Sobre el Congreso de Alianza Popular
Perm¨ªtame, se?or director, que me acoja a su comprensi¨®n y proclamada liberalidad, con el ruego de que d¨¦ cabida en su peri¨®dico a estas l¨ªneas que escribo en mi condici¨®n de presidente del Congreso de Alianza Popular, celebrado los pasados d¨ªas 5 y 6 de marzo.En el n¨²mero correspondiente al 9 de marzo publicaba usted un extenso editorial, del que he de respetar, aunque evidentemente no la cornparta, la opini¨®n pol¨ªtica que expresa. Pero debo desmentir afirmaciones de hecho que no responden a la verdad.
Paso, pues, por alto -y all¨¢ ustedes con su responsabilidad y el editorialista con sus secreciones de bilis- los calificativos de ?falaces?, ?distorsionantes?, ?deformadores?, ?chantajistas?, ?sadomasoquistas?, y otras varias lindezas que navegan por el mencionado escrito. Sab¨ªamos de antemano el g¨¦nero de calificativos que pod¨ªamos esperar de EL PAIS. Y ?porqu¨¦ no decirlo?, ello nos honra, no nos ofende en absoluto. Son ustedes muy libres de utilizar su peri¨®dico que se alzaprima -seg¨²n ustedes mismos dicen- por su condici¨®n de liberal para denostar con s¨®lo adjetivos a quien no piensa como a ustedes les gusta. En Alianza Popular somos tan liberales que respetamos su derecho al mal humor, que no nos extra?a y, repito, hasta nos enaltece.
Pero como un peri¨®dico no se hace s¨®lo con adjetivos y la informaci¨®n debe responder a la verdad, s¨ª quiero -y espero que usted comparta mi deseo-, aclarar algunos puntos para sus lectores.
1. Es absolutamente gratuita su afirmaci¨®n de que el se?or Silva Mu?oz tenga una ?versi¨®n autor?taria de la ideolog¨ªa dem¨®cratacristiana?. Ninguno de los hechos o escritos del se?or Silva lo prueba. No confunda, se?or director, el particular deseo de usted con la realidad. Que a.usted.le gustase que el se?or Silva fuera un autoritario no le justifica para calificarlo de tal. Sencillamente, porque no lo es, si al mencionado vocablo se le da el significado de opuesto al pluralismo, tal como ustedes hacen.
2. Pero no paran ah¨ª las cosas. ?Qui¨¦n le ha dicho a usted que ?los canales de las aguas democr¨ªstianas? que encauza el se?or Silva -son sus palabras- se encuentran ?secos?? ?Ha contado el n¨²mero de afiliados a ADE? ?Ha sumado sus votos? ?Conoce usted, los seguidores de otras formaciones de signo democristiano? Si es as¨ª, dig¨¢moslo enseguida, y con n¨²meros al canto. Y si no, c¨¢llese por favor. Lo dicho: no confunda de nuevo su deseo con la realidad.
3. Yo, que no he sido franquista, no he o¨ªdo que ninguno de los presidentes de los partidos federados en Alianza Popular se sienta denigrado por el calificativo de ?neofranquista?. Como pienso que n¨ªngun miembro del PSOE, del PSP o del PC debe sentirse molesto por el de ?paleorepublicano?.
4. Habla su editorialista de que ?parec¨ªa como si las obras de infraestructura las hubieran realizado con sus manos los se?ores Silva Mu?oz y Fern¨¢ndez de la Mora, como si el desarrollo econ¨®mico hubiera sido planificado personalmente por el se?or L¨®pez Rod¨® en sus noches de vela?. ?Hombre! Las obras de infraestructura no se hicieron ?con las manos? de los se?ores Silva y Fern¨¢ndez de la Mora. Pero s¨ª con su cabeza, s¨ª con su direcci¨®n y esfuerzo. Y en cuanto al desarrollo espa?ol ?qui¨¦n lo planific¨®? ?Acaso Santiago Carrillo o ETA?
5. Claro, que llevado de sus afanes denigratorios el autor del editorial llega a afirmar que ni siquiera en la Espa?a de Franco hubo paz. ?Juzgue el lector! Quede en cualquier caso tal afirmaci¨®n como muestra de la objetividad de EL PAIS. Se conoce que paz hubo en la Rep¨²blica de 1931 a 1936.
6. En algo hab¨ªa de acertar el editorialista. Y acierta cuando atribuye a Alianza Popular la idea de que concibe ?el partido de Santiago Carrillo como una fuerza amenazante?. Efectivamente, tal es nuestra opini¨®n. Y la del Gobierno que, por sospechar su totalitarismo, ha suspendido su inscripci¨®n hasta que resuelva el Tribunal Supremo. Y, creemos que esa es tambi¨¦n la opini¨®n de muchos espa?oles sin anteojeras, cuando llegan a conocer la esencia del Partido Comunista.
8. Otro acierto: Alianza Popular cree en efecto que ?votar al PSOE conducir¨ªa a medio plazo a resultados muy pr¨®ximos al comunismo?. Y fundamenta su opini¨®n en los propios textos de ese partido. ?Se han le¨ªdo ustedes las conclusiones aprobadas en el ¨²ltimo congreso? Pues hag¨¢nlo y ya nos dir¨¢n -a nosotros y a sus lectores- si afirmar que el PSOE es un partido revolucionario, de clase, y que desde su afirmaci¨®n marxista prete?de la ?transformaci¨®n? de la propiedad privada de los medios de producci¨®n, en propiedad ?social?, no es acercarse a lo que dice el PC en el suyo.
9. Pero sobre todo, se?or director, es manifiestamente inexacto que Alianza Popular obre de manera distinta a ?asegurar en el futuro la estabilizaci¨®n de la Corona?. Mal terreno pol¨¦rnico ha elegido su editorialista. Porque si hay algo claro como la luz es la aceptaci¨®n de la Monarqu¨ªa como forma del Estado espa?ol por parte de Alianza Popular. El intento de presentarnos ante la opini¨®n como desestabilizadores de la Corona, am¨¦n de gratuito, inexacto e injurioso, no puede justificarse en boca de quienes defienden a los m¨¢ximos representantes del comunismo y del socialismo espa?oles que si hoy no hablan en republicano no dejan de reconocer su ?tradicional? vinculaci¨®n con la Rep¨²blica. No; no es en el Congreso de Alianza Popular donde se han enarbolado banderas tricolores ni donde se han dado gritos de ?ma?ana, Espa?a ser¨¢ republicana?. Eso ha sido en otros congresos de otros partidos. Y s¨ªrvase tener por mendaz y falto de la m¨¢s elemental objetividad quien quiera que acuse a Alianza Popular ni siquiera de partidaria de un cierto accidentalismo que la historia nos demuestra a donde nos conduce. Nosotros, Alianza Popular, afirmamos y afirmaremos siempre nuestra adscripci¨®n mon¨¢rquica. Nosotros, y todos los espa?oles de buena voluntad que no quisieran volver a tener que leer en la prensa madrile?a ning¨²n ?delenda est monarchia?.
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