La neutralidad no garantiza el mantenerse al margen de los conflictos
El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, formul¨® ayer una invitaci¨®n a contemplar los problemas de seguridad de Espa?a en el contexto de una alianza internacional. El ministro hablaba ante una audiencia formada en su casi totalidad por miembros de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el ministro indic¨® que ¨¦sta es una cuesti¨®n en que hay que prestar audiencia a todo el pueblo espa?ol, en ?el gran debate nacional al que en varias ocasiones me he referido?.
Marcelino Oreja hablaba en la celebraci¨®n del treceavo aniversario del Centro de Estudios de la Defensa Nacional. La disertaci¨®n del ministro fue precedida por unas palabras del director del centro, teniente general Asensi Alvarez-Arenas, en que evoc¨® los diversos cursillos y seminarios organizados por las diferentes secciones del Ceseden, que este a?o han revestido un elevado contenido estrat¨¦gico, comprendiendo visitas de estudio de los participantes a Roma, Bruselas, Munich, Bonn y Washington. Presid¨ªa el acto el vicepresidente primero del Gobierno, teniente general Guti¨¦rrez Mellado, y se hallaban presentes los ministros del Ej¨¦rcito y del Aire, tenientes generales Alvarez-Arenas y Franco, y de Trabajo, Alvaro Rengifo.El discurso del ministro de Asuntos Exteriores constituy¨® un esfuerzo de integraci¨®n de las aportaciones del pensamiento estrat¨¦gico a las decisiones de pol¨ªtica exterior. ?Mencionar esta necesidad de integrar equilibradamente la estrategia en la pol¨ªtica exterior equivale a se?alar lo que posiblemente constituye el rasgo m¨¢s definitivo de la pol¨ªtica exterior de nuestro tiempo.? La aportaci¨®n de la estrategia a la pol¨ªtica exterior consiste en la acertada evaluaci¨®n de los riesgos que en cada momento puedan amenazar a la seguridad, dijo el ministro.
Pas¨® a continuaci¨®n el ministro a definir los factores estrat¨¦gicos que inciden en la pol¨ªtica exterior: en primer lugar, ?nuestro propio sistema de defensa nacional, cuya armaz¨®n son las Fuerzas Armadas?. Nuevas nociones estrat¨¦gicas asignan a las Fuerzas Armadas nuevas funciones defensivas, una de las cuales es la disuasi¨®n; otra es servir de veh¨ªculo para mostrar la determinaci¨®n o la influencia del Estado en determinadas circunstancias, ?a manera de agentes en una negociaci¨®n?. ?lgualmente cabe su empleo para, articularlas con fuerzas de otros pa¨ªses, en el marco de una pol¨ªtica com¨²n. ?
?Un segundo factor estrat¨¦gico capital es el territorio? dijo el ministro. Las caracter¨ªsticas del espacio f¨ªsico espa?ol son su extensi¨®n y su ubicaci¨®n.
?Dentro de la escala de magnitudes aplicable al centenar y medio de Estados que hay en el globo, nuestro pa¨ªs queda situado en un puesto preferente.? En cuanto a su ubicaci¨®n, ?la privilegiada situaci¨®n s¨®lo tendr¨¢ valor si va acompa?ada de una correlativa potenciaci¨®n estrat¨¦gica. ? La econom¨ªa y la tecnolog¨ªa, dijo el ministro, son factores estrat¨¦gicos de los que no es posible prescindir. Rechaz¨® el ministro la conveniencia de que Espa?a se empe?e en ?la adquisici¨®n por sistema de las llamadas tecnolog¨ªas de punta?. ?Estimo m¨¢s importante -dijo- el saber utilizar, en nuevas modalidades espec¨ªficamente acomodadas a nuestros problemas, las tecnolog¨ªas que ya poseemos o que pueden ser f¨¢cilmente adquiridas. ? En fin, pidi¨® el ministro la incorporaci¨®n,a la pol¨ªtica exterior de la informaci¨®n estrat¨¦gica, en sus tres fases de adquisici¨®n, evaluaci¨®n y utilizaci¨®n. ?Vivimos un tiempo -dijo- en que, con frecuencia, saber algo y saberlo a tiempo, equivale a ganar la partida. Por sus especiales caracter¨ªsticas, el espacio f¨ªsico espa?ol se presta a un excelente aprovechamiento para fines informativos?
El ministro se detuvo extensamente en el ¨²ltimo de los factores estrat¨¦gicos, las alianzas. ?El ideal de cualquier Estado y el ideal de Espa?a en el plano internacional, ser¨ªa no necesitar nada de nadie.? Pero record¨® el ministro unas recientes palabras suyas: ?Ser independiente para estar solo es una aspiraci¨®n insensata que suele conducir a la esterilidad. El mundo del futuro es cada vez m¨¢s el de los grandes conjuntos, el de los esfuerzos comunitarios, el de las integraciones voluntarias. ?
