"Uruguay no sobrevivir¨¢ con tal cantidad de presos pol¨ªticos"
Wilson Ferreira Aldunate fue el candidato a la presidencia de Uruguay que m¨¢s votos obtuvo, 440.000, en las elecciones de 1971, al frente del partido Blanco. Sin embargo, una curiosa ley electoral que conced¨ªa el triunfo al candidato m¨¢s votado dentro del lema m¨¢s votado (los lemas eran alianzas electorales que acumulaban votos de signos diferentes y hasta antag¨®nicos) otorg¨® el poder a Juan Mar¨ªa Bordaberry, con 60.000 votos menos que Ferreira. Los militares depusieron a Bordaberry en junio de 1976 e hicieron presidente a Aparicio M¨¦ndez.Tras el asesinato en, Argentina de dos ex parlamentarios uruguayos, Zelmar Michelini y H¨¦ctor Guti¨¦rrez Ruiz, en mayo de 1976, Ferreira Aldunate se exili¨® en Europa. En Londres convers¨® con , en exclusiva para EL PAIS, sobre algunos aspectos de la situaci¨®n uruguaya.
EL PAIS. Su partido, una de las grandes formaciones pol¨ªticas de Uruguay, se ha negado a colaborar con la dictadura c¨ªvico-militar, salvo excepciones personales. ?Considera inevitable su retorno?Ferreira Aldunate. Me dice muy bien, que el retorno es inevitable; lo ¨²nico que nosotros tenemos que hacer es acelerar el ritmo del retorano. Creo que, evidentemente, el actual r¨¦gimen que Uruguay padece no tiene pol¨ªtica ni ideolog¨ªa, no tiene una firme orientaci¨®n. Quiz¨¢, su ¨²nica unidad radique en la represi¨®n misma, de modo que repito, que esta situaci¨®n no tiene ninguna posibilidad de perdurar. El problema est¨¢ en que el da?o que est¨¢n infligiendo al pa¨ªs es tan grave, que est¨¢n comprometiendo las posibilidades mismas del pa¨ªs como pa¨ªs, y por tanto, tenemos el deber de acelerar el proceso de ca¨ªda de la dictadura. S¨¦ tambi¨¦n que los uruguayos tienen el leg¨ªtimo derecho de utilizar contra un r¨¦gimen como el que padece su pa¨ªs, absolutamente todas las armas, en la medida en que todos los derechos hoy les est¨¢n negados.
EL PAIS. ?Cu¨¢les ser¨ªan las primeras medidas pol¨ªticas que tendr¨ªa que adoptar un Gobierno surgido de unas elecciones libres?
F. A. La mayor parte de las medidas que voy a enumerar, quiz¨¢ no tengan que, esperar a la realizaci¨®n de elecciones libres. Yo me atrever¨ªa a decir que aun en una etapa anterior, en el momento mismo de la ca¨ªda de la dictadura, habr¨¢ que hacer algunas cosas indispensables. En primer lugar, y fundamentalmente, habr¨¢ que restituir la plenitud de todos sus derechos a todos los uruguayos, cualquiera que sea su orientaci¨®n ideol¨®gica. Uruguay no es Uruguay, si en el pa¨ªs hay gente proscrita por su manera de pensar. En segundo lugar, hay que restituir a Uruguay una normalidad institucional m¨ªnima. Uruguay no puede sobrevivir con la dosis de, presos pol¨ªticos que tiene hoy.
Un pa¨ªs inviable
El PAIS. ?C¨®mo plantear¨ªa la reconstrucci¨®n econ¨®mica de Uruguay?F. A. Uruguay est¨¢ en v¨ªas de transformarse en un pa¨ªs no viable. Est¨¢ corriendo riesgos su propia sobrevivencia como naci¨®n, porque se est¨¢ comprometiendo a¨²n su posibilidad de sobrevivir en t¨¦rminos econ¨®micos. Uruguay debe hoy el doble de lo que deb¨ªa cuando el se?or Bordaberry lleg¨® al poder. La dictadura le ha costado a. Uruguay m¨¢s cara que toda la historia de la Independencia. Habr¨¢ que hacer un enorme esfuerzo de sacrificio. Uruguay sale adelante, pero sale adelante solamente con gente en la calle fervorosamente motivada. No ser¨ªa la primera vez que esto ocurre en la historia. Por lo menos en tres oportunidades, Uruguay vio enfrentado el riesgo de su desaparici¨®n f¨ªsica como pa¨ªs. Y lo super¨® con esfuerzo, sacrificio, coraje, fervor y entusiasmo.
EL PAIS. Hay indicios de que la Administraci¨®n del presidente Carter tendr¨¢ en cuenta el respeto a los derechos humanos por parte de los Gobiernos latinoamericanos. ?Cree usted que eso conducir¨¢ a un cambio efectivo en el Cono Sur?
F. A. No creo que la tortura cese, mientras no cese la tiran¨ªa. El r¨¦gimen uruguayo, mientras sobreviva, seguir¨¢ torturando porque no puede hacer otra cosa. Lo hace porque no puede con la poblaci¨®n, porque Uruguay resiste espiritualmente y no hay m¨¢s remedio que ir acrecentando la dosis de violencia que se aplica. Creo tambi¨¦n, evidentemente, que la tiran¨ªa se vuelve mucho m¨¢s d¨¦bil en la medida en que cese el masivo apoyo externo que hasta ahora ha venido obteniendo y permite albergar alg¨²n optimismo, alguna esperanza el hecho de que la nueva Administraci¨®n americana, a trav¨¦s del nuevo secretario de Estado y el propio presidente Carter han hecho manifestaciones muy enf¨¢ticas en cuanto a que su pol¨ªtica exterior en lo referente a Latinoam¨¦rica, pondr¨¢ especial ¨¦nfasis en lo que se relaciona con los derechos humanos.
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