Manuel Falces

?No es la primera vez que una imagen me refresca un sue?o en la memoria, pero s¨ª la primera vez que me lo trae con tanta precisi¨®n. Podr¨ªa ser una forma particular de so?ar, pero creo que tiene mucho que ver con la de todos La bruma y la dulce vaguedad de las im¨¢genes de Falces se imponen pujantes como reflejo de una apetitosa forma de ver...? (Jorge Rueda).Acerc¨¢ndonos a estas fotograf¨ªas desde un campo como el de la pintura, dif¨ªcilmente podremos establecer en qu¨¦ momento hemos cruzado la frontera. Si algo resulta claro es que esas fronteras -si existen- son ya de otro tipo. Y desde luego que ya no se trata de describir los momentos en que la fotograf¨ªa ha servido de apoyatura a un lenguaje purament¨¦ pict¨®rico o viceversa (as¨ª, por ejemplo, en el pop o en los rayogramas de Man Ray).

Aun sin estar familiarizado con la Cocina del lenguaje fotogr¨¢fico, me imagino que el problema es hoy bien distinto. Sobre todo en casos como ¨¦ste en los que el fot¨®grafo no intenta reflejar una realidad exterior ni se relaciona con ella ?documentalmente?. El talante de muchos fot¨®grafos actuales empalma directamente con el esp¨ªritu surealista, con ese intento, como dir¨ªa Eluard de ?liberar la visi¨®n, por unir la imaginaci¨®n y la naturaleza, por considerar real todo lo posible, por mostrarnos que no existe dualismo entre imaginaci¨®n y realidad, que todo lo que el esp¨ªritu del hombre puede concebir y crear proviene de la misma vena, es de la misma vena, es de la misma materia que su carne, que su sangre, que el mundo que le rodea...?.

No hay mirada m¨¢s deseante que la del sue?o. El problema de la pintura surrealista en muchas ocasiones fue el entender, de forma excesivamente simplificadora, que el inconsciente s¨®lo produc¨ªa sue?os. De ah¨ª la acentuaci¨®n -tan cargante en ocasiones- del aspecto on¨ªrico y fant¨¢stico de sus obras. La t¨¦cnica y el lenguaje fotogr¨¢ficos est¨¢n demostrando mucha mayor facilidad para penetrar en este terreno. Sus realizaciones est¨¢n sirviendo para reconciliarnos con la plasmaci¨®n pl¨¢stica de nuestros sue?os.