Sobre la Universidad Vasca
En 1930 public¨® Jos¨¦ Ortega y Gasset su famoso ensayo -que antes que ensayo hab¨ªa sido discurso- titulado ?Misi¨®n de la Universidad ?. Planteamiento fundamental para todo el que -a¨²n ahora, despu¨¦s de medio siglo- se proponga reflexionar provechosamente acerca del eterno tema de la reforma universitaria en Espa?a.En este medio siglo, la universidad se ha reformado poco o nada. La sociedad, por el contrario, ha cambiado mucho. Como consecuencia de esto el desajuste entre una y otra resulta ser todav¨ªa m¨¢s patente que hace cincuenta a?os. Nuestra universidad, es decir -para ser m¨¢s precisos-, la universidad napole¨®nica, la ?vaca sagrada?, como la llama el implacable Illich, la ?vieille dame? de Andr¨¦ Mandouze, se halla hoy en crisis, falta quiz¨¢ de sentido popular y social y de concordancia con los nuevos tiempos.
Este ?desfase? entre universidad y sociedad no es, acaso, sino una de tantas contradicciones de nuestra civilizaci¨®n, entre un pasado que se resiste a desaparecer y un futuro que no acaba de abrirse camino. Para una sociedad nueva har¨ªa falta una universidad nueva, lo mismo que har¨ªa falta una Iglesia nueva o un ej¨¦rcito nuevo. Pero la desigual inercia hist¨®rica de los distintos sectores sociales produce inevitablemente esta clase de desajustes a que asistimos.
La tensi¨®n universitaria tiene e n el Pa¨ªs Vasco un car¨¢cter particularmente conflictivo, por causa de las condiciones pol¨ªtico-sociales que en ¨¦l concurren actualmente. Ciertamente, el medio universitario propiamente dicho no tuvo parte alguna en el nacimiento del nacionalismo vasco, por la simple raz¨®n de que tal medio no exist¨ªa en este pa¨ªs. Pero hoy la presencia de los j¨®venes universitarios es un dato nuevo en la vida de Euskadi, dato que, a mi juicio, contribuye tambi¨¦n a explicar el evidente cambio de signo del hecho nacionalista. De aqu¨ª la trascendencia que tiene en el momento presente el tema de la universidad vasca.
Si nos atenemos a las declaraciones de ciertos c¨ªrculos juveniles, la futura universidad vasca no ser¨¢ nada parecido a lo que conocemos hoy. Deber¨¢ ser una ?universidad del pueblo y para el pueblo?, tanto por el car¨¢cter popular de su poblaci¨®n docente y discente como por las materias que se estudien en ella, la lengua o lenguas que se empleen y un nuevo estilo de relaci¨®n maestro-disc¨ªpulo, sin traza alguna de ?mandarinato?.
Nos preguntamos si algunas de estas aspiraciones no ser¨¢n, hoy por hoy, algo m¨¢s que un sue?o primaveral -?el sue?o del 68? -, si no nos convendr¨ªa pensar, al menos por el momento, en soluciones m¨¢s realizables e inmediatas.
Para tomar ?abiadura? -como se dice en vascuence- conviene mirar un poco hacia el pasado. Pi¨¦nsese, por ejemplo, en que -salvando lo que haya que salvar- la creaci¨®n d¨¦ la universidad de Bilbao lleva siete siglos y medio de retraso respecto a las de Salamanca y Valladolid. Portugal tuvo universidad en 1290; Catalu?a, en 1300; Asturias, en 1317; Valencia, en 1412-, Galicia, en 1501; Andaluc¨ªa, en 1509, etc¨¦tera... Vasconia, que bajo su r¨¦gimen foral, disfrutaba de un amplio sistema de autogobierno, pudo haber creado cuando hubiera querido su propia universidad. ?Por qu¨¦ no lo hizo?
