Las ruedas de prensa del se?or ministro
Un centenar de periodistas y, lo que es peor, 35 millones de espa?oles esperaron ayer en balde una explicaci¨®n sobre la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno que, a nuestro modesto entender, merec¨ªan y hasta -en estos tiempos predemocr¨¢ticos- est¨¢n en condiciones de exigir.Eduardo Carriles, ministro de Hacienda, no debi¨® entenderlo as¨ª, dado que se limit¨® a leer una decena de folios, cuya vaguedad queda patente en la informaci¨®n que incluinios en estas mismas p¨¢ginas. Concluida la lectura, el se?or ministro se levant¨® -no sin antes dar las gracias- y abandon¨® el sal¨®n, ante la estupefacci¨®n de los informadores y los aplausos -t¨ªmidos y r¨¢pidamente acallados- de alguno de sus colaboradores.
Esper¨¢bamos, dese¨¢bamos, algo m¨¢s.
Los informadores que acudimos hasta la convocada rueda de prensa (?) esper¨¢bamos ser otra cosa que sustitutivos del franqueo ordinario. Al terminar el acto, todos abrig¨¢bamos la duda de qu¨¦ hab¨ªamos hecho all¨ª.
Un programa econ¨®mico es para el pa¨ªs algo trascendental, sobre todo en esta etapa. Sorprende comprobar que m¨¢s de cincuenta horas de reuniones intensivas, tanto de los miembros de la Comisi¨®n Delegada como del Pleno del Gabinete, s¨®lo hayan brindado la posibilidad de una ambigua e inconcreta declaraci¨®n de principios, que parece un recetario de buenos deseos.
No podr¨¢n, evidentemente, acusarnos en esta ocasi¨®n de no haber acudido al llamamiento gubernamental. Si, como se insiste, es necesario que el pueblo espa?ol tome conciencia de. la importancia de la actual crisis, ?por qu¨¦ no la toman en primer lugar nuestros gobernantes? No se nos ocurre mejor modo de trasladar a la sociedad los problemas que nos afectan y las soluciones que debemos -colectivamente- apoyar, que este canal de comunicaci¨®n que, en esta ocasi¨®n, el ministro de Hacienda nos ha vedado.
Acaso haya llegado la hora de que los informadores exijamos una seriedad hacia nosotros que, en es ta ocasi¨®n, no se ha dado. Convo car a los informadores para actos protocolarios, laudatorios o intras cendentes, es una conducta que deber¨ªa haberse olvidado. Los pe riodistas queremos, por encima de todo, informar, y sentimos con profundo dolor profesional toda negativa a ello; m¨¢xime en este caso, cuando una trascendente informaci¨®n se niega a toda la sociedad espa?ola.
En diversas ocasiones, estas y otras columnas han aplaudido la tendencia aperturista de los miembros del Ejecutivo espa?ol. Es una l¨¢stima qu¨¦, aqu¨ª y ahora, debamos hacernos eco de un triste, lamentable y entendemos que pol¨ªticamente desafortunado paso atr¨¢s.
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