Mosc¨² permite a Lyudmila Alexeyevna emigrar a Israel
?Mientras Sajarov y su grupito no pasan de cien personas, nosotros podemos contraponer 250 millones de sovi¨¦ticos que no est¨¢n con ellos.? A primeras horas de la tarde de ayer, lunes, mientras visitaba el diario Pravda, el periodista Boris Dubrowin me dec¨ªa esta frase, quitando as¨ª importancia al tema de los disidentes. Lo cierto es que despu¨¦s de la carta del presidente de Estados Unidos al Premio Nobel Andrei Sajarov, hoy el tema de los disidentes ha vuelto a la actualidad: Lyudmila Alexeyevna decidi¨® abandonar el pa¨ªs, y ha recibido visado para marchar, junto con su marido y su hijo, a Israel. Alexeyevna, de 49 a?os, era uno de los doce miembros iniciales del grupo de vigilancia de los derechos humanos de Helsinki, que fue despedida de la editorial donde trabajaba debido a su actitud de protesta. Finalmente, fijar¨¢ su residencia en Estados Unidos, lugar donde parece que se encontrar¨¢, con otro destacado personaje del mismo grupo, Valent¨ªn Turshin, presidente de la rama sovi¨¦tica de Amnesty International, quien tiene pendiente el visado de salida.
Los ¨²ltimos d¨ªas no ha habido reacciones ?ficiales en la prensa de Mosc¨², amainando el temporal de comentarios sobre las presiones e interferencias de Estados Unidos en los asuntos internos de la URSS. Sin embargo, podemos valorar el estado de ¨¢nimo general por las declaraciones que nos ha hecho sobre el tema Dubrowin, uno de los m¨¢s destacados especialistas en temas internacionales del ¨®rgano del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, es decir, Pravda. Parla este periodista ruso, el mensaje de Carter es intolerable: ?Como presidente no puede intervenir en nuestros asuntos internos. Pero yo tengo en cuenta que es un hombre joven y ya veremos lo que hace m¨¢s adelante. Pienso que va a entender que tiene en su propia casa mucho que hacer. Este problema de los disidentes ha sido levantado para desviar la atenci¨®n de otros asuntos principales como es la distensi¨®n o el desarrollo, y tambi¨¦n como pretexto para apartarnos de las buenas relaciones con otros pa¨ªses.?
Al referirse a determinados disidentes, Dubrowin tiene palabras m¨¢s fuertes: ?Hay otras personas que se denominan pol¨ªticos, pero, sin embargo, han entrado de lleno en nuestro C¨®digo Penal por actuar contra el Gobierno. Tambi¨¦n est¨¢n incursos en delitos de especulaci¨®n de divisas. ? Cita los nombres de Guinzburg, a quien califica de ?mujeriego y especulador?, y Rudenko, detenidos y sometidos a proceso. Mientras tanto, otro del grupo ha sido llamado a declarar por creer que ten¨ªa en su domicilio material antisovi¨¦tico. ?No necesitamos -termina Dubrowin- que nadie vigile los acuerdos de Helsinki. Nosotros consideramos que la declaraci¨®n tiene que ser cumplida en todos sus t¨¦rminos. No es trabajo de un d¨ªa, pero seriamente insistimos y hacemos todo lo posible para que se aplique en la vida real.?
Por otra parte se ha sabido que Alexander Zinoviev, expulsado el a?o pasado del partido, ha sido separado recientemente de la Academia de Ciencias, a petici¨®n delos compa?eros, por haber publicado una novela en Suiza, si bien ut¨®pica en su forma, con un contenido evidentemente antigubernamental.
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