La radio: m¨²sica y comercio
El tiempo no ha pasado por la radiodifusi¨®n espa?ola. Tras cuarenta a?os de bien engrasado funcionamiento, sobreviven con envidiable salud las mismas f¨®rmulas.La radio sigue siendo, en general, una maquinaria alienante que acompa?a la aburrida jornada del ama de casa con el aliciente del regalo seguro o la audici¨®n del ¨²ltimo ¨¦xito del cantante de moda. Sin embargo, tras la experiencia de algunos programas informativos, benevolentemente tolerados por la Administraci¨®n dentro de unos l¨ªmites muy precisos, a pesar de la vigencia de un marco legal que est¨¢ exigiendo a gritos una total renovaci¨®n, la radio aborda aqu¨ª y ahora perspectivas cuya novedad se ensayara en otras latitudes hace varias d¨¦cadas.
Este proceso de transformaci¨®n no parece afectar, por el momento, a programas econ¨®micamente rentables de toda la vida, y en este g¨¦nero de programas van incluidos en primer t¨¦rmino los programas musicales. Las inversiones, semiclandestinas, de las grandes firmas discogr¨¢ficas, que obtienen publicidad para sus productos mediante las ilegales radiaciones pagadas, o con procedimientos m¨¢s perfeccionados, siguen funcionando pese a las sospechas de ciertas minor¨ªas de oyentes que desconfian cuando escuchan al disc-jockey de turno entonar su letan¨ªa de alabanzas a subproductos discogr¨¢ficos fuertemente apoyados por campa?as publicitarias. De la corrupci¨®n individual, del sobre, se ha pasado a unos acuerdos publicitarios a mayor escala con las empresas radiof¨®nicas. Los resultados son los mismos, los disc-jockeys siguen siendo eficaces y fieles portavoces de los intereses de la.industria, orientando a sus j¨®venes oyentes por los caminos que exploran los correspondientes departamentos de marketing de las compa?¨ªas discogr¨¢ficas.El ¨²nico experimento digno de menci¨®n dentro de la radio musical, salvo las escasas excepciones de algunos francotiradores, tuvo lugar en las frecuencias moduladas de algunas emisoras madrile?as. En Radio Popular y Radio Espa?a de Madrid un grupo de j¨®venes neoprofesionales ajenos al tinglado comercial probaron la modalidad de una radio musical m¨¢s libre con una programaci¨®n que, si en un principio se volc¨® sobre formas y estilos extranjeros pr¨¢cticamente in¨¦ditos en la radiodifusi¨®n nacional, m¨¢s tarde acabar¨ªa por dar ca'bida tambi¨¦n a los cantantes malditos nacionales y a realizar una seria labor de informaci¨®n y orientaci¨®n cultural. Tras numerosas vicisitudes, cierres temporales, despidos injustif¨ªcables y cambios de contenido, las emisoras aludidas han cancelado la experiencia y tras conseguir envidiables ¨ªndices de audiencia han comercializado su programaci¨®n.
Finalizada de momento esta etapa habr¨ªa que resenar la inexperiencia de los j¨®venes neoprofesionales de estas emisoras que realizaron su labor al margen de contratos de trabajo y con remuneraciones vergonzosas. El fin ha venido condicionado por un tomarse la radio como hobby, sin plant,eamientos laborales de ning¨²n genero. Tras largos a?os de trabajo diario y pr¨¢cticamente gratuito, los j¨®venes disc-jockeys est¨¢n pagando su amateurismo, la radio sigue igual y las emisoras saben que pueden contar para cubrir sus huecos con entusiastas aficionados, para los que tener un programa radiof¨®nico no es un trabajo, sino una recompensa.
Babelia
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