La izquierda y la derecha francesas, a la caza del voto ecologista
ENVIADO ESPECIAL, La caza y captura del ?voto ecol¨®gico? constituye ahora -48 horas antes de que se inicie la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia- el objetivo prioritario de la izquierda y la derecha, si bien la mayor¨ªa gubernamental convertida en minor¨ªa el pasado domingo sigue con sus tientos y diferencias, sobre todo en Par¨ªs tanto Chirac como Ornano coinciden en sus gestos significativos hacia ese 10% logrado por los ?candidatos verdes?. Hasta el presidente Giscard d'Estaing, dando prueba de neutralidad, dijo ayer que era necesario terminar con esos laberintos inconfortables de cemento armado en que se hab¨ªan convertido las ciudades.
El descubrimiento oportuno de la ecolog¨ªa por los pol¨ªticos franceses tiene mucho de comedia de costumbres. Brigitte Bardot, por ejemplo, acaba de realizar una excursi¨®n a Canad¨¢ con el proyecto de evitar la ?matanza de los beb¨¦s focas?. Y aunque BB no logr¨® convencer a las autoridades canadienses de que cesaran en su labor de exterminio, su acci¨®n ha sido acogida con entusiasmo por l¨ªderes pol¨ªticos. Mitterrand y Giscard han hecho declaraciones muy favorables a la actriz y a su periplo como prueba de que tambi¨¦n las focas canadienses pueden ayudar al futuro alcalde de Par¨ªs.La ¨¦poca en que el agr¨®nomo y ecologista Rene Dumont se presentaba como candidato a la presidencia de la Rep¨²blica, ante un pa¨ªs divertido y tolerante con estos gestos originales, parece haber pasado. El ecologismo en Francia rentabiliza la falta de respuestas al deterioro del medio ambiente de los partidos pol¨ªticos a lo largo de muchos a?os. Es ya un t¨®pico que Par¨ªs durante la ?era Pompidou? sufri¨® una de las modernizaciones m¨¢s fatales de su secular historia. La especulaci¨®n inmobiliaria, la falta de controles industriales, la contaminaci¨®n de r¨ªos y mares, el ruido, etc¨¦tera, preocupan l¨®gicamente a todos los franceses, incluso m¨¢s que los problemas pol¨ªticos de envergadura. Pero h¨¢bilmente los partidos han sabido eludir estas cuestiones de la vida cotidiana, sacrific¨¢ndolas a sus proyectos pol¨ªticos de gran alcance. S¨®lo un sector de j¨®venes contestatarios, o de conservadores a ultranza, defendieron contra viento y marea la opci¨®n ecologista, suprapartidaria La fortuna de semejante alternativa ha sido variada, pero m¨¢s gloriosa de lo que casi todos esperaban.
Muchos ven en el ¨¦xito de los ?candidatos verdes? m¨¢s que un resultado, un s¨ªntoma para el futuro: o los partidos se adaptan a las nuevas condiciones cotidianas de los franceses, o los sectores marginales aumentar¨¢n su peso espec¨ªfico y su influencia en la vida pol¨ªtica. Para el ?orden constitucional? (defendido con igual ardor por la izquierda y la derecha) semejante perspectiva resulta peligrosa.
Aunque nadie sabe muy bien hacia donde se encaminar¨¢n los votos ecologistas, la posibilidad de que no desequilibren la actual situaci¨®n va ganando adeptos. Pese a las protestas p¨²blicas de sus. l¨ªderes, los grupos pol¨ªticos mayoritarios no se toman muy en serio a estos j¨®venes descamisados o a estos se?ores melenudos que proponen la vuelta a la naturaleza. En un anuncio inmobiliario pod¨ªa leerse hace d¨ªas lo siguiente: ?para terminar con la circulaci¨®n de autom¨®viles en- las ciudades, no hay que hacer una revoluci¨®n ?. Al lado de estas palabras, unos chinos en bicicleta, rodando por una desierta avenida de Pek¨ªn.
Ni siquiera la hip¨®tesis del ?crecimiento cero? tiene muchos adeptos entre los ecologistas, cuyas proposiciones var¨ªan considerablemente. Pero el ?poujadismo verde? como ha sido calificado por alg¨²n dirigente. de la mayor¨ªa gubernamental, puede dar que hablar en el futuro si no se canaliza y doma adecuadamente. Es decir, a trav¨¦s del voto.
M¨¢s informaci¨®n en ¨²ltima p¨¢g.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.