstruido -compIetando tarea similar de Zamora Vicente- la figura literaria y humana del hombre perdido entre el olvido y el mito, el hijo de V¨ªctor Hugo; encarnaci¨®n, si queremos, tanto del Romanticismo como del Modernismo, tras cuidadosa consulta a las colecciones de diarias y revistas, recuerdos y testimonios de contempor¨¢neos, papeles familiarmente conservados. De las p¨¢ginas de su libro surge Sawa erguido y sorprendente como el propio Max Estrella en las madrugadas de un Madrid tortuoso con el escenario de unos Misterios de Madrid, que Valle Incl¨¢n esperpentiza en Luces de bohemia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.