?Como consecuencia tendremos que acostumbrarnos a que se nos plantee una vez y otra el dilema de mantener determinadas libertades de maniobra, o de aceptar libremente ciertas ataduras y compromisos a cambio de unas ventajas que compensen el sacrificio. Y tendremos qu e acostumbrarnos a ello tanto m¨¢s cuanto que la estrategia de alianzas y de pactos no forma parte de nuestra tradici¨®n desde principios del siglo XIX.? M¨¢s adelante dijo el ministro: ?S¨®lo querr¨ªa apuntar un interrogante: ?Puede y debe Espa?a optar por una cierta soledad aislacionista en un mundo en el que las alianzas son pasto cotidiano de la acci¨®n internacional? La neutralidad no puede ser hoy una inhibici¨®n. La neutralidad hoy no garantiza ninguna permanencia al margen del eventual conflicto. ?
?Razones de todo orden abonan la necesidad -dijo el ministro- de que la estrategia espa?ola de seguridad en Europa sea revisada.? Hay un aspecto de la aportaci¨®n espa?ola especialmente valioso ?Me refiero a la falta de profundi dad y a la falta de espacio europeos; a la fragmentaci¨®n y discontinuidad territoriales; a la vulnerabilidad de sus l¨ªneas log¨ªsticas, a su dependencia de corclones umbilicales trasatl¨¢nticos. ? -Pero cualquiera que sea la opci¨®n m¨¢s recomendable para nuestra postura estrat¨¦gica en la regi¨®n europea, habr¨¢ de incluir ciertos criterios invariables. ?El primero de ellos, el de la potenciaci¨®n d¨¦ las Fuerzas Armadas Espa?olas... El segundo es que no puede haber interferencia entre la estrategia de seguridad de Espa?a en la regi¨®n europea, o en cualquier otra regi¨®n, y la reivindicaci¨®n de Gibraltar... El tercer criterio exige que, siendo cada pa¨ªs un caso peculiar dentro del complicado armaz¨®n de la defensa europea, Espa?a tiene que serlo. ?
En la parte final de su discurso, el ministro llam¨® la atenci¨®n sobre la necesidad de una presencia activa de la pol¨ªtica exterior expa?ola, y de su esfuerzo defensivo, en varias ¨¢reas. ?Es imperativo para nuestros intereses..el que Espa?a asuma la parte de esfuerzo que le corresponde estableciendo una presencia permanente y suficiente en el ¨¢rea occidental mediterr¨¢nea que cae dentro de la esfera de responsabilidad espa?ola. ? En el ¨¢rea del Magreb, el inter¨¦s de Espa?a consiste en ?su estabilidad y fortaleza?.
Se detuvo el ministro extensa- ment¨¦ en el ¨¢rea del Estrecho. ?Impuesto por la geograf¨ªa y por la historia, Espa?a tiene el mandato de cuidar de la seguridad en ese gran nudo estrat¨¦gico que es el es trecho de Gibraltar, puesto que su litoral se extiende muy amplia mente a lo largo de los accesos al Atl¨¢ntico y al Mediterr¨¢neo. Por la fuerza de las cosas, est¨¢ adherido a Espa?a de manera inseparable. No podemos desentendernos de ¨¦l sin desentendernos de nuestra suerte, y mientras m¨¢s importancia t¨¦nga, mayor ser¨¢ nuestra responsabilidad.?
M¨¢s adelante precis¨®: ? Ser¨ªa in¨²til y absurdo para estos fines hablar de posesi¨®n. En las actuales circunstancias y llegado el caso creo que lo que interesa es la capacidad de control. Para ello har¨ªa falta un cierto esfuerzo, una cierta tecnolog¨ªa. Ambas cosas no est¨¢n fuera de nuestro alcance. Si en tiempos pasados nuestra carencia dej¨® esta defensa en terceras ma nos, l¨®gico es pensar que la poten ciaci¨®n de nuestras Fuerzas Arma das y una clara visi¨®n en nuestra pol¨ªtica exterior vuelvan a darnos los medios y la voluntad de cumplir cabalmente este cometido. ?
Otra esfera de inter¨¦s de Espa?a es el Atl¨¢ntico, donde ?se est¨¢ configurando una nueva ¨¢rea estrat¨¦gica?. Esta nueva configuraci¨®n. ?en su totalidad tiene lugar bajo el signo de la globalizaci¨®n y, en consecuencia, asumir¨¢ caracteres a los que se est¨¢ poco acostumbrados. No s¨®lo se trata de la seguridad del tr¨¢fico en zonas que se consideran inmunes, sino tambi¨¦n de la dispersi¨®n de las flotas por superficies vastas y lejanas?.
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