He aqu¨ª un peque?o enigma que lanzo a la circulaci¨®n. Podr¨¢n aventurarse muchas hip¨®tesis para explicarlo, pero no faltar¨¢n quienes apelen, tambi¨¦n en este caso, a la famosa ?incultura vasca?.
Yo me resistir¨ªa a aceptar esta explicaci¨®n, por lo menos sin darle antes un giro de 180 grados. Me permito pensar que los vascos m¨¢s genuinos no son incultos, sino que son cultos ?de otra manera?, es decir, de una manera m¨¢s pr¨®xima a la ?cultura de la mano? que a la ?cultura de la cabeza?, y que, precisamente por esta raz¨®n, la universidad escol¨¢stica no pudo nunca interesarles.
?El hombre piensa porque tiene manos?, hab¨ªa dicho el viejo Prot¨¢goras. Pero est¨¢ claro que al viejo Prot¨¢goras nadie le hizo caso a la hora de construir la civilizaci¨®n grecolatina, que es la que en definitiva, se impuso como arquetipo de la cultura.
M¨¢s dispuesto al ?hacer? que al ?especular?, el hombre vasco realiza mejor la figura de un ?homo faber? que la de un ?homo sapiens?. Tal vez por eso, ahora que estamos, seg¨²n se dice, en una ?civilizaci¨®n del trabajo?, resulte tan moderno el viej¨ªsimo hombre vasco.
Todo esto puede relacionarse con el hecho de que la ¨²nica creaci¨®n vasca de cierta enjundia en materia de estudios superiores -el Seminario de Vergara, de vida corta, pero gloriosa, como la de Aquiles- se orientase mucho m¨¢s hacia la investigaci¨®n cient¨ªfica y la creaci¨®n industrial que a la construcci¨®n de silogismos.
La inquietud universitaria no comienza en el Pa¨ªs Vasco hasta el siglo XX, cuando ya la administraci¨®n de este pa¨ªs se encontraba casi por completo en manos del Estado. A fines de 1923, la Sociedad de Estudios Vascos elev¨® una petici¨®n al Directorio Militar para que el Estado espa?ol crease una universidad vasca. El Ministerio rechaz¨® secamente esta propuesta, alegando que ?ya ten¨ªan los naturales de las provincias. vascas y Navarra? centros universitarios pr¨®ximos ?con gran facilidad de comunicaci¨®n?, a los que pod¨ªan acudir. As¨ª, Euskadi se qued¨® una vez m¨¢s sin universidad; pero en este caso no parece que nadie pueda echarle la culpa del fallo,
Puede decirse que hasta 1955 no empieza la creaci¨®n de centros universitarios oficiales en el Pa¨ªs 'Vasco (no contamos, claro est¨¢, la Escuela de Ingenieros de Bilbao, que en 1897 se fund¨® a expensas de las corporaciones locales vizca¨ªnas y que no ten¨ªa entonces car¨¢cter universitario).
Ahora bien, dicha creaci¨®n se realiz¨® ?sin plan ni concierto?, es decir, respondiendo m¨¢s a presiones locales de quienes estaban en condici¨®n de ejercerlas y a influencias de tipo religioso-pol¨ªtico que a una concepci¨®n ordenada de lo que la universidad deb¨ªa ser en Vascon¨ªa.
Cinco universidades ? operan en este pa¨ªs, en el que, sin embargo, puede decirse que no existe una verdadera universidad: la universidad a distancia, con sede en Madrid; dos universidades de la Iglesia (Pamplona y Peusto), que, parad¨®jicamente, son las ¨²nicas libres reconocidas en Espa?a; una universidad sin distrito, la de Bilbao, especie de cabeza sin cuerpo, y, finalmente, dos distritos universitarios que ejercen aqu¨ª su jurisdicci¨®n, cuerpos sin cabeza, es decir, con cabeceras lejanas y extra?a! por completo a nuestras preocupaciones culturales. En suma, un verdadero ?circo universitario?, dicho sea con todos los respetos.
Pues bien: debemos decir que este ?circo? es completamente
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