El mundo de la infancia

El director de Los cuatrocientos golpes vuelve otra vez a ocuparse del que parece ser su tema nuclear: el mundo de la infancia, indefensa ante las agresiones de los adultos. La diferencia entre aquel primer producto y ¨¦ste es, sin embargo, muy grande, y no s¨®lo est¨¢ marcada por el paso del tiempo -d¨ªecinueve a?os-, sino por la distancia que va de un joven cr¨ªtico agresivo y violento, que no encontraba casi nada que salvar en el cine franc¨¦s, y un realizador cl¨¢sico, ya maduro, instalado, con un evidente prestigio profesional que sobrepasa las fronteras de su propio pa¨ªs.Lo que en sus primeras obras pod¨ªa considerarse, con ciertas reservas, como algo en desarrollo, susceptible de evolucionar y ennquecerse, ahora es, sin la menor duda, una concepci¨®n cerrada -respetable, por supuesto, como todos los planteamientos personales- sobre la naturaleza humana. El dinero de bolsillo o La piel dura es una historia vacilante y facilona, que el mismo Truffaut hubiera destrozado veinte a?os atr¨¢s, si se hubiera encontrado en este lado de las butacas, un relato inconexo, contradictorio y falsamente po¨¦tico, sobre el mundo infantil, visto por Truffaut con una ideolog¨ªa individualista y seudorrom¨¢ntica.

Su preocupaci¨®n (obsesiva, insistente, terca) es indudable, como tambi¨¦n su estancamiento vital, falto de capacidad para avanzar, para sustituir una visi¨®n inadecuada, vieja e insuficiente. Para bien o para mal, los ni?os cambian como los adultos y las instituciones, exactamente igual. que los valores, h¨¢bitos y maneras de vivir. Que sus personajes de esta pel¨ªcula sean igual, absolutamente id¨¦nticos a los del primer corto Los golfillos, es algo escalofriante, que demuestra la falta de fuerza po¨¦tica de este creador.

Esta obra que acaba de estrenarse no es s¨®lo limitada en el plano de la ideolog¨ªa, sino tambi¨¦n en el de la expresi¨®n. Dejando aparte la innegable habilidad t¨¦cnica de Truffaut para manejar a los peque?os actores, no deja de ser alarmante la pobreza del gui¨®n, reducido a unos cuantos esquemas dram¨¢ticos que funcionan muy mal y a unos pocos ?gags? metidos a contrapelo.

La piel dura es un error que nos hace temer por la futura carrera de este autor del que no hemos olvidado Jules et Jim y La piel suave. Truffaut debe renovarse urgentemente, si quiere conservar el puesto que ocupa en el cine mundial. Nadie tiene la obligaci¨®n de ser siempre genial, y hasta los grandes maestros pueden equivocarse, a condici¨®n de mantener una dignidad general que este Dinero de bolsillo no alcanza jam¨¢s.