Poes¨ªa en escena
Utilizando la excelente forma de la coopeiativa, un grupo de gentes de teatro ha constituido El Mascar¨®n y,se ha presentado en el inquieto -teatro Alfil con Farsa y drama de una historia, propuesta basada en textos, hilados con levedad. de los poetas mayores de la llamada generaci¨®n del veintisiete.
La experiencia es interesante. Se trata realmente de un espect¨¢culo en el que los elementos sonoros -la voz, el canto, la m¨²sica- y los visuales -la escenograf¨ªa, el movimiento- se organizan con intenci¨®n dramat¨²rgica para servir a la intenci¨®n de los poemas de Agraz. Lorca Machado, Celaya, Bergam¨ªn, Alberti, Otero y L¨®pez Pacheco. Ello es posible gracias a la competencia e inclinaci¨®n por la expresi¨®n corporal de Antonio Malonda, el director, y a la versatilidad de Ruth Guerrero, Juan Jes¨²s Valverde, Vicente Cuesta y Jos¨¦ Herv¨¢s. Pertenecen todos esta generaci¨®n de gentes de teatro que dio la vuelta a la antigua imagen del actor servil para encender su trabajo con grandes chorros de organicidad, en la que entr¨®, l¨®gicamente un serio sentido de la responsabilidad social del teatro. Tarea cumplida aqu¨ª.
Farsa y drama de una historia suscita, por otra parte, el delicado problema de la transposici¨®n de g¨¦neros literarios. Muy deseable pero nada f¨¢cil. Montar dram¨¢ticamente cada Poerna, romper bruscamente la atenci¨®n y abordar otro tema s¨®lo ligado por la unidad ?de generaci¨®n? ya limita, claro est¨¢, la comunicaci¨®n con el p¨²blico. O mejor dicho, desiguala esas posiblidades. Claro que siempre queda, vibrante, la intenci¨®n divulgadora, did¨¢ctica e incluso clarificante. De tal forma que, seguramente en el estado actual de nuestras estructuras sociales, el espect¨¢culo tendr¨¢ varia y diversa fortuna seg¨²n los lugares en que acampe: reserva cierta en los conocedores de los poemas y entusi¨¢smo agradecido en quienes los desconocen. Ya es bastante con romper esa dura l¨ªnea que siempre parece separar a los ?informados? y a los desamparados.
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