El anarquismo libertario reaparece en Espa?a
Unas veinticinco mil personas llenaron, el pasado domingo, las gradas y la arena de la plaza de toros de San Sebasti¨¢n de Reyes, en las cercan¨ªas de Madrid, con motivo del primer mitin de masas que la Confederaci¨®n Nacional del Trabajo (CNT) celebraba en Espa?a desde el t¨¦rmino de la guerra civil. El ambiente de fiesta y la presencia de un p¨²blico mayoritariamente juvenil, as¨ª como un continuo tremolar de banderas rojas y negras -y el rechazo de las que presentaron algunos partidos, entre ellos el FRAPP- fueron las principales caracter¨ªsticas de un acto en que, como dijeron los organizadores, se trataba de demostrar la vitalidad de la CNT.
El mitin comenz¨® con una hora de retraso sobre el horario previsto, para dar tiempo a que pudieran llegar los centenares de coches y autobuses que transportaron a una gran multitud durante varias horas, yendo y viniendo continuamente a Madrid para traer m¨¢s personas. La gente entretuvo la espera coreando diversos gritos, entre ellos Espa?a, ma?ana, ser¨¢ libertaria, por contraposici¨®n a las consignas republicanas de algunos de los asistentes. Uni¨®n, acci¨®n, autogesti¨®n, y gritos contra Pinochet y Videla, se repitieron con frecuencia.En este ambiente se produjeron las intervenciones de los primeros oradores. Abri¨® el turno Juan G¨®mez Casas, del comit¨¦ nacional deja CNT, quien levant¨® el entusiasmo de las masas al asegurar que el pr¨®ximo mitin ser¨¢ en el centro de Madrid. ?Somos la ¨²nica organizaci¨®n que garantiza la autonom¨ªa de los trabajadores?, dijo, y agreg¨®: ?En la CNT no hay despachos: aqu¨ª todos tenemos el mismo despacho?, lo que provoc¨® una gran ovaci¨®n. De ah¨ª que el saludo dirigido a la asamblea por el representante de la Asociaci¨®n Internacional del Trabajo (AIT), en nombre del secretario general de la misma, provocara manifestaciones de descontento.
Luis Andr¨¦s Edo, del comit¨¦ de Catalu?a, destac¨® especialmente la solidaridad con los presos -la multitud gritaba Presos a la calle, comunes, tambi¨¦n-, y cit¨® algunas de las luchas obreras m¨¢s recientes, como las de Roca Radiadores, Tarabusi e Induyco. Asimismo se refiri¨® a la necesidad de tener una prensa obrera, y exigi¨® la devoluci¨®n inmediata a la CNT del peri¨®dico Solidaridad Obrera, confiscado durante la guerra civil. Finaliz¨® pidiendo la libertad para Pons Llovet, encarcelado por su participaci¨®n en el mismo suceso por el que fue ejecutado Puig Antich, y cuya madre se encontraba presente en la plaza.
Enterrar el sindicalismo vertical
El acto prosigui¨® con la intervenci¨®n del representante de Madrid, Leandro Quevedo, quien pidi¨® perd¨®n por si se produc¨ªa alguna salida de tono ?pero es que vosotros sab¨¦is lo, que es pasar cuarenta a?os esperando este momento?.
Atac¨® despu¨¦s ?al cad¨¢ver del sindicalismo verticalista, que ha sido la representaci¨®n genuina del capitalismo explotador? -la gente gritaba Enlaces, dimisi¨®n-, y despu¨¦s dirigi¨® sus ataques contra los partidos pol¨ªticos, porque ?dan la sensaci¨®n de que se olvidan de la clase trabajadora con tal de conseguir votos y prebendas?. El p¨²blico prorrumpi¨® en gritos ensordecedores de El pueblo, unido, funciona sin partido. Finaliz¨® diciendo: ?La gente es antidictatorial, no importa qu¨¦ tipo de dictadura nos ofrezcan. Somos amigos de la libertad integral del hombre.?
Seguidamente pas¨® a la tribuna Fernando Carballo, uno de los presos pol¨ªticos que m¨¢s tiempo ha permanecido en la c¨¢rcel -veintis¨¦is a?os- recientemente amnistiado. Carballo dirigi¨® unas palabras a ?esta placita llena de furia libertaria? y habl¨® de acentuar la organizaci¨®n sindicalista para destruir al capitalismo y al fascismo internacional.
La intervenci¨®n siguiente, del representante del Pa¨ªs Valenciano, Juan Ferrer, tuvo un tono completamente distinto: mostr¨® especial preocupaci¨®n por las repercusiones de las nuevas normas laborales -?que establecen el despido libre, gota a gota?-; por la regulaci¨®n de la huelga -?dicen que no puede hacerse por solidaridad, ni por motivos pol¨ªticos, ni para cambiar las condiciones de trabajo, entonces ?para qu¨¦ queremos la huelga??-, y por el pacto de Coordinaci¨®n Democr¨¢tica con el Gobierno, ?que nos ha entregado, gota a gota, a la burgues¨ªa?. La alusi¨®n al Bolet¨ªn Oficial del Estado, origin¨® entre los asistentes gritos de: ?Que se queme, que se queme?, lo que, entre v¨ªtores a la anarqu¨ªa y aplausos, hizo el cenetista valenciano.
Finalmente, hablaron los representantes de Asturias y Andaluc¨ªa, y cerr¨® el acto G¨®mez Casas, una de cuyas frases -?vamos a hacer un acto final de orden libertario?- provoc¨® muestras de descontento. Todo el mundo core¨® el himno de la CNT A las barricadas, y la sardana de los monjes, bailada, junto con otros himnos, como fin de fiesta. No hubo fuerza p¨²blica, y no se produjo el menor incidente.
En conjunto, este primer mitin de la CNT ha permitido comprobar la existencia de un estado de opini¨®n favorable a la idea del anarquismo libertario y al anarco-sindicalismo, probablemente mayor de lo que se cre¨ªa, y cuya composici¨®n social parece mayoritariamente juvenil y con presencia trabajadora no predominante. Al menos en apariencia, es un movimiento en torno a ideas generales, quiz¨¢ todav¨ªa sin la suficiente sedimentaci¨®n; se nota la falta de la generaci¨®n intermedia, quemada en las c¨¢rceles como consecuencia de la lucha pasada. La CNT actual parece componerse de un gran sector juvenil, de heterog¨¦nea procedencia, y los restos de la generaci¨®n que hizo la guerra.
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