Contin¨²a la pol¨¦mica en torno a Costa de Madrid
La pol¨¦mica entre las partes p¨²blica y privada de la empresa Costa de Madrid, promotora de la comercializaci¨®n de los terrenos cercanos al pantano de San Juan, en San Mart¨ªn de Valdeiglesias, ha llegado a un punto en que se ha hecho necesaria la intervenci¨®n del Gobierno Civil, quien la semana anterior mantuvo dos reuniones de trabajo con los concejales-consejeros de la empresa, y el alcalde-presidente de la misma.
La primera de ellas, celebrada en sesi¨®n, abierta, consisti¨® en una serie de ambig¨¹edades y de acusaciones veladas a la parte privada, al tiempo que uno de los concejales, Antonio de Francisco, insist¨ªa en la parte de responsabilidad que corresponder¨ªa al mismo alcalde. Ante la falta de datos concretos, el se?or Ros¨®n decidi¨® convocar otra reuni¨®n similar unos d¨ªas m¨¢s tarde, a la que asistir¨ªan tambi¨¦n los servicios t¨¦cnicos de la Administraci¨®n local.En la primera de las reuniones, se presentaron los problemas que caracterizan, seg¨²n expusieron, la marcha de la empresa. Parece que las escrituras municipales no coinciden con las que luego se registraron ante notario. Se dijo que la parte privada hab¨ªa cambiado los estatutos de la sociedad, sin conocimiento de la parte p¨²blica, de forma que se atribu¨ªan una serie de competencias en la gesti¨®n empresarial.Los balances llevan sin ser aprobados desde el a?o 1973, por disconformidad de la parte p¨²blica. Tres de los concejales que al mismo tiempo, en raz¨®n de su cargo, son consejeros de la sociedad, dimitieron de este puesto hace siete meses.
Sociedad mixta
Costa de Madrid es una empresa mixta, creada en 1967. El Ayuntamiento tiene el 51% de las acciones y el resto pertenece apersonas privadas. La aportaci¨®n municipal es tambi¨¦n objeto de discusi¨®n, y consisti¨® en terrenos situados en las m¨¢rgenes del pantano. Casi 474 hect¨¢reas se han ido vendiendo a empresas inmobiliarias, que han construido y vendido a su vez apartamentos o chalets. Hasta ahora, y seg¨²n las cuentas de la sociedad, los beneficios en estos a?os ascienden a poco m¨¢s de cuarenta millones de pesetas, de los que veinte se han entregado al Ayuntamiento.La pol¨¦mica surge ahora, porque una parte de los concejales creen que la aportaci¨®n municipal se reduce a las 474 hect¨¢reas citadas. La parte privada se apoya en una cl¨¢usula de la escritura, donde se dice que el Ayuntamiento de San Mart¨ªn de Valdeiglesias se compromete a aportar a la empresa, mediante el previo cumplimiento de los tr¨¢mites requisitos legales, y en la forma que se considere oportuna, el resto de los terrenos de su propiedad as¨ª como aqu¨¦llos que fueron del mismo, y en tr¨¢mite de reversi¨®n de una superficie total aproximada de 1.500 hect¨¢reas, que deber¨¢n ser valoradas por el precio urban¨ªstico que en su d¨ªa corresponda. En total, unas 2.000 hect¨¢reas.
Negligencia municipal
Por su parte, Enrique de Sarasola, actual gerente de la empresa, y representante de la parte privada, opina que la actitud municipal de mantener paralizada la sociedad y haber solicitado la intervenci¨®n del Gobierno Civil, es una forma de intentar salirse del tema y no reconocer su propia negligencia en la gesti¨®n de la sociedad. Aunque con la advertencia previa de que no puede facilitar datos internos de la empresa, insiste en que el presidente del consejo de administraci¨®n es el alcalde, y que cuatro concejales son consejeros, por lo que es imposible que no est¨¦n enterados de la convocatoria de juntas generales, que son convocadas justamente por el presidente del consejo.A su vez, los mismos concejales que dimitieron estuvieron de acuerdo con la marcha de la empresa, y as¨ª consta en documentos firmados por ellos.
Seg¨²n consta en varios escrito, incluso en un requerimiento notarial, la parte privada ha pedido al Ayuntamiento que nombrara censores de cuentas que analizaran los balances y cifras econ¨®micas.
A nivel personal, Enrique de Sarasola quiere hacer constar que ¨¦l no particip¨® en la constituci¨®n de la sociedad, por ser su incorporaci¨®n posterior, y que no entra en el hipot¨¦tico cambio de las escrituras aunque estima que no hay tal . La sociedad tuvo p¨¦rdidas los primeros a?os, y s¨®lo a partir de 1974 se registr¨® un saldo favorable de m¨¢s de cuarenta millones, que se repartieron.
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